Hernán Crespo fue un goleador excepcional. Hace cuatro años comenzó su carrera como entrenador y hoy dirige a Banfield. Además, trabajó como comentarista deportivo. Desde su vasta experiencia, ofrece su mirada sobre medios y deportes: desea la formación comunicacional de los futbolistas, le gustaría que se mantuvieran ajenos a las redes sociales aunque entiende que estas generaciones “nacieron y viven con eso”, rechaza los debates polémicos del show armado bajo el nombre del periodismo deportivo, critica el léxico utilizado por grupos de periodistas, confiesa que los protagonistas le escapan a la polémica para vivir tranquilos y asegura que haber sido comentarista le sirvió para expresarse con mensajes “claros y cortos”.
-¿Qué papel cumplen la industria de la comunicación, los medios o el periodismo en la vida cotidiana de un futbolista o un entrenador famoso?
– Yo puedo hablar como entrenador. Es parte de los grupos en los cuales vos tenés que participar. O sea, el entrenador tiene un grupo de jugadores, uno de doctores, su cuerpo técnico y se vincula con los dirigentes, con los hinchas y con los periodistas. Lo bueno que tiene el periodismo es difundir lo que hacemos para la gente. En ese sentido, tiene un papel importantísimo en la industria del fútbol.
-¿Conversás con los futbolistas jóvenes sobre los lazos con el periodismo y con los medios, sobre cómo comunicarse? ¿Es necesario educarlos sobre ese tema?
-Sí, sobre todo hoy. Trato de hablar, pero tampoco demasiado porque tenemos muchísima información, muchas más cosas que el fútbol. Me gustaría que cada club tuviera un departamento que enseñara sobre comunicación. Hoy con las redes sociales y todo lo que generan hay que tener muchísimo cuidado. Una educación de ese tipo sería buena.
– Durante julio, Jorge Valdano escribió en su columna en el diario español El País este concepto: “Los jugadores están demasiado atentos a las redes, que disparan juicios sumarísimos o directamente les ridiculizan, como si la opinión vertida por un tipo que firma Calavera79 o MonoLoco tuviera autoridad profesional o moral. Conozco jugadores que llegaron hasta la consulta de un psicólogo para superar esa constante humillación que les condiciona profesional y personalmente. Como pedirles responsabilidad social a las redes es ridículo, lo más sano sería que se mantuvieran ajenos a esa maraña incontrolable haciendo otra cosa”. ¿Qué pensás al respecto?
-Y sí, pero es imposible. Es una generación que nació con eso, que vive con eso, hoy el mundo vive dentro de las redes sociales. Hay empresas como redes sociales, youtubers. Es como decir que voy en contra de una profesión porque, a fin de cuentas, si bien hay espacio para todo, también hay profesiones. Es siempre lo mismo: una cuestión de entender el juego. Qué es lo más importante para vos, qué valores tenés. Nace todo de lo que sos como persona. Entonces me parece que, primero, hay que tratar de ser mejor uno mismo y, a partir de ahí, estar preparado para discernir, para aprobar o para reprobar lo que haga. El juicio moral, que puede tener tanto un diario como una radio, es relativo. No son solo las redes sociales. Lo que pasa es que, claro, en las redes sociales, desde el anonimato, podés decir lo que se te ocurre. Eso es lo -entre comillas- grave. Un periodista serio firma. Pero, bueno, es lo de hoy. No está tan equivocado Valdano.
-¿Cuál es tu mirada sobre el periodismo deportivo o el show que se arma bajo el nombre de “periodismo deportivo” en la Argentina?
-Ese es el tema. Depende de lo que cada uno quiera hacer y cómo interpreta la profesión. Ante la cantidad de medios que hay, de alguna manera impera la idea de que tenés que hacer ruido, noticias, siempre es una cuestión de rating. Entonces, cada uno intenta con las propias armas. También tiene que ver con los valores del canal, de la empresa, del medio: qué es lo que quiere.. Pasa que muchas veces nos tomamos demasiado en serio, ¿no? Nosotros tenemos una profesión, una responsabilidad y una obligación en consecuencia por nuestro trabajo, pero a fin de cuentas estamos hablando de fútbol y parece que fuera… (exagera con la voz). Es demasiado polémico solamente para obtener rating y no para construir.
-¿Creés que es lo que tiene más rating porque es lo que ofrecen o el público elige esa consumo?
-Estoy convencido de que es por lo que se ofrece. No acepto el hecho de que el periodista, el que estudió, hable mal. Suelen justificar: “No, porque hay que hablar como el hincha, el hincha te entiende”. Si vos estudiaste, podés hablar correctamente y el hincha te va a entender igual. Entonces es lo que ofrecés, no lo que el público quiere. Si ofrecés un buen producto, el público acepta. Para mí, es así. ¿Qué es un buen producto? Esa es la otra pregunta. Eso es un análisis para los que trabajan en los medios.
-¿La mayor crítica que tenés para el periodismo deportivo es la del léxico?
-Sí.
-El futbolista Ignacio Bogino, defensor de Brown de Adrogué, dijo en el Newsletter de Deportea de julio: “Este periodismo deportivo es de esta forma porque no tiene jugadores que lo dejen en evidencia”. ¿Compartís esa visión?
-Yo no necesito de un policía para no pasar los semáforos en rojo. Me parece que no necesito del jugador para que me enseñe de educación periodística. Cada uno hace lo que cree que sea correcto y lo que puede, porque, al final de cuentas, querés laburar, y muchas veces, si bien tenés una idea, hacés lo que podés. El tema es no traicionarse, pero también hay que llevar el pan a la casa.
-¿Hubo jugadores, entrenadores o periodistas que te enseñaron sobre el periodismo y el vínculo con el periodismo durante tu carrera como jugador?
-No, me lo enseñó la vida misma. A los 18 años, jugaba en River y ya era goleador del fútbol argentino. Pasé del anonimato a no poder tomarme un colectivo. Ahí te das cuenta que lo que vos decías: aparecía en cadena nacional. Aprendés a los golpes, por fuerza. Tuve un cuerpo técnico en su momento que componían Passarella, Gallego, Sabella, Pizzarotti, que me alinearon enseguida. Ante los errores, te alineaban. Vas aprendiendo.
-¿Hay miedo a que la tergiversación de las declaraciones?
-El jugador de fútbol, fundamentalmente, quiere vivir tranquilo. Le escapa al periodismo porque el periodismo -en líneas generales, no todo- pretende el título y la polémica. Empezás a no decir: si vos decís algo, se genera una polémica. Ejemplo: si te hablan del partido, decís “la verdad podríamos haber jugado un poquito mejor, en un momento no salimos jugando bien” y titulan “Crespo criticó al técnico”. No querés eso, querés estar tranquilo. Entonces, te preguntan cómo fue el partido, contestás “fue una lástima” y chau. Decís mucho y no decís nada. Te llevan a eso también.
-¿Qué aprendiste y qué descubriste en tus experiencias de trabajo en la televisión?
-Muchísimo. Primero, un enorme respeto por quienes trabajan de ese lado. No es el enemigo. Hay gente muy capaz y también hay gente incapaz, como en todas las profesiones. Para lo que me sirve hoy, como entrenador, es ser claro con frases cortas porque no tenés mucho tiempo. Si empiezo a hablar complicado pensando en los que entienden de fútbol, Doña Rosa queda afuera y la idea es que Doña Rosa lo vea. El ser simple a la hora de hablar, te sirve con el jugador.