Débora Blanca: «Que los periodistas piensen en sus hijos»

Por Valentín Acenjo y Martina Bellizzi

Débora Blanca es una psicóloga argentina especialista en ludopatía. Además, es capacitadora y divulgadora sobre el tema. Disertante en Argentina, Uruguay, Italia, España y Polonia. Es autora de cinco libros: Ludopatía; Pandemia y salud mental; Cuando el juego no es juego ¿Es una adicción?; Tratado sobre el juego patológico y La adicción al juego. Su voz es referencial para pensar qué significan las apuestas, cómo gravitan en las franjas jóvenes de la población y cuál es el efecto que genera a partir de su presencia en el deporte.

-¿Qué siente un ludópata en recuperación al ver que las camisetas tienen como principal sponsor una casa de apuestas?
-Es complejo, pero es lo mismo que le pasa a un alcohólico en recuperación cuando pasa por un bar y hay una promoción o una oferta y la cerveza está más barata que el agua. Estamos en un momento histórico en el que se promueven los consumos de todo tipo. Las apuestas, además, ya aparecen con un consenso social lamentable. Espero que de acá a algunos años esto cambie. En el deporte pareciera que son aceptadas, por lo menos por los lugares de poder (casinos, estado, clubes de fútbol) y no por todos. De hecho, yo creo que la mayoría de las personas no está de acuerdo con esto. Entonces, un ludópata en recuperación necesita tratamiento, trabajará esto de cómo vivir sin recaer a pesar de que va a haber casinos sponsoreando a su equipo. El mundo es ese y el recuperado debe comprender que eso no lo quiere más porque lo llevó a hundirse.

-¿Cómo creés que se puede reducir la ludopatía dentro de los mismos deportistas?
-Los deportistas en el ámbito competitivo saben que tienen prohibido por ley apostar, así como un crupier no puede en su rubro. La verdad es que hay que hacer mucho laburo de divulgación, concientización y prevención porque por ahora estamos lejos de una legislación que acompañe como corresponde. El deporte se empobrece cuando las apuestas quedan asociadas y creo que los deportistas con un pensamiento crítico tendrían que poder decir “esto no está bien”. Yo sé que puede sonar ideal porque implica la posibilidad de ganar mucho dinero con las apuestas deportivas, pero, si realmente ama el deporte, entonces debe situarse ante el dilema de qué le importa más si su profesión o la plata. Tienen que entender que con las apuestas se gana al principio y después se torna compulsivo. Se da mucho que uno cree que porque sabe de deporte va a ganar, esa es la trampita, y no es verdad porque el azar es parte del deporte.

-¿Qué diferencia hay entre un apostador ocasional y una persona con un problema de adicción?
-El jugador social es una persona que encuentra en el casino, en la apuesta, un entretenimiento al igual que ir al cine, al teatro, hasta ir a tomar un café. Es un espacio recreativo más, ya que hace un cálculo de cuánto dinero y tiempo está dispuesto a destinar al juego y respeta eso, pierda o gane. Por lo general estas personas van acompañadas, ya que siempre es más divertido jugar con otros, encuentra diversión en el juego.

-¿Y cuándo empieza a ser distinta la situación?
-Cuando ya cruza un umbral, el ludópata ya no refleja en el casino un entretenimiento sino que se vuelve el único lugar al que quiere ir, la única actividad que quiere hacer, su cabeza es monopolizada por el juego. Si empezó yendo acompañado, arranca a ir solo, ya no solo los fines de semana sino también en la semana. No cuenta que está apostando, empieza a mentir, a ocultar y, por otro lado, no respeta para nada el dinero ni el tiempo que desea gastar. se empieza a endeudar, a pedir préstamos. Con el tiempo, faltan al trabajo, no buscan a los chicos en la escuela, etcétera. No se duerme prácticamente. Lo patológico es pensar “si sigo va a ser distinto” como manera de recuperar lo perdido”

-¿Hay señales tempranas que los padres o los docentes puedan identificar en jóvenes que empiezan a apostar compulsivamente?
-Si bien se puede ocultar, ya que se puede apostar desde cualquier lugar, muchos padres saben que sus hijos apuestan y no entienden la gravedad del asunto, ya que se encuentran más preocupados por que no consuman sustancias: tienen que saber que las apuestas son una práctica de riesgo. Los indicadores son cuando se nota a un chico que está “distinto”. si bien la adolescencia oscila los humores. Los chicos no duermen, baja el rendimiento académico, dejan de salir con sus amigos, rompen noviazgos, desajustan en el cuerpo y la alimentación. También pasa que llegan con cosas costosas que se compraron y no se sabe cómo, piden todo el tiempo que se les transfiera porque necesitan para lo que sea. Se necesita de padres muy presentes y atentos a lo que está ocurriendo, con los gastos y con la vida de sus hijos. Aunque los indicadores son complicados en lo online ya que los adolescentes pueden estar diciendo que están mandando un mensaje o un trabajo para la escuela y están apostando.

-¿Qué diferencia hay entre un tratamiento para la ludopatía tradicional (casino, tragamonedas) y el de las apuestas online?
-En el juego presencial, siempre el tratamiento implica el trabajo con el ludópata, con la familia, el control del dinero por parte de un familiar, un acompañamiento familiar y limitar al paciente hasta que logra recuperarse. En las apuestas online es mucho más difícil todo. Primero que se arma una adicción en mucho menos tiempo si se lo compara con el juego presencial. En aproximadamente dos años se vuelve una adicción. Hay que quitarle el celular a la persona, ya que, si lo tiene, es el medio por el cual apuesta. No puede tener dinero, conviene que maneje dinero en efectivo ya que es mediante transferencia su juego y ahí al menos se le va a hacer más complicado porque tiene que pedirle a algún amigo. Es un obstáculo. El tratamiento después es muy similar, siempre con acompañamiento familiar.

-¿Cómo es el comportamiento de la prensa deportiva frente a las apuestas?
-Creo que en el ámbito deportivo, más que nada en el fútbol, que en nuestro país es la pasión, cumple un rol tipo eje, para la prensa se fue transformando paulatinamente en algo normal. Es un horror que los periodistas, que los relatores, todos los que rodean a un partido de fútbol. Luego, lo que genera toda esta gente es que las personas se emocionen con el partido, pero hoy también impulsan que apuesten, con lo cual creo que cualquier persona que hable de apuestas está promoviendo esa práctica y se tendrá que hacer cargo. Nadie es ingenuo en el mundo. Lo que pasa es que estamos desprovistos de ley por ahora. De acá a que esta llegue, tienen que saber que hay muchos pibes que se están enfermando.

-¿Y entonces?
-Entonces que piensen dos minutos, en sus hijos, en sus sobrinos. Además, en cómo las apuestas deterioran la pasión más pura: el deporte. Ya sabemos que es un negocio hace muchos años, pero ¿van a contribuir a eso? O van a resistir y luchar desde una posición ética responsabilizándose de la función que cada uno tiene en un mundo absolutamente desregulado. Todo lo que uno dice siendo comunicador, a alguna persona le llega y hay que hacerse cargo.