Por Bautista Persa y Lautaro Daniele
Pablo Ricchetti modeló su sueño de jugador de fútbol en River, el club en el que debutó en Primera, lo continuó en Colón y después desplegó una larga carrera en España (cinco temporadas en el Valladolid), Italia, Estados Unidos y Venezuela. Fue compañero de Aimar y de Riquelme, entre otras figuras, en las selecciones juveniles y fortaleció un nuevo sueño, el de la dirección técnica, que cristalizó como compañero de labor de Jorge Almirón en el Lanús que ganó tanto. En 2021, se dio el gusto de realizar su primera experiencia como técnico principal en Ramón Santamarina de Tandil. De todas esas circunstancias y de cada etapa tomó elemento para pensar sobre continuidades y sobre cambios en los lazos entre el periodismo, los medios y el fútbol. Y, con abundancia de argumentos, la percibe como una cuestión de relieve. De todo eso conversó con El Equipo.
-¿Cómo se forma hoy un jugador en la Argentina en cuanto a la relación entre los medios y el periodismo?
-Hoy me dedico a futbolistas adultos. Puedo decir cómo lo hacemos en donde yo trabajé. Hay mucho apoyo psicológico y hay que enseñarles con qué van a encontrarse, la exposición y la repercusión que van a enfrentar, tener cuidado con los posteos que hagan en las redes. Hoy se está viendo que jugadores de Primera, cuando tenían 8 o 9 años, publicaban cosas en contra de River, de Boca o de algún técnico. Eso ahora lo sacan a la luz y, si te quiere Boca, una cosa así complica la carrera del jugador. En la actualidad todo es más mediático y los jóvenes tienen que entender qué conviene y qué no. Por otro lado, tienen que saber plantarse delante de la prensa para hablar y no decir cosas fuera de lugar. Cualquier declaración puede traer un problema.
-¿Te parece importante que el jugador cuide no sobreexpresarse?
-Es un todo. Hay que saber gestionar la relación. El otro día hablaba con un periodista famoso y él me decía que los periodistas eran fáciles, porque ya si un protagonista les responde un mensaje se quedan contentos. Hay que diferenciar a la persona del profesional. Quizás no puedo darle una nota pero no me cuesta nada mandar un mensaje diciéndole «hoy no es un buen momento, hablamos la semana que viene». No hay que hablar siempre que te lo piden, pero sí creo que hay que estar disponible para explicar por qué uno no puede declarar. En definitiva, el periodista también está haciendo su trabajo. Entonces, si yo siento que una nota puede perjudicar mi trabajo te lo explico, pero no te ignoro.
-En tu etapa como futbolista, ¿la relación con el periodismo era muy distinta a la de ahora?
-Sí, antes no existían los teléfonos móviles o había muy pocos, como mucho estaba el SMS. Entonces los periodistas iban a las prácticas, hablabas ahí, dabas o no la nota, pero tenías la relación, el mano a mano. Hoy, la relación es más distante, menos personal, Ni lo ves al periodista. Te manda un mensaje, quizás ni le conocés la cara pero te está haciendo una nota o te pregunta algo del entrenamiento. También el acceso a la información cambió. Cambió cómo salen publicadas las cosas. Antes para leer algo tenías que esperar al otro día y hoy lo encontrás al instante. Por eso hay que ser muy cuidadoso.
-¿Creés que por esto los entrenadores deben tener en su cuerpo técnico a alguien encargado de la comunicación?
-Sería ideal pero no siempre se puede. En mi cuerpo técnico no tengo por una cuestión de presupuesto. Si voy a un club y de por sí hay problemas económicos, comprometer a más gente y no poder pagarles es un problema. Tengo muchos amigos periodistas y hablo seguido con varios y soy de la idea de que es necesario tener a alguien que pueda ayudar, pero también son cuestiones de sentido común no hablar cuando no querés hablar y explicar las razones, y mostrarse disponible cuando están dadas las condiciones.
-¿Cómo utilizas las redes sociales y qué importancia les das?
-Las uso muy poco como profesional. Las utilizo para leer artículos y cosas que me interesan. Expreso alguna opinión cada tanto, trato de ser muy respetuoso del trabajo ajeno. Alguna vez se me escapa algo que no debería pero lo manejo con naturalidad. Sólo tengo Twitter, antes tenía otras pero las cerré porque me desviaban de lo que me interesaba. Le doy poca importancia profesional, tampoco leo opiniones ni notas sobre mi trabajo. Trato de dejarlas al margen.
-Entonces, ¿alguna vez sentiste presión por las redes sociales?
-No, porque no le doy mucha importancia, intento no seguir a gente que, como digo yo, me intoxique, gente que tenga una mirada sesgada de la realidad o que solo aporte cosas negativas. Sólo sigo a gente que me aporta algo.
-Y por los medios, ¿sentiste presión?
-La lógica, la del resultado y la del rendimiento de nuestro equipo. Tenemos que convivir con eso. Tengo la ventaja o la desventaja de haber empezado de chiquito, con siete años, y hoy con 44 nunca dejé de estar ligado al fútbol. O sea que toda mi vida me manejé en este contexto y, con el tiempo, me adapté a ir manejando las distintas situaciones. Sí me ha pasado explicarle a un periodista porque no iba a darle una nota posterior al partido, en un día que no había sido normal y yo no quería decir algo fuera de lugar, y que ese periodista no entendiera y a partir de ahí hubiera mala intención y otras situaciones.
-En tu etapa como futbolista de River, ¿la presión era extra por la relación con el periodismo?
-Yo no la sentí realmente, era muy chico, había demasiados jugadores importantes y ellos absorbían la presión. No tuve presión en River. Lo que sí aprendí fue a tener cuidado con lo que decía y como lo decía, porque una vez me pasó, en los primeros partidos, que me hicieron una nota y dije que jugar en River era fácil porque los jugadores que había facilitaban todo y la respuesta siguió. El titular al otro día fue: “Jugar en River es fácil”. Eso me enseñó a manejar las palabras para comunicar y que no se pueda sacar un titular tan resonante de una opinión que era más extensa y que sacada de contexto significaba otra cosa.
-¿Cómo se maneja la exposición de jugar para la Selección juvenil?
-En algún punto se te hace natural, no te das cuenta. Hoy hay mucha más exposición. Yo estaba en el grupo con Juan Román Riquelme, Pablo Aimar, Walter Samuel, Diego Placente, Diego Markic, Leandro Cufré, Bernardo Romeo, muchos que en ese momento éramos desconocidos. Estábamos en la Sub 20 y solo Juan José Serrizuela había debutado en Primera y fijate los nombres que te digo. Ninguno tenía auto, había un micro que nos llevaba desde la AFA hasta el predio de Ezeiza para entrenar y, cuando terminábamos, ese micro volvía a la calle Viamonte. Nosotros nos bajábamos en la General Paz con Riquelme, Placente, Markic, “Suchard” Ruiz y nos tomábamos el colectivo, el 21, el 28, y nadie nos conocía, no había exposición. Explota todo cuando ellos ganan el Mundial Sub 20 de Malasia en 1997 -yo ya no estaba-, se hacen más conocidos y después cuando fuimos como Sub 23 sí ya tenían un nombre, cada uno era importante en su equipo, ya todos jugábamos en Primera. Pero en la Sub 20 no lo entendíamos y era natural. Era ir a entrenarse con otro grupo, no el del club. Sabíamos que estábamos en un lugar de privilegio pero transcurría de manera natural, no teníamos mucha más presión ni nada de lo que es representar a tu país que ya a ese nivel es importante pero era ir a seguir jugando al fútbol, seguir haciendo lo que nos gustaba.
-Durante tu etapa en Lanús, ¿sentías que si el equipo pasaba por un buen momento aparecía más en los medios y si pasaba por un mal momento no tenía tanto lugar?
-Sí pero eso es lógico, eso pasa con todos, salvo con River y Boca, a los que le dedican el mismo tiempo con cualquier resultado. Los clubes grandes tienen más visibilidad y los clubes chicos menos y, para tener visibilidad en un club chico, te tiene que ir bien, si no es muy raro que te dediquen tiempo. Nosotros salimos campeones en 2016 ganándole a San Lorenzo y casi ni se habló del Lanús campeón en comparación de cuando lo hace River o Boca. Le ganamos la Supercopa a River en 2017 y casi que la Supercopa era una copa sin importancia. Al año siguiente, cuando River le ganó a Boca, se habló durante muchísimo tiempo de todo eso. Es lo lógico, uno tiene que saber dónde está y tiene sus pro y sus contras. La presión mediática que se ejerce sobre los equipos grandes cuando van mal es mucho mayor a la que se ejerce sobre Lanús cuando va mal, entonces tenés menos exposición en las buenas pero tenés menos presión en las malas.
-¿Qué percepción tenés sobre los programas deportivos actuales?
-No consumo mucha televisión. Veo que hay muy poco análisis, en general, del juego. Entiendo que predomina una interpretación de que lo que el público demanda es más información o cholulismo por ahí antes que análisis real del juego y no lo puedo juzgar. Cada uno ve y escucha lo que quiere. A mí me gusta más analizar y hablar de fútbol, entonces hay veces que los veo o los tengo de fondo mientras estoy comiendo. Cuando empiezan a gritar, pierdo el interés pero imagino que si están es porque a los canales les sirve y la gente los consume. Yo los consumo muy poco la verdad. Miro mucho fútbol y trato de ver programas de noticias deportivas porque me gustan. Me gusta el deporte y no solamente el fútbol.
-¿Estás más predispuesto a dar notas con ciertos medios o periodistas?
-No, yo trato de hablar con todos. Tampoco tengo mucha demanda de notas. Estuve dirigiendo a Santamarina de Tandil y no tenía muchos pedidos. Cuando estuve como ayudante de Jorge Almirón recaía sobre él pero yo intento hablar con todos y darles el mismo tiempo, no tengo problema. Sí me cuido en lo que digo para no manifestar algo fuera de lugar o algo que se pueda entender de mala manera. Es parte de la profesión también, uno va aprendiendo a gestionar eso con el tiempo.
-¿Es similar la relación que tiene un director técnico con los medios a la que tiene un jugador con estos?
-El puesto del técnico es mucho más volátil entonces tenés que ser muy cuidadoso. Un jugador dice algo y por ahí le molesta al entrenador o a algún compañero. En cambio el técnico dice algo y puede molestar al compañero, al club, a los hinchas. Repercute mucho más algo fuera de lugar del entrenador. Creo que en ese sentido hay que ser muy cuidadoso y hay que estar atento pero después es lo mismo, son relaciones humanas, son relaciones con otra persona que también tiene sus necesidades, su trabajo y hay que saber gestionarlo desde el lugar que te toque y cada uno lo maneja como quiera. Hay entrenadores que solo dan conferencias, otros que responden y hablan con todo el mundo, otros que solo hablan con los periodistas de cadenas notorias. Pero en definitiva es lo mismo con un poquito más de precaución cuando sos director técnico.
-¿Qué sentiste y cómo surgió la idea de aparecer en Pelota de Papel 2?
-Yo he escrito varias cosas y un día le mostré a Ariel Scher pero para tener su opinión y ver qué se podía mejorar. Cuando empiezan a armar Pelota de Papel 2, cuando Juanky Jurado empieza con el proyecto, Ariel me llama y me dice que si algo de lo que yo había escrito lo quería poner en el libro y así surgió. Fue muy rápido porque yo ya lo tenía hecho y simplemente fue, con la ayuda de Ariel que fue mi editor, corregir y mejorar las cosas que por ahí yo las expresaba mal o no estaba correctamente escrito o con la puntuación como debería. A mí me gusta escribir, cada tanto trato de escribir algo desde mi lugar, completamente amateur. No intento ser escritor ni publicar nada, simplemente para hacerlo y desahogar un poco los sentimientos así que fue bastante sencillo, lo hicieron fácil también.
-Previo a Pelota de Papel, ¿cuándo empezaste a escribir?
-Yo escribo por ahí cartas a mi mujer, a mis hijos, o cosas que tengo ahí guardadas. Es una forma de desahogarme, de sacar los pensamientos un poco. A veces estoy pensando en algo a lo que le doy vueltas y así saco todo para afuera. Entonces lo escribo y queda ahí. Tengo la computadora con 10, 12 cosas que quedaron perdidas, pero a mí me ayuda a sacar un poco de la cabeza todo eso que estoy pensando.