Por Daniel Ávalos
El ex jugador conocido por su paso por Racing a mitad de la década del 80 y actual comunicador reflexiona acerca del manejo de los medios y habla de “Lamadrí, el renacido”, libro en el cual narra desgracias, vivencias y experiencias que afrontó durante su trayectoria como futbolista profesional. Hoy el Flaco busca otro título: el de periodista.
-Fuiste futbolista en otro tiempo y hoy, entre otras cosas, trabajás como comunicador. ¿Qué ves ahora en los vínculos entre medios y comunicación que antes no veías?
-En primer lugar, el volumen y la cantidad de información invasiva. Muchas veces no se respeta al jugador de fútbol o al deportista como persona. Hoy se valora más un título no chequeado que pueda ser tendencia en las redes sociales. Es evidente que la cantidad de información de esta época con respecto a otras anteriores es uno de los cambios más sustanciales. Después, está esto de priorizar el título por sobre la información real.
-¿Qué cosas te parecen valiosas, copiables o reivindicables de las conductas de periodistas y los medios en el deporte?
-Hay de todo, no se puede generalizar. El medio no es uno solo, ni tampoco el periodismo lo es. Las clases también son distintas. No es lo mismo el que se hace para redes sociales que para medios gráficos, radio o televisión. La noticia o la primicia es peleada por muchos, pero entiendo que hay distintas formas de llevar adelante este oficio y existen diferentes clases de periodistas. Antes nosotros conocíamos a todos los que recién arrancaban. Compartíamos mucho tiempo con ellos, podíamos conocer más a la persona que estaba detrás del micrófono.
-Antes como jugador y ahora desde tu lugar. ¿Qué no te gusta de lo que hacen los periodistas y los medios sobre el deporte?
-Noto que existe vedettismo. Hay algunas formas con las que no coincido. Una de ellas es que no se respetan las decisiones de un deportista o de un futbolista de no querer hablar con un medio. Ninguno está obligado a hacerlo y me parece que negar una nota o priorizar algún periodista por sobre otro genera muchas críticas y una especie de enojo o rencor. Hay que entender que el periodismo radial y audiovisual forma parte de un minuto a minuto en el que hay un rating que garpa. A veces un tema tratado de modo polémico vende más que uno analítico y hay que tener en cuenta que esa misma nota después se replica en distintos portales web, toda una maquinaria alrededor de la comunicación que es utilizada como una mercancía.
.Cuando trabajás como comunicador, ¿qué conductas y qué actitudes tenés claro que no hacés y ni vas hacer?
-Trato de no criticar al jugador por lo que hace afuera. Yo no hago periodismo porque todavía no estoy recibido, pero como comunicador trato de no meterme en cosas que no sé porque son muy fáciles de desmentir. Algunos creemos que una opinión o una información mal dada es una mancha o un desprestigio y quizás hay otros a los que no les interesa demasiado y forma parte del juego de tirar fruta. Antes que hablar para tapar huecos es preferible aclarar que uno emite una opinión personal y no una información, entonces las críticas lo recibís por un comentario personal y no por una noticia falsa.
–Escribiste un libro. ¿En qué aspectos te ayudó tu labor como comunicador para hacerlo?
-No tiene que ver tanto con la carrera de periodismo. Yo lo empecé a escribir antes de comenzar a estudiar. Tenía muchos tiempos libres y se me ocurrió contar mis vivencias y las diferentes situaciones por las que pasé. Algunas son comunes para varios jugadores de fútbol y también para otras personas que no juegan a este deporte, hasta al tipo que labura puede ser que le pase. Traté de reflejar eso para explicarle a la gente que un futbolista también sufre y mucho, que el deporte nos puede generar más tristezas que alegrías durante nuestra carrera. No hay jugadores que salgan campeones todos los años. Puede haber alguna excepción por ahí dando vueltas, pero son más los momentos tristes que los felices.
-¿Cuáles fueron las emociones que te invadieron tanto en lo personal como profesional?
-Las sensaciones y las emociones las voy recibiendo de parte de la gente que termina de leer y me manda sus comentarios. Yo a cada uno que se lleva un libro le pido que me haga una devolución porque me interesa mucho saber qué es lo que le produjo. Esa persona puede ser un hincha del fútbol, un tipo al que no le interesa el fútbol, hay mujeres que me han comprado el libro, entonces el abanico es muy grande. La idea fue dar ese mensaje para que mucha gente pueda entender qué es lo que nos pasa a los jugadores de fútbol. Podemos estar los 90 minutos adentro de la cancha, pero tenemos toda una semana de vida de la cual se conoce muy poco.
-En un capítulo expresás que el fútbol es una mierda, y de hecho ese iba a ser el título original de tu libro. ¿Qué podés rescatar como positivo después de todo lo que tuviste que pasar?
-Ese pensamiento surgió en el transcurso de la escritura y una tarde hablaba con Pedro Saborido y me propuso que ese debería ser el título. Me decía que tenía que llamarse así porque era un título con mucha fuerza y gancho. Después, en una charla que mantuve con Alejandro Apo, yo le dije lo que estaba haciendo y lo primero que él me consultó fue cómo se iba a llamar el libro. Yo le contesté “el fútbol es una mierda”. Me miró mal Alejandro y me dijo: “Por qué ese título pibe, ¿por qué?”. Le expliqué los motivos y me volvió a preguntar: “¿Pero vos crees que el fútbol es una mierda?”. Le respondí que no me parecía que lo fuera en su totalidad y me sugirió que no colocara ese título porque el lector podría pensar que iba hablar mal del fútbol y esa no era la intención. Finalmente buscamos darle una vuelta de rosca y se llamó de otra manera
-Así como en el deporte hay futbolistas que tienen un mentor o admiran a un jugador en particular. El Lamadrid periodista, ¿aprecia o aprende del trabajo de algún colega en especial?
-Hay cuestiones que te pueden gustar más de uno que de otros, pero primero trato de buscar lo que no quisiera llegar a ser. No me gustaría convertirme en un periodista que termina siendo un operador político. Por suerte esas operaciones se descubren y uno va entendiendo las opiniones que en su momento dijeron y por qué la expresaron. Hay mucho periodismo comunitario que es de muy buena calidad, pero lamentablemente por una cuestión económica esos laburos no salen demasiado a la luz. Yo recién empiezo y hasta ahora no hay nadie por quien diga que me gustaría llegar a ser como él. Podés agarrarte de algo que escribió Casciari o Sacheri y llevarlo a lo que opine Ari Lijalad o algún otro periodista. Es una mezcla de todo en la que yo creo que uno debería empezar viendo por lo que no quisiera llegar a convertirse.
-¿Cómo ves las críticas de los relatores de fútbol hacia los jugadores en una transmisión deportiva?
-Puede pasar a veces que el relator o el comentarista quiera ser más figura que el jugador, pero el verdadero protagonista es el futbolista. También se suelen escuchar algunos comentarios que salen de lo que un jugador hace afuera de una cancha, o directamente plasman opiniones. Yo entiendo que el relator está para relatar y el comentarista para comentar lo que ocurre en el partido, pero cuando decís “no puede errarse el gol que se erró”, ya estás opinando. A veces ese ninguneo se replica en las redes sociales. Actualmente existe un mundo multimedia gigante, donde todo lo que dijiste se multiplica en un instante y no hay manera de que un jugador no se entere por más que no cuente con ninguna red social. De una u otra manera se va a enterar, ya sea por un familiar o algún amigo y eso jode bastante, pero es parte de este fútbol.
-¿Crees que debería volver Fútbol Para Todos?
-Me dio mucha bronca cuando sacaron el Fútbol Para Todos con la excusa de que era un dinero con el que se podría construir jardines de infantes y después, con los cuatro años de desfalco y corrupción del gobierno de Macri, esa plata era solo un vuelto. Yo creo que no debería volver hasta que nuestro país empiece a despegar un poquito porque esos recursos podrían utilizarse para otras cosas más necesarias. También podría abrir un frente de batalla, dándole carne a los cuervos. Entonces me parece mejor evitar el despelote y más adelante quizás verlo de alguna manera con la participación estatal, no pero por el momento.
-¿Qué evaluación hacés del rol de los medios deportivos en esta etapa de aislamiento social en la que no hay tantas competencias?
-Consumo muy poco periodismo deportivo. No me atraen para nada los programas de televisión que se transmiten por Zoom. Trato de escuchar programas cuando el periodista está en estudios, que son pocos. Esto de la comunicación a través de Skype y toda esa desprolijidad no me tienta, pero es entendible por este momento particular que nos toca afrontar. A veces cuando voy en el auto me doy cuenta de que no hay noticias y están haciendo malabares porque no hay información. Ya ni prendo la tele al mediodía para ver programas deportivos porque no sé si voy a escuchar cosas interesantes y trato de ocupar mi tiempo en otros temas.
-¿Tenés alguna deuda con el fútbol?
-Me hubiera gustado dirigir mucho tiempo más y es una deuda que quedará porque está lejos de ser algo que uno puede llegar a buscar.
-¿Y con el periodismo?
-Sí, claro. Hace poco arranqué la carrera de periodismo y aprobé las materias que cursé. Quizás cuento con la ventaja de hacer programas de radio ya que la práctica la tengo adquirida, pero me gustaría capacitarme bien. Pese a tener los conocimientos y las vivencias que te pudo haber dado el fútbol, también debés conocer sobre las herramientas para expresarte, mirar a una cámara y ser convincente en lo que decís. En la televisión se puede ver con mucha frecuencia la chicana que se hacen entre jugadores y periodistas, donde uno le dice al otro que nunca entró a la cancha y a su vez el otro le responde recordándole que solo fue un futbolista. Yo quiero ser un jugador, pero con un título, entonces cuando alguien me diga que solo soy un futbolista le pego una patada, saco mi diploma y se lo muestro.