Por Daniel Merolla (*)
Cada charla, entrevista o conferencia de prensa con el Flaco era una clase magistral. Tenía una sabiduría adquirida en la calle, en el potrero y en los cafetines. Pero la enriquecía con un talento para convertir sus experiencias literarias, musicales y artísticas en una filosofía de vida que impresionaba a los periodistas interlocutores. Incluso a los que no pensaban como él o eran sus enemigos. Que los tenia y no eran pocos.
Su fuerte personalidad y su temperamento fogoso encendían pasiones a favor y en contra en los medios. No era fácil para los periodistas tratarlo. Pero sus jugadores lo admiraban y lo escuchaban.
La ultima vez que lo vimos fue en la cancha de Excursionistas, cuando apadrinó al Club Villas Unidas, con Fernando Signorini.
En una charla mano a mano, me dijo: «Ustedes los periodistas también son responsables de que haya dirigentes que usen al futbol para sus intereses y caprichos. Hay que enfrentarlos».
Sí, Flaco. Ahora que no estás, seguiremos tratando de hacerlo y de honrar a los que aman nuestra identidad futbolera.
Gracias, Flaco.
(*) Trabaja en la Agencia France Press. Profesor de Deportea