Los periodistas Jan van der Putten y Frits Barend, ambos de los Países Bajos, entraron en la historia por su rol valiente para haber cuviero en la Argentina el Mundial de fútbol de 1978 y denunciar las atrocidades de la última dictadura. A comienzo de octubre, retornaron a este país y, entre emociones y abrazos, dieron, de nuevo, clase sobre el sentido del periodismo.
Por Roberto Parrottino (*)
Jan van der Putten y Frits Barend (81 y 76 años) podrían haberse sentado en el microcine de DeporTEA -o en el Centro Ana Frank para América Latina, o en la ex Esma o en el Monumental, donde estuvieron en la Argentina-, no emitir ninguna palabra y, sin embargo, dar una clase de periodismo. Van der Putten -alto, rulos canosos, morral al hombro- podría haberle dado play a un video: él, de joven, poniéndole el micrófono a un grupo de mujeres con un pañuelo blanco en la cabeza, apenas inquiriéndolas, adrede, “el gobierno dice que ustedes son mentirosas”. Y Barend -libreta a mano, ácido para las devoluciones- podría haber mostrado una foto en blanco y negro: él, de joven, la cabeza baja que le oculta la cara y un grabador en la mano, entrevistando al dictador Jorge Rafael Videla en la cena de clausura del Mundial 1978 después de haber entrado camuflado como si fuese un futbolista. Van der Putten y Barend fueron los periodistas holandeses que, cuando casi todos miraban para un lado, apuntaron hacia otro más que humano.
Pero van der Putten y Barend, convertidos por un día en dupla de talleristas de DeporTEA, hablaron. Si la entrevista de van der Putten a las Madres en Plaza de Mayo sirvió para que el mundo conociera los horrores y los crímenes de la dictadura, porque se esparció por las televisiones europeas, porque también había informado sobre “los vuelos de la muerte”, la entrevista de Barend fue la posibilidad de preguntarle en la cara a Videla por los desaparecidos. Periodismo por periodistas. Género: la entrevista. “Vale para toda entrevista con un personaje que esté puesto en controversia -dijo van der Putten-: empezar suave, dar la impresión de que estás de su lado, y ahí creas un ambiente y un clima de confianza en el que la persona va a decir lo que tu quieras, vas a escuchar la respuesta a tu pregunta”. Dijo Barend: “Tengo que ser civilizado, políticamente correcto. Pero después, pedir lo que quieres pedir. Entonces, entro simpático y después, pum. Es como una pelea de boxeo. Pero en el boxeo, después de un nocaut, los boxeadores siempre se ayudan. Y eso no hacemos”. Tips urgentes para periodistas tiracentros.
Barend, periodista deportivo que, como en 1978, aún escribe en el semanario Vrij Nederland, sostuvo que “los periodistas pueden ir a los Mundiales, no boicotear, pero también deben escribir lo que pasa fuera del estadio, no solamente del deporte”. Cuando le preguntaron por qué era periodista, Barend recordó a sus 46 familiares muertos en 1942 en los campos de concentración de Auschwitz y Sobibor, y a su madre, sobreviviente del nazismo, desplazada a Países Bajos: “Me decía que nunca acepte un encargo, una tarea, lo que me pidan, sin pensar. ‘Siempre toma tu propia idea, y nunca olvides los derechos humanos’. Nosotros vivimos porque hubo paisanos que, poniendo en riesgo su vida, nos ayudaron. Por la resistencia estoy acá, y a veces la resistencia, en dictadura, tiene que matar. Por eso pienso que he sido periodista”.
Van der Putten, de corresponsal a periodista de internacionales, contó que su motivación, su vena periodística, “era estar donde esté la acción por un mundo mejor, donde se luche”. Y ratificó que “la verdad, la ‘objetividad’, muchas veces no está en el medio”, porque “entre vida y muerte no hay intermedio. Es vida o muerte. Los periodistas tienen una tarea que cumplir”. Como si estuviera en un aula o en una redacción, Van der Putten explicó, aggiornado: “Un periodista debe dar la noticia y, sobre todo, interpretar. Ahora, dar la noticia, todo el mundo con los smartphones puede. Pero hay que interpretar. La tarea de un verdadero periodista es más necesaria que nunca. Antes no se sabía, sólo los periodistas. Ahora todo el mundo puede saber, pero no todo el mundo está capacitado para interpretar el cómo, el trasfondo, la historia”.
Así, acaso como enseñan los que no se proponen dar lecciones pero abren cabezas y tienden manos y puentes, volvieron Jan van der Putten y Frits Barend a la Argentina, un país que también les es suyo. En Países Bajos, porque el oficio periodístico, como tantas otras cosas, nunca se termina de aprender, todavía hacen lo que los apasiona: periodismo.
(*Periodista y docente de Deportea)