Por Nicolás Otermín (*)
Mediados de junio. Un reencuentro al aire libre da lugar a una charla informal de periodistas que además son amigos. Que Argentina llega bien a Tokio, que tal jugador está en un nivel alto, que el sorteo fue complejo. Sí, Desvelados Vóley surge absolutamente de la nada, así como a veces nacen los mejores proyectos periodísticos. «Siempre que terminan los partidos nos quedamos debatiendo y a mucha gente le pasa lo mismo. Y no hay nadie que agarre ese público. Entremos», tiró uno. «No es mala eh», respondió otro. Listo, nos conocemos mucho. Sabemos en qué termina esto.
Los días siguientes, ya en la proximidad de los Juegos Olímpicos, junto a Manuel Calabró, Hernán Falabella y Sergio López todo se convirtió en charlas virtuales de producción. Aportes, ideas, decisiones y el momento de definir qué y por dónde. ¿Instagram live? ¿Youtube? Hasta que uno de los mensajes dio en la tecla. «Está de moda el Twitch, ¿y si probamos?». Para qué. En cuestión de horas fue récord olímpico el ingreso a cuanto tutorial o capacitación existía para entender cómo emitir y de qué forma sacarle el jugo a una plataforma que realmente desconocíamos. Puesta en común, aportes. Listo, tenemos todo.
Así nace Desvelados Vóley, un programa que supo convertirse, durante los Juegos Olímpicos, en un espacio en el que predominó lo que decidimos llamar con orgullo una improvisación periodística ordenada, creada especialmente para la ocasión y con (aparente) fecha de vencimiento.
Picaba la última pelota de cada partido con presencia argentina y ahí entrábamos nosotros, listos para hacer periodismo en vivo en horarios poco tradicionales. Todo un desafío.
Bueno, precisamente ese desafío nos motivaba de por sí. Nueva plataforma, nueva forma de comunicar, desconocida para los de 30 y pico, quizás incluso fuera de nuestro contexto. Había que investigar y construir desde el desconocimiento, eso lo teníamos claro. Faltaba entender lo que la propia plataforma pide y hasta impone. Podíamos ganar el partido o pasar papelones.
Siempre con el periodismo como punta de lanza, algo que no negociamos pero que debimos correr a un costado de a ratos, dimos lugar a lo que la mayor cantidad de usuarios de Twitch quiere y pide: interacciones, informalidad y poca rutina.
Aprender mientras construimos, improvisar, adaptarnos pero seguir comunicando, una experiencia tan informal como divertida y enriquecedora. Lo periodístico y el conocimiento del deporte lo teníamos por nuestros años y años de experiencia en el vóley. ¿Y lo otro? Incertidumbre.
Logramos no negociar algo: el inicio fue siempre con algunas columnas de análisis y opinión de riguroso valor periodístico. Pero claro, sólo el inicio.
Podíamos charlar de la calidad de De Cecco, del deseo de Facundo Conte por alcanzar una medalla, del crecimiento de Las Panteras, de lo positiva que fue la doble participación en Beach Vóley, pero… ¿Alcanzaba eso? No. ¿Divertía en Twitch? Lo dudamos bastante.
La búsqueda de ese plus para crear un producto periodístico y encajar en lo nuevo nos gustó bastante. Vivimos una constante negociación con nuestro público, invadiendo con seriedad y cediendo a momentos descontracturados. Nos sorprendimos todas las madrugadas. Y negociamos también con nosotros mismos, con nuestros propios preconceptos, en un ejercicio constante de lectura de momentos.
Hoy, con los Juegos finalizados, nos preguntamos qué hacer con lo que creamos. Desvelados Vóley se volvió una atractiva realidad que cuenta con un público cautivo que sinceramente no esperábamos. «Entremos unos minutos y de última nos vamos, seguro no hay gente», teorizábamos en la previa de cada madrugada. Fallamos, por suerte. Hoy, son esos mismos nuevos espectadores los que nos piden que hagamos una transformación y sigamos.
Escuchar y adaptarnos de nuevo. Capítulo dos. Empieza un nuevo desafío con más preguntas que respuestas. Y nos encanta, porque así de inquietos y curiosos somos los periodistas.
(*) Periodista. Egresado y docente de Deportea. Director de Comunicación del Municipio de Lomas de Zamora.