Por Carla Grossi y Brenda Molina
Marcos Lopez es una voz que sabe hace sonar los ecos del fútbol del Barcelona. Eso evidencian sus textos en El Periódico, el diario en el que trabaja.Hace muchos años cubre y piensa los acontecimientos del club y fue testigo de todo el itinerario de Lionel Messi allí. Constituye, además, un analista experimentado y lúcido sobre los comportamientos del periodismo y sobre el fútbol como espectáculo. Coautor de la biografía de Andrés Iniesta, guionista de la película que muestra a ese crack, siguió con detalle cada uno de los vaivenes de los días de desencuentro entre Messi y el Barcelona. De todo eso chabló con El Equipo.
-¿Cómo describirías la experiencia periodística de contar esta etapa de Messi y del Barcelona?
-Es fascinante, es estresante, es al mismo tiempo llena de dudas, de inquietudes, de cruces de informaciones diversas que te hacen estar todavía muchísimo más atento y preciso en cuando emites la información final, sea a través de la radio o sea través del periódico como yo, que trabajo en El Períodico de Cataluña. En realidad Messi nos ha llevado a este límite siempre, tanto en el campo, cuando le ibas a hacer una entrevista, como ahora cuando se está planteando este escenario. Pero para mí la experiencia es sobre todo-y lo repito- fascinante porque tenés que ejercer la capacidad de atraerte, de estar conectado a cualquier noticia y a cualquier detalle, pero también tenés que ser extremadamente prudente. Cualquier error que hagas, cualquier metedura de pata que cometas, quedará para siempre y, en ese sentido, más en este mundo donde todo es tan instantáneo y tan de prisa, donde todo va tan rápido, un error es un error global, es decir, te equivocas una vez y lo sabe todo el mundo. Por eso creo que es fascinante, lleno de prudencia y de saber tener una mirada o intentar tener una mirada mucho más panorámica en lugar de quedarte en el corto plazo.
-¿Qué fue lo más asombroso que te ocurrió en esta cobertura?
-Lo más asombroso para mí es tener la posibilidad de aportar un elemento nuevo. Estamos hablando de una historia que sigue todo el mundo, de una cobertura que está transmitida al instante, al segundo. Hay que sentir que, cuando estás escribiendo algo así, tenés que ser -insisto- extremadamente preciso sobre el uso de las palabras y sobre el uso de la información, que sea absolutamente contrastada para no cometer ni un error, porque si intentás excederte, te estás exponiendo. Creo que lo fundamental y la clave es ajustarse a lo que tenés, que para mí ya era mucho en el momento en el que, por ejemplo, supimos en El Periódico que que Messi estaba dispuesto a tender la mano al Barsa y a generarle un acuerdo pactado. Eso fue un giro de guión que nadie imaginaba en aquel momento, que para mí fue realmente asombroso poder contar.
-¿Cómo fue cubrir estos años de Messi en el Barcelona?
-Fue una delicia. algo inenarrable. Ni siquiera ahora somos conscientes de lo que hemos estado viviendo, contemplando, disfrutando, porque, como antes decía, Messi lleva al límite, Messi cada día te obliga a hacer o a intentar estar a la altura de lo que es él, de lo que representa, de lo que transmite: La belleza de proyectar eso en el fútbol en tus crónicas, comentarios, en tus análisis, en tus tweets informativos es fundamental. Eso yo creo que se lo tenemos que agradecer a Messi una y otra vez, porque nos permite ser mucho mejores profesionales y explorar vías que nunca imaginábamos en nuestra profesión.
-¿Cómo percibiste, en términos generales, el tratamiento periodístico de esta negociación entre el Barcelona y Messi?
-Fue desmesurado, como todo lo que rodea a Messi durante su carrera, como todo lo que rodeará a Messi cuando abandone el fútbol de aquí a cinco, seis o siete años cuando él decida y quiera, porque Messi es desmesurado, Messi, su fútbol, su manera de jugar y su manera de comportarse también en estos veinte años que lleva en Barcelona, te han hecho asistir en primera persona, al lado de tu casa, a la actuación diaria de un genio.
-¿Y eso que significa?
-Y los genios son seres desmesurados, suelen ser personas singulares. Por eso son genios. En cualquier ámbito de la vida, sea un pintor, un escritor o un futbolista como es el caso de Messi. El tratamiento periodístico ha sido, insisto, desmesurado y ha ido desde lo que es ahora el periodismo o lo que se puede entender como periodismo. Porque yo diferencio y respeto las dos vertientes, el ruido, la información, el análisis del juego y, en ese camino, no hay nada que haga ruido ahora como la situación de Messi en el Barcelona. Por eso, creo que, como es lógico en estos tiempos de pandemia, era inevitable pensar que una noticia de esta dimensión adquiriera el vuelo y la trascendencia. Todavía no ha pasado el tiempo que necesitamos para la panorámica, o sea para entender la dimensión real de lo que está pasando.
-Dentro de ese enfoque, ¿cuánta fake news circuló a partir de este tema y por qué?
-Muchas fake news, muchísimas. Eso para el periodista, para nuestro oficio, es un examen permanente, es una tentación permanente, de saber estar a la altura de lo que eres. Es decir, tú eres un periodista y hay gente que puede hacer circular noticias que son falsas, que igual son periodistas o igual no son periodistas. Ahora con un simple teléfono móvil te puedes convertir en un creador de contenidos, pero nadie sabe si el contenido es falso o es correcto. Luego está la capacidad de discernir, de tener la calma necesaria. Una de las claves en estas coberturas y de todas las coberturas consiste en no dejarte arrastrar por el río: si es posible, quédate en la orilla, quédate en la orilla y mira, observa, contempla, piensa, analiza, contrasta y luego escribe, sea, insisto, en el periódico o sea en Twitter, sea en cualquier vía que te permita llegar al receptor, pero desde la calma y desde tener contrastado todo lo que vas a escribir, sea un tweet de 140 caracteres, sea una crónica radiofónica, sea una presencia televisiva o sea un artículo del periódico.
-Ponés mucho énfasis en ese aspecto.
-Lo digo y estoy tan pesado porque creo que es muy fácil caer en la tentación. De repente, te llega un WhatsApp, te llega un mensaje de un amigo que ha visto a este hablando con este y el otro, y si hay alguien que lo publica a partir de ahí ya te ves sometido a una presió. Ahí tienes que ser lo más fuerte posible para resistir esa presión. Hasta que no se tenga contrastado lo que cualquier medio diga, yo no lo voy a publicar porque en el camino puedes perder lo más importante que vas a tener o algún día podrían tener ustedes, que es la firma, su firma y su credibilidad, su rigor y su solvencia. Si entras en el río, ahí ya no eres dueño de ti, ahí ya la corriente te puede llevar a una orilla o te puede llevar hacia abajo, incapaz de volver hacia atrás, porque la corriente es mucho más fuerte que tú.
-¿Qué papel jugaron la industria de la comunicación y el periodismo en el tiempo final de Messi en el Barcelona?
-Creo que estamos en un plato global, un plato en el que se mueve una hoja en Buenos Aires y en Barcelona nos enteramos al cabo de 15/20 segundos porque hay alguien que lo documenta, alguien que lo comparte, alguien que lo transmite. Ahora las fronteras obviamente físicas no existen y estamos en un mundo interconectado, pero no creo que la industria de la comunicación haya jugado un papel esencial. Lo que tú tienes que hacer es contar lo que pasa desde las dos versiones, intentar ser equilibrado desde la versión de Messi y la del Barcelona. Creo que nuestro papel más importante -más allá de las versiones que pueden ser obviamente interesadas desde el Barca y desde el propio Messi- debe ser contar o intentar contar el contexto: por qué pasa, de dónde nace ese desencuentro, por qué ocurre ahora, que se busca con esta decisión, qué gana el Barca, qué pierde el Barca, qué gana Messi, qué pierde Messi. Yo creo que ese es el trabajo del periodista, porque, con todos mis respetos, cualquier persona puede comunicar.Tenés que darle el retrato global a la gente para que cuando lea, o cuando escuche, le puedas aportar algún elemento nuevo, algo que le haga activar la mente y pensar “uy pasa esto porque paso esto antes, ocurrió esto cuatro meses antes, él ya dijo en enero esto, en febrero esto”. Eso es fundamental: generar el retrato, el contexto auténtico para entender por qué se toman las decisiones.
-¿Eso adquiere más importancia si se tiene en cuenta que Messi transcurrió en silencio público buena parte del conflicto?
-Obviamente, habrá muy pocos periodistas -te sobra una mano- que hayan tenido acceso a Messi en todo este terremoto. De ahí la importancia del contexto,. Porque hay mucha gente criticando que Messi no ha hablado pero Messi sí ha hablado, lleva hablando más veces que nunca desde que está en el Barcelona. Diría que en estos ocho meses o algo así, Messi ha tenido un discurso muy sólido y muy coherente con lo que él pensaba al punto que ha llegado a la decisión que ha llegado. Para nosotros, los periodistas, es clave desencallar preguntas, dudas, incógnitas que nosotros también nos planteamos, pero desde el conocimiento, desde el oficio, desde el talento, desde la experiencia. Y tenemos que compartirlas y tenemos que intentar dibujar, en lo posible, un retrato que se acerque a la realidad, a la realidad que nosotros entendemos, a la realidad de Messi, a la realidad del Barca, a la realidad del futbol postpandemia.
-Vos trabajaste en la construcción de un libro sobre Andrés Iniesta y en el desarrollo cinematográfico también de Iniesta y, además, conocés de cerca las características de grandes figuras del Barcelona. Desde esa mirada, ¿cómo retratarías la relación de Messi con los medios y con la industria de la comunicación?
-Messi se ha relacionado con los medios desde la intimidad, la introspección, la calma. Él conoce bien todos los medios, conoce a las personas que ejecutan los medios, sabe diferenciar persona de medio y medio de persona y el proceso del Messi absolutamente tímido con 16 o17 años que luego se va haciendo mayor, no sólo de edad sino que madura, y llega a ser el Messi capitán, el que ha absorbido el mensaje de Puyol, Xavi, Iniesta, desde la capitanía que cada uno ejerce a su manera porque cada uno se comporta cómo es y hay capitanes que lo expresan a través de la palabra y hay capitanes que lo expresan a través de otras vías. En ese aspecto, durante muchos años dijimos que a Messi había que interpretarlo al punto de que había que interpretar sus silencios y diría que en los últimos tiempos a Messi no hay que interpretarle sus silencios: a Messi hay que escucharlo. Y ha hablado mucho en estos meses finales.
-O sea que la crisis es un desenlace menos asombros que lo que a veces parece.
-Cuando estalló lo que estalló, no me sorprendió. Porque rápidamente hilamos y eahí estaba todo. Es muy obvio y muy fácil ahora que todos tienen acceso a hacerlo desde la documentación que está en Google que es otro elemento que me gustaría compartir ya ue hablamos del comportamiento periodístico.
-¿En qué sentido?
-Una cosa es acudir a Google y otra cosa es suministrar información nueva a Google y creo que ese es nuestro trabajo, el trabajo de los periodistas. Cuando subís una cosa, argumentás o elaborás un artículo o algo en la radio, al final estás introduciendo nuevas noticias: ese es nuestro trabajo. Nuestro trabajo no es copiar. Lo fácil es copiar, pero lo más importantes es suministrar a Google, aunque, en realidad, no estás suministrando a Google, estás suministrado a la persona que te está viendo, escuchando o leyendo.
-Cuando observás que durante muchas horas, la noticia del adiós de Messi supera en resonancia y en circulación a, por ejemplo, un tema dominante como el coronavirus, ¿Que se te pasa por la cabeza?
-La noticia supera al coronavirus, es de locos. Pero lo que estamos viviendo, la pandemia, es de locos también y llevamos mucho tiempo. En España, hemos estado confinados casi cuatro meses y ahora ese riesgo vuelve a existir. El fútbol es la industria del entretenimiento más grande que hay en el mundo. Ni cine, ni series que todos vemos, ni películas, ni libros.
-¿Por qué creés que sucede eso con el fútbol?
-El fútbol tiene un punto tribal, un punto de conexión con lo que es nuestra infancia que, al final, cuando ves un partido de fútbol te ves representado en el equipo que elegís y ese es tu equipo y va a ser siempre tu equipo. O el jugador o la jugadora que está ahí. De allí que no me sorprende que en estos tiempos tan duros para todo el planeta la noticia de Messi sea superior en la búsqueda de Google al coronavirus, pero también es normal porque es una historia de amor que empezó hace veinte años, Leo lleva más tiempo viviendo en España que en su país. Y de las historias de amor esperás que acaben bien o suspirás, soñás e imaginás que van a acabar bien, pero cuando pueden acabar mal o tienen toda la pinta de que puede acabar peor, eso se convierte en un drama brutal donde te saca lo peor y lo mejor de cada persona y eso está ahí expuesto ante los ojos del mundo,. Messi no deja de ser una persona y Bartomeu, con sus miedos, no deja de ser una persona, uno se representa a sí mismo y otro representa al Barcelona. Pero no debe ser fácil ser Messi. Yo en todo este proceso he pensado en el momento en el que él envía el burofaxl. Mucha gente piensa que es el origen de todo esto, pero no, es el desenlace de la serie de desencuentros que él tiene con la dirigencia del Barcelona y todas las cosas que no le gustan. Y, además él ve que tiene 33 años, se le está acabando el tiempo y necesita volver a sentirse feliz. Es tan simple como eso. Sé que se verá en términos económicos y en términos deportivos, pero sólo se trata de ponerse en la piel de Messi y decir «sí, mando el burofax». Él sabía lo que estaba rompiendo, él sabía de su desgarro.