Por Juan Andrés Azor (*)
Ha sido un año sin precedentes en la historia moderna del periodismo deportivo y no descubrimos nada al referir sobre el impacto negativo que sufrieron las hojas de ruta de los medios de comunicación mundiales. La desnudez y la perplejidad que nos provocó la ausencia de espectáculos deportivos fue un golpe difícil de asimilar y tuvimos que apostar a la producción de nuevos textos que dieran una visión global de los protagonistas en un marco de pandemia.
La creatividad fue común denominador para intentar sortear las luces apagadas de los estadios. Sin embargo, los medios de comunicación, que debieron apurar innovaciones y nuevos formatos, afrontaron un proceso donde no faltaron las nubes negras y los malos augurios. Los nuevos modelos de producción de contenidos obligaron a ampliar las bases en la búsqueda de nuevos consumidores, aunque sin abandonar la línea que identifica a cada medio de comunicación.
La pandemia también nos deja un costado positivo: la era de las plataformas digitales como vía de comunicación y/o transmisión de eventos deportivos y la posibilidad de incorporar nuevas herramientas para el crecimiento profesional.
Ante la ausencia de resultados que mostrar y/o partidos que contar, encontramos detrás de la táctica y la estrategia historias que valían la pena y hombres buenos que merecían ser contados, bajo nuevos recursos lingüísticos para atrapar la atención del lector.
No ha sido un camino fácil, debemos admitirlos, aunque fuimos encontrando una nueva forma de contar que, ojalá, haya llegado para quedarse.
Cuando en un tiempo los manuales de historia escolar refieran al año 2020, habrá un segmento especial dedicado a la transformación de los medios de comunicación y la explosión de nuevas formas de comunicar y decir. Este año, con su virus, sus ausencias y sus estadios sin luces, también será recordado como el año donde las formas de producción, diseño y lenguaje cambiaron para siempre.
(*) Periodista. Jefe de Deportes del diario Los Andes, de Mendoza.