Al borde de los 40 años, Leonardo Di Lorenzo acaba de cerrar un extenso recorrido como futbolista profesional. Su camiseta última fue la de Temperley, un club en el que brilló y en el que sumó alegrías ascendiendo de categoría en categoría, el mismo club en el que en estos días inaugura su trabajo como director deportivo. Antes había jugado en San Lorenzo, en Atlético Rafaela, en Argentinos Juniors, en Acassuso y pasó por las canchas de Canadá y de Chile. En los últimos años, además de la notoriedad de su fútbol, eligió expresarse sobre cuestiones que no siempre salen desde la voz de los deportistas (el valor de la lectura, el aborto, el tratamiento de lesiones con aceite de cannabis, por ejemplo). En esa tónica, también reflexionó sobre el periodismo dedicado al deporte en una charla con El Equipo.
-Empezaste a ser futbolista cuando eras muy chico. ¿Qué era el periodismo deportivo para vos en los tiempos en los que te soñabas jugador?
-Era la manera de llegar a conocer y a ver de qué se trataba todo eso del fútbol profesional, lo que yo quería hacer. En el tiempo en el que yo era un pibe, no había tantos partidos televisados enteros. Veía resúmenes. Escuchaba mucho la radio cuando no iba a la cancha. Identifico claramente que quería saber todo. El periodismo deportivo representaba mi manera de enterarme de lo que sucedía en ese mundo al que yo aspiraba ingresar.
-¿Qué se volvió ese periodismo cuando te transformaste en jugador de Primera? ¿Te gustaba?, ¿te incomodaba?, ¿te presionaba?
-En ese momento inicial, cuando debuté en San Lorenzo, no tenía ni una mirada ni una postura acerca del periodismo. Quería jugar. Y que por jugar me vieran, me entrevistaran: quería lo que veía. Y, claro, interpretaba que eso que veía era la única manera de hacer periodismo. Hasta allí no me había puesto a pensar sobre cuál era el rol del periodismo. Lo que intentaba era mantener los cuidados a la hora de declarar porque no había que meter la pata, seguir ciertos «códigos», como se les dicen en el ambiente del fútbol a algunas conductas dominantes. Eso situación me intimidaba un poco ya que, por el hecho de tener que hablar desde mi condición de jugador, me empezaba a exponer de una manera en la que nunca me había expuesto. Era difícil y, a la vez, aunque suene contradictorio, quería estar, quería aparecer. Y en ese cruce de sensaciones andaba cuando arranqué a jugar.
-En tu formación como deportista profesional, ¿alguien se ocupó de ayudarte a construir y a entender tu relación con el periodismo que se dedica al fútbol?
-No. A lo sumo, algún consejo del tipo «cuidado con lo que dicen». Creo que por eso muchos nos ponemos el casete a la hora de declarar. Nos surca el temor de decir algo que está mal visto o que comprometa la armonía del grupo. Cuando sos pibe, lo que menos querés hacer es eso. Más en esa época de mis comienzos en la que había mucha gente grande en los planteles y se volvía complicado. Siempre estaban el temor y los nervios en el instante de declarar. Por entonces, no tenía ni un análisis ni una mirada más profunda de, por lo menos, ese tipo de periodismo con el que tenía contacto.
-Hubo un tiempo, más reciente, en tu recorrido como futbolista en el que empezaste a expresarte sobre temas que no son el propio juego. ¿Cómo percibiste el vínculo del periodismo deportivo con vos a partir de esos posicionamientos?
-Con el periodismo deportivo que conocía, ese con el que me trataba y funcionó como referencias desde mis primeras épocas, el vínculo no se modificó con el tiempo. Ese periodismo siguió yendo a los mismos lugares temáticos de siempre. Si ganábamos, me hacía más notas; si perdíamos, menos o ninguna: siempre apuntando a lo que podemos denominar lo estrictamente deportivo. Sin embargo, en un momento se me fue abriendo el espectro de lo que era el periodismo deportivo. Las búsquedas en otros terrenos me permitieron conocer un periodismo deportivo diferente, que yo nunca había escuchado, un periodismo que me convocó y me interesó y que, a su vez, me dio un lugar para expresarme. Sin ciertos lugares periodísticos que descubrí ya con mi carrera avanzada, no hubiera podido o no podría decir lo que digo. Y sin esos lugares lo que digo no tendría la repercusión que tiene. Cuando me fui expresando sobre algunos temas, ese espacio periodístico marcó un cambio en mi entendimiento sobre el periodismo deportivo.
-¿Cuánto y cómo hablan los futbolistas profesionales de lo que hace el periodismo deportivo o, en todo caso, del show periodístico sobre el fútbol?
-Se habla poco. Por supuesto, contesto desde lo que refleja mi experiencia. Por ahí aparece algún comentario sobre lo que dijo tal o cual periodista o lo que sucedió en tal programa. O a lo sumo lo que se afirmó de un jugador o lo que declaró un jugador. No mucho más.
-¿Qué le sugerirías o le propondrías a un futbolista joven, alguien que tiene expectativas parecidas a las que vos tenías cuando llegabas a la Primera de San Lorenzo, en su relación con los medios y con quienes trabajan en el periodismo?
-No me siento capacitado para decirle a alguien cómo encarar su nexo con el periodismo. No tengo en claro qué le diría. Sí sé que me hubiera gustado, en aquellas etapas iniciales, poder decir o responder cómo pensaba o cómo sentía sin estar tan trabado por esos presuntos códigos y por esas supuestas reglas. Evitar eso hubiera sido deseable para mi modo de manejarme con la prensa.
-Junto con tu amigo y compañero Ignacio Bogino construyeron un programa de radio. ¿Qué aprendiste ahí sobre periodismo y sobre comunicación?
-Aprendí un montón. Aprendí que hay que prepararse, que no se puede ser un improvisado, que tenés una responsabilidad, que hay que hacerse cargo de una exposición de la que no tenés perspectiva cuando estás del otro lado. Como jugador, yo nunca había pensado en la exposición del entrevistador. Me animo a decir más: me sentí mucho más expuesto como entrevistador que como entrevistado.
-Durante el 2020, en una entrevista con estudiantes de Deportea, contaste que haber descubierto la lectura, haberte vuelto un lector representó y representa una experiencia de transformación de las más grandes en tu vida. ¿Esa transformación abarcó, también, tu manera de recibir, de interpretar y te vincularte con el periodismo sobre fútbol?
-Claro. El cambio me atravesó por completo. No hay manera de que cambie algo sí y algo no. Lo que me cambió fue la manera de ver el mundo: me paré en otro lado. Me cambió la mirada de todo y el fútbol representaba una gran parte de ese todo. Así que, desde luego, leer transformó mi manera de abordar mi carrera. Y leer transformó mi visión del periodismo porque leer cambió mi vida entera.
-Viene un o una periodista hoy, cuando acabás de concluir una larga carrera como futbolista profesional, y te propone hacer una entrevista. ¿Qué te generaría ganas de hacer esa entrevista y qué te sacaría el entusiasmo?
-Asumo que no hay o no podría dar una fórmula. Es difícil estructurar de qué manera vincularse con el periodismo y de qué manera no hacerlo. Sí puedo transferir mi experiencia: ahí gravita cómo se acerca el periodista, en qué circunstancia te encuentra, qué intereses y qué necesidades te dominan en ese momento. Interpreto que desde el periodismo hay que saber percibir si el futbolista o quien sea está en un momento clave en el que necesite expresarse. Por lo demás, siempre pienso que mis propias transformaciones generales fueron haciendo variar mi manera de entender la relación con el periodismo, o sea con quienes hacen periodismo y se me acercan.