Enrique Alejandro Fabbri cubrió cinco mundiales, tres mundiales juveniles, unos Juegos Olímpicos. Trabajó en gráfica en una pila de medios, entre ellos El Gráfico, Goles Match, Clarín, La Voz, La Nación, Perfil, El Heraldo y La Hoja del Lunes. Escribió más de diez libros, pasó por las radios Continental, Del Plata AM750, Belgrano y otras, comentó fútbol y basquetbol en TV -sobre todo en TyC Sports-, condujo noticieros y en la actualidad tiene un programa en streaming. Más de 45 años de profesión en los primeros planos. En esta charla habla de sus comienzos, desliza algunos consejos y asegura que lo suyo es la gráfica. A continuación, un fragmento de la charla con Juan José Panno y Adrián De Benedictis en el ciclo Los secretos del periodismo deportivo, que puede verse íntegramente en youtube.
-¿Cómo empezó todo?
-El primer medio fue Radio Belgrano. Tenía una tía, prima de mi papá, Rosa Angélica Fabbri, que fue una locutora conocida y trabajaba en radio. Los libretistas del célebre programa Tenis de Mesa eran ella y Juan Carlos Mesa. Sabía que yo iba a estudiar periodismo y me dijo que ella lo conocía mucho a Juan José Lujambio, que estaba los domingos a la tarde en un programa. Me presentó a Lujambio y empecé a llamar por teléfono a los clubes, como hacía él, con un teléfono de línea, para conseguir siempre información.
-Hay una prehistoria, ¿qué vinculación tenías de pibe con el periodismo y el fútbol?
-Con el fútbol la tuve rápido porque mi papá acostumbraba ir a la cancha a ver a Platense. Mi viejo había nacido en Núñez, muy cerquita de la cancha de Manuela Pedraza y Crámer. Y mi abuelo, también.
-¿Y con el periodismo?
-Bueno, yo leía, compraban Clarín los domingos en mi casa, venían y lo tiraban por debajo de la puerta y, después, empezaron a comprarlo los sábados y también compraban El Gráfico y Goles que la tapa era de color sepia. Yo recuerdo, a los once, doce años, ser el primero en levantarme un domingo a la mañana y mirarme todas las crónicas de los partidos de ascenso, porque en esa época no había partidos de primera los sábados. Agarraba el diario, cerraba la puerta del comedor y hacía como un noticiero: daba la síntesis del partido, los goles, esas cosas.
-¿Ya en la primaria sabías que lo tuyo iba por el periodismo deportivo?
-Sí, me gustaba el básquetbol. A veces íbamos también a ver básquetbol con mi papá. Creo que le debo mucho a él. Mi viejo pintaba cuadros y además escribía poesía. Tiene un par de libros publicados, pero, bueno, era un hobby en realidad. Era técnico en aparatos ortopédicos, trabajaba en la ortopedia Beltrán y por hobby hacía un programa en Radio Antártida que se llamaba “Habla Platense”.
-¿Qué estudiaste ?
-Me recibí en el 78, en el Círculo de Periodistas Deportivos. Antes, había empezado a estudiar Ciencias Económicas. A mí me gustaban los números. No era un fanático de las matemáticas, pero me gustaba. Y en el colegio, en cuarto año, nos hicieron un test en Eudeba, y me dio Ciencias de la Comunicación, Ciencias Económicas, Periodismo y Publicidad. Aprobé cuatro o cinco materias en Ciencias Económicas y me pasé a Filosofía y Letras. Ya estaban los militares y era complicado estudiar la licenciatura en Geografía en la UBA. Empezaba, ponele, los martes de 8 a 10 a la mañana, y la misma materia seguía los jueves de 15 a 17. Era desalentador para el que quería trabajar y estudiar. Yo trabajaba en una compañía de seguros en Plaza de Mayo, La Franco Argentina, que creo que no existe más. En septiembre del 79, empecé de lleno con el periodismo en La Hoja del Lunes. Recuerdo que el cadete era Luis Majul.
-De todo lo que hiciste en esa primera etapa y lo que hiciste después, ¿dónde te sentís más cómodo?, ¿qué sos?
-A mí me gusta más la gráfica. Me gusta más escribir. Estos años últimos en los que he podido sentarme a escribir libros con datos míos e investigados en las hemerotecas y bibliotecas, me sentí muy cómodo. En realidad, no puedo decir que hay una cosa que me gusta más. Me gusta la radio, también me gusta la televisión. Yo digo que la tele es para cualquiera, no es nada especial, lo puede hacer cualquiera.
-¿Te parece?
-A mí me parece, sí, por lo menos para gente que conozca un poco el tema. Hay mucho de imagen. Vos dependés de cómo te hayan elaborado un informe, cómo te lo presentan, de la música que elijan. Está todo mucho más disfrazado.
-Bueno, pero cuando tenés que hacer un comentario de un partido, eso no es para cualquiera.
-No, está bien. Yo reconozco que no tengo nervios, debe ser por el tiempo que llevo trabajando.
-¿Cómo manejas los datos que recopilás?
-En algún momento, empecé con los marcadores de colores y los cuadernos. Eran esos cuadriculados que los podías cortar. Las hojas tenían agujeritos para ponerlo en una carpeta y lo fui haciendo. El fútbol local, claro.
-¿Todo eso que hacías en los cuadernos te servía para los comentarios?
-No sé si para los comentarios. Para tener datos de los jugadores, me gustaba. Si había un penal, me gustaba saber si el tipo que pateaba ya había pateado penales o el arquero si había atajado alguno. No quiero subestimar el comentario, pero se da muchas veces que se hace un comentario en general y falta análisis que tiene que ver con los partidos, que si ponen por la izquierda a un jugador que es diestro. Lo tenés que saber.
-¿Vos ibas con anotaciones a comentar?
-Sí, llevaba poco. Porque todos los partidos son distintos. Yo le pasaba los datos, los llevaba el camión de exteriores. El historial tenía que estar de forma, explicar un poquito quiénes juegan más, al año agregamos una cosita del entrenador. Después, estando en El Gráfico y gracias a Adrián Paenza, que me lo sugirió, empecé a buscar cómo le iba a cada árbitro con cada equipo. Estamos hablando de mediados de los 80, salían unos datos increíbles. Tal árbitro hacía diez años que no dirigía a tal equipo, entonces ibas al último partido y ahí te enterabas de que expulsó a dos jugadores del equipo al que no dirigió más.
-Vos trabajaste mucho tiempo en dupla con Walter Nelson. ¿Cómo se llevaban?
– Bien, muy bien. Yo trabajé mucho con Walter y, también, con Mariano Closs. Hacíamos el partido final. Y con el Ruso Ramenzoni, que hacía campo de juego.
-Desde el lugar de televidente, la sensación era que se divertían mucho.
-Sí, sí, nos divertíamos Estaba el Ruso, estaba Héctor Gallo, la pasábamos bien, nos entendíamos. Lo que más rescato de esas transmisiones es que no nos insultaba la gente. No sé si sabían de quién era hincha cada uno y nos respetaban, aunque siempre hay algún desaforado, pero eran casos muy aislados.
-Contá algún caso de esos.
-Una vez en Rosario, en la cancha de Central, pero no porque éramos nosotros, sino porque éramos porteños. Y la cabina de Central tenía la gente de la platea delante y la gente que pasaba por atrás, también, te golpeaban la puerta. Estabas en un sándwich ahí, pero finalmente pudimos salir sin problemas. En un país que se dice federal, las empresas periodísticas nunca ponen periodistas locales que hagan por lo menos el vestuario del equipo local, algo mínimo, aunque sea, ¿no?
-¿Cómo preparás una entrevista?
-Tengo que estar muy informado. Hace poco, en el streaming, vino Ramiro Marra, dirigente de La Libertad Avanza. Tenemos un programa que es futbolero y político al mismo tiempo. Sabía que Marra es hincha de Boca, que el padre pone algún dinero en San Telmo y, entonces, ahí estaba un poco el tema futbolístico. Después, lo de la política es un poco más sencillo. Uno no puede hacer una cosa de acuerdo solamente a su opinión porque vos tenés una cantidad de gente que te sigue y, por ejemplo, el promedio de edad de gente de los streamings es más bajo que el de la televisión común. Son muchos los aspectos que tenés que considerar.
-¿Cómo te llevás con las redes sociales?
-Twitter lo uso desde siempre. En años anteriores, yo ponía algo de política y, si me atacaban, no me defendía. Y el Instagram lo uso desde hace poquito, desde que está este programa porque me suben las historias.
-¿El streaming es más relajado que la televisión?
-Sí, más o menos. Sí, sí, sí, puede ser. Yo nunca estuve metido en eso del minuto a minuto. En Estudio fútbol siempre el rating anduvo medianamente bien.
-¿Pero en esos programas no fomentaban la polémica?
-Sí, un poco. Si vos decís una cosa que yo digo, otra cosa, eso se hacia también en Sport 80.
-Ahora parece que lo único que sentido es la polémica.
-Y, bueno, así les va. No tienen mucha audiencia sus programas en general.
-¿No los ves?
-No, no, además hablan de Boca y River todo el tiempo.
-¿Qué ves para informarte?
-Me informo bastante con la compu, buscando en los diarios, en Marca, en Mundo Deportivo, en El Mercurio de Chile, en Ovación, que es la del suplemento deportivo de El País de Uruguay. No mucho, no demasiado. Tengo Solo Ascenso, la página del ascenso. Promiedos.
-¿Qué pautas o consejos le podrías dar a los futuros periodistas?
-Lo que pasa es que no sabemos hacia dónde va el periodismo a esta altura, en qué se va a convertir. El consejo es que lean todo lo que puedan, que escriban. El otro día estuvimos con Walter, fuimos al programa de Matías Martín. Matías fue integrante de la primera promoción de Deportea y hablamos de eso. Le dije: «Ustedes fueron casi la última generación que no tuvo Internet. Entonces ustedes tuvieron que leer para llegar a estudiar periodismo y eso es muy importante». Me parece que es básico. Hoy se lee, ya sabemos que se lee menos, que se lee mucho por la app, por la computadora o por el teléfono. Ha cambiado todo. Antes uno decía tenía que conseguir trabajo en todos esos lugares. Hoy podés hacer un canal de YouTube, podés hacer una especie de radio de la misma manera, podés hacer una página web, todo tiende hacia el individualismo absoluto.
-Cuando dabas clases, ¿en qué cosas ponías más el acento?
-En el chequeo de fuente. Yo era medio bastante insufrible con el tema del chequeo de datos y todo eso porque yo hice estadísticas muchos años, sigo haciéndolas todavía. Entonces, cuando fallan los datos es un problema. Otra cosa que les decía es que uno tiene que ir descubriendo que cosas así sí le gustan y para qué cosas está más capacitado.
(El resto de la charla acá: https://www.youtube.com/@SecretosDelPeriodismoDeportivo)