Por Tomás Deraiopian y Valentino Gentile
Jon Emili Uriarte fue parte de la Generación del 82, esa recordada selección argentina de voley que ocupó el tercer lugar en el Mundial de Argentina 1982, y posteriormente obtuvo el bronce en los Juegos Olímpicos de Seúl 1988. Además, fue tres veces campeón a nivel local y tuvo una trayectoria por clubes de Holanda, Italia y Francia. Como director técnico, condujo a los seleccionados de Argentina y Australia, consiguiendo con este último la clasificación a las citas olímpicas de Atenas 2004 y Londres 2012. Su hijo, Nicolás Uriarte, es un armador de brillo internacional también en el vóleibol. De larga trayectoria en la actividad a nivel internacional, analizó la posición de los medios de comunicación en relación a este deporte y destacó la importancia de consolidar un sistema deportivo nacional ascendente hacia el alto rendimiento.
– ¿Cómo ves el lugar que ocupa el voley en los medios masivos?
-La evolución neoliberal que tiene esta parte de la humanidad en los últimos años ha vinculado el deporte de alto rendimiento al espectáculo, al entretenimiento y a los negocios. Hay que hacerse funcional a esa lógica para tener mayor presencia en los medios, existe una directa relación de cómo se asocian esas dos realidades.
-¿Creés que debe haber una mayor visibilización?
-Es imposible desvincular el deporte de alto rendimiento del mundo del espectáculo y los negocios. Es por eso que, esa capacidad de generar un buen espectáculo y asociarse con el marketing deportivo produce que los medios de comunicación masivos, la televisión y todas las nuevas realidades tecnológicas ocupen lugares en la esfera del entretenimiento y del espectáculo.
-En el vóleibol podemos ver el alto rendimiento y la actividad como disciplina de promoción social. ¿Qué se debería hacer desde los medios para mostrar esas dos realidades opuestas?
-Uno lo ve desde lo que deberían ser políticas públicas. Debería haber una estrategia que canalice el entusiasmo que provocan los espectáculos y los grandes eventos, sería la manera de justificar los costos que esos espectáculos requieren. Hoy tendría que estar muy claro que una estrategia inteligente sería aprovechar esos costos y transformarlos en inversiones para el deportista practicante y no el consumidor pasivo en la pantalla comiendo pochoclo.
-¿Cómo se llega a canalizar ese entusiasmo?
-Habría que profundizar el sistema deportivo nacional, entenderlo como una espiral ascendente donde en la base esté la municipalización del deporte. Ponerlo en valor, crear políticas de consorcio y establecer el recorrido a los deportistas que les interesa progresar dentro del deporte como si se estirara el ascendente hacia el alto rendimiento. Hay una tarea muy importante en consolidar un sistema nacional.
-¿Qué rol debería tomar el Estado en ese desarrollo de políticas públicas mencionadas anteriormente?
-El Estado debería ejercer ese rol de conducción con estos criterios y con estas ideas de conducir las inversiones desde el lugar que le toque oportunamente. Está muy estudiado que el dinero invertido en deporte te lo ahorrás en gastos de salud, generando así una población más saludable y feliz. De ahí viene la importancia de nuestro país, de profundizar políticas públicas asociadas al deporte, que hay muchísimo por hacer.
-Teniendo en cuenta el rol del Estado y las políticas públicas para el deporte, muchas veces se trata de desligar a este de la política ¿Creés que son dos conceptos que están relacionados?
-Sí, el deporte sigue arrastrando esa vieja trampa de no mezclarlo con la política y no hay nada más irónico que ese viejo lema. El deporte y la política están imbricados en muchísimas maneras y hay una forma muy saludable de que eso se lleve hacia adelante. El deporte es un instrumento de formación y desarrollo de los seres humanos tan fuerte e importante que tiene que estar considerado en las políticas públicas. Cuando pensamos en formar a nuestras infancias y adolescencias es el Estado quien debe hacerse cargo de que eso suceda. Es imposible disociar el deporte de la política.
-En esta relación política-deporte, ¿qué rol creés que ocupan los medios?
-Los medios son una realidad compleja. Hoy, como nunca, están vinculados a los poderes económicos. Por ejemplo, hay poderes económicos que en este momento quieren acceder a las joyas más importantes del deporte para quedarse con ese sector del deporte de espectáculo y de negocios. Son importantes las vías alternativas del periodismo y los medios de comunicación alternativos para poder llegar con otros valores y conceptos que no sean la mera prevalencia de los intereses económicos y comerciales.
-¿Ves en la política un campo de desarrollo para el vóley y para el deporte?
-No, veo la necesidad de hacerse cargo de esa realidad para expandir el potencial que el deporte tiene como instrumento para construir una sociedad mejor. El aporte del deporte y los clubes a la construcción de la argentinidad es impresionante. La manera que tenemos de ser se construye en los clubes, por eso es importante que en este tiempo no se rompa esa manera de construir clubes que tenemos. Cambiar el eje por lo comercial o económico sería un golpe devastador a una manera cultural extraordinaria que tenemos los argentinos.
-¿Las sociedades anónimas rompen ese paradigma cultural?
-Sin la menor duda, la interpretación que tenemos en los deportes colectivos está ligada a ese vínculo emocional y de pertenencia que se genera en los clubes de orígenes de los que provenimos.
-¿Qué pensas que se debe hacer desde los medios como forma de concientización?
-Yo creo que hay que poner en valor esa aportación invaluable que hacen a la cultura argentina los clubes, y no dejar que las lógicas economicistas lo destruyan.
Tras su largo recorrido por el voleibol internacional, el histórico jugador sigue vinculado a la disciplina pero desde el lado militante. Su increíble vocación por el deporte y su compromiso por lo social lo llevaron a ser uno de los fundadores de la organización Voleibolistas del Campo Popular (VDCP), entidad creada en mayo de 2022 con el fin de fomentar el potencial del deporte en la política.
-¿Cómo surgió Voleibolistas del Campo Popular»?
-Primero fue voleibolistas y después evolucionamos a deportistas del campo popular. Somos deportistas que sentimos que el deporte ha sido un instrumento fantástico para nuestras vidas y que bregamos por devolver un poco eso. Percibimos esa necesidad de romper para que las transformaciones sucedan, romper esos falsos mitos de que los deportistas no ingresan a la política sino todo lo contrario. Entonces, hemos confluido y hemos iniciado un recorrido de poner en valor el deporte en la política y construir poder para que las cosas sucedan.
-¿Cuáles son las bases por las cuales fluye la organización?
-Creemos que la patria es el otro y que no somos felices solos, aislados de lo que le sucede a quienes están alrededor. Tenemos hijos y nietos y queremos que nuestra patria crezca. Entonces, parte de construir un país mejor es tomar una parte de nuestra experiencia, de nuestros recorridos, de nuestro acervo personal y volcarlos a la construcción colectiva.
-¿Cuándo fue que decidiste dejar tu carrera como deportista y entrenador para seguir vinculado al deporte pero desde el plano político?
-Me encontré en un momento de mi vida abrazándome con mi hijo en la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos en Londres, dentro del estadio de Wembley. Mi patria había sido plataforma para que eso sucediera y me tocaba una etapa de devolver un poco de lo que había recibido. Somos muchos otros que tenemos la misma sensación de agradecimiento y ganas de construir esta sociedad mejor.
-¿Es importante entonces, aportar desde la experiencia personal de uno como profesional?
-Claro, hay un plano que es el que uno capitaliza en el marco personal y profesional. Sería muy interesante que una parte de eso que lográs por apoyo de tu patria, se retornará dentro del sistema en forma institucionalizada, no solamente por una vocación, agradecimiento o ideología personal.