Por Andrés Mazzeo (*)
Como esos días que van desde poco antes de Navidad hasta Reyes. Pero peor. Sin la posibilidad de llenar líneas y horas con los balances del año (Cómo fue el… en el fútbol, el básquetbol, el tenis, …). O esas notas que siempre rinden acerca de “Los 20 hechos más importantes del deporte argentino en el…”. Y sin el fútbol inglés que no para, ni la NBA. Ni siquiera la San Silvestre que permite contar quién es ese desconocido ganador etíope o keniata. Y, por supuesto, sin ese salvavidas que nace con el nuevo año y la ronda de probables pases, reales o inventados, en todos los clubes.
Ese desconcierto sacudió al periodismo deportivo desde mediados de marzo cuando se dieron por finalizadas las competencias. Se había quedado sin nada de su oferta habitual justo cuando más demanda había en una sociedad que tenía más tiempo libre y cuando más necesitaba momentos de evasión pasajera en un contexto informativo monopolizado por el Covid 19, sus números de muertos y de contagiados.
A nivel amplio ocurría lo que quizá en una mirada micro debió vivir la revista El Gráfico cuando en 2002, por decisiones económicas, dejó de salir semanalmente y se transformó en un mensuario. Sus tapas y contenidos ya no podían estar vinculados a la actividad caliente del último fin de semana y especialmente a lo que había ocurrido con Boca y River. ¿Qué hicieron en la revista? Dedicarles un espacio que no tenían a los perfiles, las entrevistas largas y no coyunturales, las historias de vida, las notas evocando hechos destacados del deporte argentino.
En esta pandemia, los medios reaccionaron de un modo similar. El material de archivo se transformó en vital, tanto como las extensas entrevistas con distintos personajes, muchos de ellos en lugares remotos a quienes las nuevas tecnologías permitían acercar. Hubo que contar historias. La información siempre abundante había dejado de llegar a los periodistas y ahora eran los periodistas los que debían ir a buscar qué publicar, qué decir.
Este cambio no significa que el periodismo deportivo se haya reinventado. Los perfiles, las notas evocativas, entre otras, ya estaban inventadas hace mucho. Lo que sí hizo la pandemia fue que estos géneros, que precisan una mayor imaginación y muchas veces más trabajo, se revalorizaran. Poco a poco, la vuelta de las competencias internacionales primero, las locales después, los planteles y sus burbujas, las Eliminatorias para el Mundial de fútbol, la Copa Libertadores y la lógica conmoción por la triste notica de la muerte de Diego Armando Maradona fueron imponiéndose nuevamente y marcaron la agenda.
Sería deseable que esa cierta comodidad que brinda la abundante información cotidiana pueda alternarse con algunas notas de mayor desarrollo y que estos géneros, revalorizados durante el año, no sean relegados nuevamente al banco de suplentes.
(*) Periodista. Codirector de estudios de Deportea