Por Agustín Díaz Kozak y Tobías Berger
Ángel Cappa tiene una voz que consigue resonar desde la escena del fútbol hacia otros campos. Entrenador de largo recorrido, residente en España hace muchas décadas, expone una pasión tan nítida por el fútbol como por reflexionar sobre la realidad en la que el fútbol ocurre. Atento al papel poderoso de la industria de la comunicación, desde Madrid analiza los lazos entre periodismo, medios, fútbol y Mundial en una conversación con El Equipo.
-¿Vas a trabajar en el Mundial?
-No sé si la palabra es trabajar, pero lo voy a ver y a comentar algunos partidos en el canal de YouTube de mi hija, María. Se llama Hablemos.
-¿Qué cambios viste en el periodismo deportivo y no deportivo a través de los mundiales?
-No se puede generalizar. Cuando uno hace eso, comete injusticias porque mete a todos en la misma bolsa. Hoy, salvo excepciones, el periodismo ha entrado en el negocio. Siempre lo que destaca en los mundiales es lo que puede generar polémicas, discusiones. Supongamos que hay un penal dudoso, se enfocan en eso y llaman a la gente, hacen encuestas. De fútbol es de lo que menos se habla. Lo que ha cambiado en el periodismo, por lo menos en el que conozco yo, es que del juego se habla cada vez menos, se analiza menos para centrarse en lo anecdótico.
-¿Por qué?
-Es que las empresas periodísticas han cambiado también. Hasta fondos buitres son los propietarios de las empresas, los bancos también y otro tipo de empresas ajenas al periodismo. Por lo tanto, lo único que les interesa a esas empresas es la ganancia y el beneficio. Antes, por ejemplo, El Gráfico tenía a los mejores periodistas y salían en la tapa jugadores de Platense, u otros jugadores que no eran de Boca y River. Luego, echaron a Panzeri, echaron a muchos periodistas de un grupo que desapareció de los medios masivos de comunicación y la revista fue dejando de ser lo que era.
-¿Creés que hay un vínculo entre el periodismo deportivo y el nacionalismo cuando se habla de mundiales y selecciones?
-Por supuesto que sí, porque eso lleva gente. Es muy fácil agitar el nacionalismo y te da rentas rápidamente. Cuando estaba (Leopoldo Fortunato) Galtieri, con los demás militares, inventaron la guerra de Malvinas y la gente que había sido reprimida los días anteriores en Plaza de Mayo, llenó esa plaza mostrándose a favor de la guerra, que era una masacre, apelando al nacionalismo. Y con el fútbol pasa lo mismo, es como si pelearan un país contra otro país y es nada más que un partido, pero nadie le da ese carácter.
-Esa magnificación que se le da a estos partidos, ¿es culpa de los medios?
-Creo que es por varias razones, pero sobre todo por los medios. A todos nosotros nos agitan el nacionalismo desde que estamos en la escuela, cantando el himno, izando la bandera, pero no somos nacionalistas cuando una empresa multinacional nos roba los bienes comunes. Somos nacionalistas en cosas superficiales y tangenciales.
-¿Cómo creés que va a ser el comportamiento de la industria de la comunicación en la cobertura de la Copa del Mundo?
-En primer lugar, lo que han hecho los medios de comunicación de mayor difusión fue ocultar lo que hay detrás de la elección de la sede de este Mundial. Se eligió Qatar por sobornos a miembros de la FIFA y también se ocultan las violaciones a los derechos humanos y laborales, al menosprecio de los homosexuales y de las mujeres porque hay un gran negocio por detrás. Un país sin ninguna tradición futbolística, donde hace un calor agobiante y donde han muerto miles de trabajadores. Todo esto se pone, cuidadosamente, bajo una alfombra. Cuando un jugador lo menciona, no tiene eco, no tiene repercusión en los medios deportivos, sino que en otros lugares y sólo una vez. Hay jugadores como Kroos y Courtois y selecciones como Bélgica, Alemania y Australia que se han pronunciado sobre la violación de los derechos humanos en Qatar y eso ha sido ocultado a gran mayoría de la gente.
-¿La comunicación va a estar limitada para aquellos que cubren el Mundial desde Qatar?
-Naturalmente, las autoridades se van a cuidar como hicieron en la Argentina durante el Mundial 78. Habrá gente que hablará sobre las violaciones a los derechos humanos y la represión a los homosexuales, pero va a ser muy poca. El resto del periodismo que estará ahí lo ocultará, sin duda alguna.
-¿Cómo percibís el tratamiento periodístico hacia una figura como la de Messi?
-A Messi se lo exalta. Lo que pasa es que él es un genio del fútbol, de esos que aparecen cada mucho tiempo. Por eso el periodismo le da ese trato, que no está mal, porque Messi siempre sorprende con alguna genialidad. Es de esos jugadores únicos, irrepetibles, que reinventan el fútbol.
-Con el Mundial tan cerca y las ligas aún disputándose, ¿creés que hay cosas que parte de los medios no dicen sobre el desgaste del cuerpo de los futbolistas?
-No dicen nada que pueda perturbar el negocio. Se está jugando cada tres días, que es una barbaridad. No sólo por este Mundial, sino que desde hace años que viene pasando esto y es insostenible, no únicamente por el desgaste físico, sino que por el desgaste mental. El jugador no puede estar al máximo de atención jugando tan seguido, eso es ocultado. El estrés también genera lesiones.
-Vivimos en la sociedad de la exhibición, ¿cómo gravita eso en el fútbol y, en particular, en los mundiales?
-Antes, la vida privada de la gente que tiene una vida pública era respetada. Ahora, son los mismos jugadores quienes cuelgan en las redes sociales escenas dentro de su familia y eso, a mí, me resulta inconcebible. Hay entrevistas que hacen algunos medios donde les preguntan cuándo les gusta hacer el amor, si es a la mañana, a la tarde o a la noche o qué posición prefieren en la cama. ¿Qué idiotez es esa? Supongo que, a la gente en general, le gusta el morbo y por eso consume ese contenido.
-¿Pasaste por situaciones relativamente parecidas como entrenador?
-Recuerdo una vez, cuando dirigía a Banfield o Huracán, que un programa de televisión propuso poner cámaras en los vestuarios. Hice retirarlas y un periodista me decía: “Cómo me sorprende de usted que no quiera las cámaras”. «El que me sorprende es usted -le dije- porque, en este momento, este vestuario es como si fuera mi casa». El jugador está en la intimidad y por eso no tiene que entrar ninguna cámara.
-¿Cómo se comportan los medios de comunicación en relación con la Selección?
-Lo único que respeta nuestra sociedad es el éxito. Si la Selección gana, va a ser respetada y elogiada. Si pierde, aunque juegue bien, cómo le pasó en la final del mundo y las dos finales de Copa América, se dice cualquier barbaridad. Se decía que era un fracaso y se insultaba a los jugadores argentinos porque no habían ganado el título. Ahora, que ganó uno y está invicta, hablan todos a favor de la Selección, porque en la sociedad capitalista, en la cual vivimos, sólo se respeta el éxito y tiene como único Dios al dinero. Si ganas, te respetan. Si no ganas, no te respetan. El juego y los méritos que hizo un equipo no son tenidos en cuenta para nada.
-Cuando eras pibe, ¿cómo hacías para seguir los mundiales desde tu Bahía Blanca natal?
-Me acuerdo haber visto algunos resúmenes de partidos del mundial de Suecia en 1958 en el cine. En cambio, para el mundial de Chile en el 62 ya tenía más relación y estaba mucho más informado de lo que ocurría.