Por Carolina Sartore y Agustín Caiña
El periodista e investigador Nahuel Faedo acaba de publicar -junto con su colega Raúl Martínez Corcuera, el estudio «Acoso y discriminación: la realidad de las mujeres periodistas en deportes» (Acoso y discriminación: la realidad de las mujeres periodistas en deportes (theconversation.com)), sobre el que conversó con El Equipo. Egresado de la Universidad de Quilmes y de Deportea, y actualmente investigador en la Universidad de Catalunya, analizó cómo las periodistas enfrentan barreras y estigmas en un ambiente dominado por hombres. Además, destacó la importancia de la visibilidad de estas problemáticas y la necesidad de una transformación profunda en el enfoque de la cobertura deportiva.
-¿Creés que las nuevas generaciones de periodistas están cambiando la dinámica en las redacciones y transmisiones deportivas? ¿Hay un mayor interés por combatir estas prácticas discriminatorias?
-Sí, eso creo. Las nuevas generaciones están desafiando al status quo en las redacciones deportivas, mostrando una sensibilidad mucho mayor hacia la igualdad de género y los derechos laborales. No es raro ver a periodistas jóvenes hablando abiertamente sobre temas como la discriminación y el acoso, tanto en redes sociales como en espacios públicos. Tal vez, a diferencia de generaciones anteriores, que muchas veces se adaptaban al sistema para encajar, hoy hay una tendencia a confrontar las estructuras patriarcales dentro del periodismo deportivo.
-¿Son combatidas esas prácticas patriarcales?
-Es evidente que han habido avances. Las denuncias hoy son más visibles y muchos periodistas jóvenes exigen cambios reales, no sólo simbólicos, ¿no? Aunque el entorno sigue siendo difícil, la presencia de voces nuevas y el uso de plataformas digitales están acelerando la toma de conciencia sobre estas problemáticas.
-¿Cómo ves el rol de las redes sociales en la visibilidad de mujeres periodistas deportivas? ¿Podrían ser también una herramienta de inclusión y cambio?
-Creo que es un arma de doble filo para las mujeres. Por un lado, ofrecen una visibilidad que antes era muy difícil de alcanzar. Ahora, las periodistas pueden crear su propia audiencia, independientemente de las barreras que les impongan los medios tradicionales. Esto les da un poder único para contar sus historias, compartir sus análisis y establecerse como figuras de autoridad en el ámbito deportivo. Además, las redes permiten una comunicación directa con la audiencia, lo que facilita el reconocimiento de su trabajo y reduce la dependencia de los medios convencionales. Sin embargo, como mencioné, las redes también son un terreno hostil. Muchas mujeres periodistas enfrentan acoso constante y ataques sexistas. A pesar de esto, con una buena estrategia de uso, las redes sociales tienen el potencial de ser herramientas de inclusión y de cambio cultural. Espacios como Twitter o Instagram permiten que las periodistas deportivas encuentren redes de apoyo y colaboración, fortaleciendo así su presencia y sus voces en el campo deportivo.
-¿Considerás que las instituciones que forman a futuros periodistas están incluyendo suficientes contenidos sobre igualdad de género y prevención de acoso? ¿Qué podría mejorar en la formación profesional?
-Si bien algunas han avanzado en este tema, todavía queda mucho por hacer. La mayoría de las currículas periodísticas aún no tratan el tema de manera integral. En muchas universidades, se mencionan cuestiones de género en una materia específica, pero no se transversalizan en toda la formación. Aunque se trate el tema del acoso, suele abordarse desde una perspectiva teórico-legal, sin ofrecer herramientas prácticas para prevenirlo o enfrentarlo en el día a día de las redacciones.
-¿Y qué caminos reparatorios ves en este terreno?
-Sería importante integrar estos temas en todas las áreas del periodismo, desde la redacción de noticias hasta la producción audiovisual. Los estudiantes deben estar preparados no solo para identificar situaciones de desigualdad, sino también para saber cómo actuar frente a ellas. Sería útil que las instituciones fomenten más debates y talleres prácticos sobre cómo enfrentar el acoso en el entorno laboral, así como la creación de códigos de conducta específicos en las redacciones.
-En el trabajo que hicieron, mencionan la necesidad de un cambio profundo en los medios. ¿Han visto interés por parte de instituciones o empresas mediáticas en implementar políticas de igualdad, o todavía es un tema reprimido?
-Existen iniciativas, pero muchas veces no van más allá de lo simbólico. Si bien algunos medios han adoptado políticas de igualdad de género, como la implementación de cuotas o la creación de protocolos contra el acoso, en la práctica estas medidas no siempre se aplican con la seriedad que requieren. Lo que mencionamos en el artículo es un problema real: se hacen cambios superficiales, pero no hay una verdadera transformación cultural y estructural. Los cambios son más una apariencia que una realidad.
-¿Qué percepción advertís sobre este tema en las empresas periodísticas?
-Algunas empresas mediáticas aún ven el tema como una moda o algo que deben hacer para mejorar su imagen, sin un verdadero compromiso con la causa. Lo que se necesita, creo yo, es una presión interna y externa para que estas políticas no sean solo decorativas, sino que se traduzcan en cambios reales en la toma de decisiones y en la estructura organizacional. También sería esencial que los medios adoptaran una perspectiva interseccional que tenga en cuenta no solo el género, sino también otros factores como la orientación sexual o la clase social.
-Dado que el deporte también está relacionado en una cultura predominantemente masculina, ¿pensás que el cambio en el periodismo deportivo va de la mano con una transformación cultural en las propias disciplinas deportivas?
-El cambio en el periodismo deportivo va de la mano con una transformación cultural en las propias disciplinas deportivas. Ambos procesos están interconectados. El periodismo deportivo ha sido durante mucho tiempo una extensión de la cultura masculina que predomina en el ámbito deportivo. Un investigador, cuyo apellido no recuerdo dice que la predominancia masculina en el fútbol se traslada a las redacciones. Como el fútbol, y el deporte en general, es un campo masculino, las redacciones deportivas terminan siendo también un campo masculino, lo que ha ayudado a que las mujeres no solo sean excluidas de las redacciones, sino también en la cobertura y el tratamiento de las competiciones femeninas.
-¿Y qué señales ayudan rumbo a una transformación?
-Cambios importantes, como la mayor visibilidad de competiciones deportivas femeninas, como el fútbol femenino, están ayudando mucho a que la narrativa deportiva sea más inclusiva. Pero creo que es solo el primer paso. Para que haya un cambio real, también debe haber un cambio en la manera en que se estructuran y valoran las disciplinas deportivas. Si se sigue tratando al deporte femenino como de segunda categoría o se lo cubre solo en ocasiones especiales, será difícil que el periodismo deportivo se transforme por completo. Lo que se necesita es una revalorización cultural que valore a hombres y mujeres por igual, tanto en el campo de juego como en la cobertura mediática.
-¿En qué otros aspectos del periodismo deportivo piensan seguir investigando? ¿Hay otros temas relacionados con la discriminación y el género que les interese profundizar en futuras publicaciones?
-Nos interesa seguir profundizando en cómo el periodismo deportivo no solo excluye a las mujeres, sino también a otros grupos marginados, como clases sociales, orientación sexual o cualquier tipo de discriminación. También planeamos explorar cómo las mujeres periodistas que cubren deportes no tradicionales enfrentan obstáculos adicionales. Por otro lado, sería interesante indagar cómo las mujeres periodistas deportivas están adoptando nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial, para transformar su rol y su influencia en la industria.
-¿Creés que la percepción de las mujeres periodistas deportivas por parte del público está cambiando? ¿Han identificado algún tipo de evolución en el reconocimiento de su profesionalismo?
-Sí, hemos investigado otros elementos, como la orientación sexual y la discriminación en líneas generales. Por ejemplo, las periodistas racializadas enfrentan una doble barrera: el machismo y el racismo, que se manifiestan tanto en las redacciones como en la cobertura que realizan. Lo mismo ocurre con las periodistas que se identifican como parte de la comunidad LGBT, que además de enfrentar el sexismo, lidian con prejuicios sobre su sexualidad. Estos factores hacen que a menudo se vean relegadas a cubrir temas o deportes que no son considerados principales o que no reciben la misma relevancia que los deportes dominados por hombres. Por lo tanto, nos gustaría explorar más a fondo cómo se conectan estas formas de discriminación y cómo afectan al desarrollo profesional de estas mujeres.
-O sea que hay que analizar, además, la velocidad del cambio.
-Creo que ha habido un cambio en la percepción de las mujeres periodistas deportivas, pero es lento. Cada vez más, los espectadores reconocen la capacidad y el conocimiento de las mujeres periodistas deportivas, especialmente de aquellas que han logrado destacarse en medios o plataformas digitales. Sin embargo, aún persisten estereotipos que asocian a las mujeres en el deporte más con su apariencia que con su profesionalismo. Las redes sociales juegan un papel crucial en esto, ya que, si bien permiten que las mujeres ganen mayor visibilidad, también son un espacio donde enfrentan críticas superficiales y ataques sexistas. Aun así, en términos de evolución, podríamos decir que, si bien el camino es largo, se están rompiendo barreras, y el público poco a poco empieza a valorar el talento por encima del género.