Centro para la investigación de la historia del fútbol, un equipo que hace historia

Por Santiago Gutiérrez y Bruno López

El fútbol es un juego en equipo: Nadie puede ganar todos los partidos solo. Once jugadores deben reconocer y cumplir su rol para que la victoria sea una realidad. El Centro para la Investigación de la Historia del Fútbol (CIHF) es un gran equipo. Un equipazo que, según su estatuto, “investiga, analiza y divulga información confiable de la historia y estadística del fútbol argentino y mundial”. Al igual que todos los equipos del fútbol argentino, es una asociación civil sin fines de lucro. Se fundó en noviembre de 1989 por su actual presidente Carlos Yametti y Jorge Sepiurca. “Desde muy pibe iba a la biblioteca a buscar datos, diarios, sacaba estadísticas, síntesis- cuenta Yametti-. Hicimos una reunión con Jorge Sepiurca (escribía en la revista Solo Fútbol) le hablé y le gustó el proyecto”. Cuando lo fundaron no tenían sede y las primeras reuniones fueron en las oficinas de la revista que ya está extinta.

Entre 1990 y 1991 el proyecto no se pudo sostener institucionalmente por dificultades económicas, pero los integrantes seguían conectados. Hasta que el 23 de noviembre de 2002 se refundó y continúa hasta hoy. “No nos conocíamos de antes, nos une el amor por el fútbol y la historia”, dice Oscar Barnade, vicepresidente del CIHF y que estuvo presente en la refundación.

Comandante, preceptor, veterinario, ingeniero en sistemas, tachero, arquitecto, periodista, abogado, entre muchos otros, son los perfiles de los que dirigieron y dirigen el CIHF. Actualmente tiene una comisión directiva compuesta por un presidente (Yametti), un vicepresidente (Barnade), la tesorería (Hugo Héctor Pecora y Gustavo Ricardo González), secretarios y vocales. No tienen una sede propia, sino que alquilan dos habitaciones de un complejo antiguo, con las paredes resquebrajadas, llamado Casa de Pehuajó, en México 3558, en el barrio porteño de Boedo.

La puerta de entrada mide tres veces más que una normal. Primero hay una sala, como de restaurante, con cuatro mesas redondas y un televisor. Alguien se había olvidado de retirar una botella de agua y una Coca Cola medio vacía. El primer viernes de cada mes, la comisión directiva del CIHF reserva el lugar para hacer un balance mensual y celebrar “El fútbol también se lee”, uno de sus eventos en el que invitan a un autor a presentar su libro vinculado al fútbol. Barnade tuvo la idea y evoca: “No importa si venía solo una persona, había que sostenerlo”. El viernes 2 de agosto fue la edición número 82: Se presentó al autor Leonel Contreras, con su libro “Fútbol Pasión Porteña”.

En una nota de la revista Solo Fútbol publicada en noviembre de 1989 están presentes sus proyectos a futuro: crear una biblioteca, vender libros y revistas y recibir consultas. Si no entrás a la sala y seguís de largo hay unas escaleras que transportan al tesoro del CIHF, como si fuese una vitrina de títulos para un equipo de fútbol: la biblioteca “Jorge Sepiurca”. Su fundación fue en 2011 y recuerda a uno de los fundadores del CIHF, que falleció. Desde 2006 también existe otra biblioteca llamada “Jorge Sepiurca» en el museo de Platense, ya que el periodista fue un pasional historiador del Calamar. Fue muy linda la fundación. Teníamos mucho material en nuestras casas y pensamos que era el lugar donde podríamos juntar todo eso”, cuenta Yametti. El lugar comprende dos salas que la comisión directiva paga mensualmente a través de la cuota social de 3.000 pesos. Está toda la edición de la revista Sólo Fútbol, muchos archivos de la revista El Gráfico,Olé y suplementos deportivos de Clarín que recogía Barnade, mientras trabajaba (sigue trabajando) en el diario más leído de Argentina. Además, hay ediciones de diarios franceses como France Football, revista que organiza la gala del balón de oro y Onze Mondial que también entregaba una premiación llamada Onze de oro. Los argentinos Mario Alberto Kempes, Diego Maradona y Lionel Messi ganaron este premio. Algunos de estos archivos los recibieron como donaciones. Se los puede contactar en sus redes para entregarles cualquier tipo de archivo de fútbol argentino o mundial.

«La palabra que define al centro es el cooperativismo”, resume Carlos Yameti sobre los claros valores del CIHF. Los socios tienen los beneficios de escribir en su sitio web y entrar a un grupo de Whatsapp y correo electrónico donde cada integrante puede consultar información de varios hechos históricos dentro del fútbol. Para meter un gol, casi siempre, necesitás de una asistencia, sin embargo Oscar Barnade resalta que el CIHF “no funciona como un servicio informativo” y reflexiona: “No es qué puede hacer el CIHF por mí, sino qué puedo hacer yo, por el CIHF”. En la sala hay fotos de antiguos integrantes del CIHF que ya fallecieron como Norberto Rud, periodista y diseñador gráfico que en 1976 le propuso a la AFA instaurar un escudo en la camiseta de la Selección Argentina. El presidente de aquel momento, Alfredo Cantilo, aceptó la propuesta y el 28 de noviembre de 1976 en un partido amistoso contra la Unión Soviética debutó la celeste y blanca con el estampado de la AFA. El CIHF agrupa personas, amigos y profesionales que transforman la historia del fútbol argentino».

Tras el debut de Mateo Apolonio, a sus 14 años y un mes, en el partido de Copa Argentina entre Deportivo Riestra y Newell´s, todos los medios de comunicación dijeron que se había transformado en el jugador más joven en debutar en el fútbol argentino, sin embargo el CIHF fue por más. Con “un trabajo de hormiga” que describe Barnade y mucho archivo, encontraron que había un jugador aún más joven. Carlos Antonio Castriotta debutó con Racing el 14 de agosto de 1975 a los 13 años y 9 meses enmarcado en un contexto de huelga de jugadores argentinos que obligó a muchos equipos a presentarse sólo con juveniles. Asimismo, el presidente Yametti presentó documentación que sostiene que Ángel Labruna anotó 293 goles en el fútbol argentino, es decir que es el máximo goleador junto al paraguayo Arsenio Erico.

En un sector de la biblioteca, al lado de una computadora de los ´90, hay un collage con fotos que recuerdan los inicios del CIHF, su refundación, las tres veces que jugaron partidos en el predio de la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires en Moreno, cuando celebraban cada aniversario de su proyecto. Amigos que les gusta el fútbol, la estadística y la historia, pero con mucho profesionalismo para instalar la verdad que ellos encuentran a través de sus investigaciones y evitar una era plaga de desinformación. “La norma esencial era que no hubiera conflictos de intereses. Un hincha de Boca no podía cargar a uno de River y viceversa. Siempre con compañerismo y cooperativismo”, resalta el presidente Yametti. Su próximo proyecto será vincularse con facultades de periodismo deportivo para que sus estudiantes del último año tengan disponible gratuitamente la biblioteca del CIHF hasta que termine su cursada. El CIHF, como la historia, nunca se acabará, siempre habrá nuevas generaciones que heredarán sus valores y trabajo de archivo.