Espíritu Guerrero Editor: jugar y contar el juego

Por Dante Dorigo y Sebastián Mongelos

Ganar, ganar y ganar, para lo único que se juega. Parece que ya se perdió casi por completo el disfrute y se centró todo en el resultado. En un partido de fútbol o en un set de tenis con amigos, predomina el discurso de que no importa nada más que la victoria. Desgraciadamente, el goce por alguna actividad deportiva, poco a poco, está dejando de existir en todos los ámbitos: profesional o amateur, por todo o por nada. Sin embargo, aún hay personas como Ramiro González Gainza que mantienen viva la esperanza de que se pueda jugar por placer, mantienen viva la esencia del juego: jugar sin recibir nada material a cambio, jugar por voluntad.

Profesor del Instituto Superior de Tiempo Libre y Recreación (ISLYR), docente de educación física y considerado uno de los expertos mayores en juego de esta parte del planeta, González Gainza es motor, en forma de cooperativa, de Espíritu Guerrero Editor, un sello que se centra específicamente en el campo del juego, la lúdica y la recreación. Y apuntan con sus publicaciones hacia un objetivo nítido: que no se pierda la libertad en los seres humanos, que no se pierda el tiempo libre -un concepto que no es sinónimo de ocio-, que no se pierda la diversión.

La editorial no sólo contribuye a la sociedad al tratar de revivir el disfrute por jugar, sino que también traduce libros y obras enteras de autores al castellano. Tal como hicieron con un clásico de la materia hasta ahora inaccesible: el libro de Bernard Suits “La Cigarra”.

Leer es fundamental para la vida. Quizá, alejarse un poco de los medios tradicionales es la mejor manera de conocer nuevos autores. Quizá, alejarse de los medios tradicionales e informarse con editoriales como Espíritu Guerrero, brinde una nueva manera de entender e interpretar el deporte.

-¿En qué consiste ser un especialista en juego, tiempo libre y recreación?

-Ser especialista en juego implica tener conocimientos profesionales para poder intervenir con el juego y la lúdica como estrategia central y, a partir de ahí poder pensar una trama que sea procesual de alguna manera que permita, en un marco institucional, propiciar transformaciones que tengan que ver con el conocimiento del tiempo libre, entendiendo este como una construcción humana distinta al ocio, el cual es un tiempo desocupado que está generalmente en tensión con el trabajo. El tiempo libre es una construcción humana donde la educación tiene mucho peso y dicha construcción apunta a la creación de ese tiempo libre, lo que para nosotros es la libertad.

-¿Por qué armar un proyecto editorial que edite juegos sobre jugar?

-Un proyecto editorial que trabaje sobre el juego y la lúdica, de alguna manera, nos parecía que era un lugar de vacancia en el campo profesional en el cual nos desenvolvemos donde aparece el deporte y los valores del juego pero no la perspectiva filosófica, sociológica y antropológica respecto a este mismo. Y es que el jugar tiene un desarrollo sin un despliegue potente y por eso creemos que el proyecto editorial ayuda a confeccionar un espacio que permite a la reflexión, un tipo de intervención política, la cual genera que determinadas ideas y perspectivas se divulguen y se puedan desarrollar.

-Ustedes editaron en castellano “La cigarra” de Bernard Suits, un libro mitológico que no estaba traducido y que, por ejemplo, buscó Jorge Valdano cuando pasó por Buenos Aires, ¿por qué es importante poner esos materiales en circulación?

-«La cigarra» es un libro muy importante porque toda la obra de Bernard Suits no estaba traducida al castellano. Esto tiene un punto de partida muy relevante pensando en el atraso del desarrollo editorial que hay hoy en castellano si uno lo compara con el crecimiento que hubo, especialmente en Buenos Aires en la postguerra, donde los libros de, por ejemplo, Johan Huizinga, el autor del célebre «Homo ludens», fueron traducidos con mucha velocidad. Yo siempre narro que “En los Albores de la Paz”, último libro de Huizinga, está editado en la librería del colegio, la cual es la editorial de lo que hoy es el Colegio Nacional Buenos Aires, en 1946. Sin embargo, la obra de Brian Sutton-Smith, quizá el autor más prolífico del campo del juego no está traducida al castellano, lo que demuestra un atraso significativo

-¿Qué discursos sobre el juego, sobre la posibilidad humana de jugar, predominan en la prensa deportiva en la Argentina?

-La prensa deportiva en general está encolumnada, sobre todo, los grandes medios, alrededor del deporte profesional y alrededor de la lógica del deporte profesional la cual está muy basada en el récord, la competencia y toda la cuestión agonal que refiere al triunfo, que, por supuesto, es una construcción muy funcional al patriarcado, al capitalismo y al colonialismo como gran estructura de imposición del deporte, posicionándolo como el gran bien cultural de este tiempo histórico. Y, en ese sentido, el jugar, referido al jugar por jugar, con las características clásicas del juego centradas en los planteos de Johan Huizinga o de Roger Caillois, el jugar requiere una voluntariedad y es gratuito, no tiene una ganancia. Y creo que es un ámbito que en la prensa deportiva no aparece, porque el deporte tiene como pilar fundamental la competencia y el triunfo.

-¿Se les acercan periodistas deportivos/as para aprender sobre el juego o no? Y, si no se acercan, ¿por qué es eso?

-La vida profesional de los periodistas deportivos, en general, gira alrededor del deporte y dentro del deporte, en el futbol profesional masculino. En nuestra observación, el juego aparece como un territorio distinto, porque justamente el juego es un territorio que puede permitir la construcción de libertad y de seres libres. También, entendemos que el deporte profesional favorece a la construcción de alienación en el sentido clásico del término y de enajenación. Es por eso, que en general, salvo con algunos periodistas deportivos en particular, es difícil que se interesen por las temáticas que nosotros editamos en torno a la filosofía del juego. Incluso, le hemos dedicado a nuestra revista anual llamada “Nuevas plumas”, un número llamado “Mareas”, el cual estuvo referido a las temáticas de deporte y género, donde me parece, hay una mayor vinculación con grupos que hacen deportes en distintas partes del país.

-¿Por qué eligieron la forma de una cooperativa para su proyecto editorial?

-Nosotros elegimos una cooperativa porque es una forma de organización basada en la economía social, los valores de la solidaridad y la colaboración y no en los valores de generar plusvalía. El cooperativismo se opone como construcción económica, política, cultural a los valores individuales y de ganancia descarnados que tiene el modelo empresario y al que propone el capitalismo.

-¿Qué creés que cambiaría en el periodismo deportivo si sus profesionales reflexionaran más o de otros modos sobre lo que es el juego y el tiempo libre?

-Creo que los periodistas deportivos tienen una deuda con nosotros porque no nos acompañan con preguntas alrededor de la reflexión, con preguntas en torno a la situación particular del juego o en torno a la conquista y la lucha por el tiempo libre. En general, lo que aparece es una mirada idealizada basada en el héroe individual, muchas veces masculino, solitario y anclado en sus propios valores, que cruza de alguna manera la frontera afectiva y se trasforma en una persona que mueve a las masas, pero que ese vínculo aparece muchas veces planteado de manera simple y sencilla. Me parece que ahí hay una deuda, donde habría que preguntar cuáles son los puntos de vacancia que el periodismo deportivo pueda aportar en una construcción de escritura alternativa donde la libertad, el disfrute, el placer y el jugar por jugar aparezcan como escenario en consonancia y diálogo con el futbol profesional masculino, con los Juegos Olímpicos de París 2024, con los torneos Evita, con las construcciones barriales deportivas mezcladas con lo cultural y con las sociedades de fomento que se han realizado y que persisten hasta hoy. Hay una necesidad de difusión de estos espacios y los periodistas deportivos pueden acompañarlo, sobre todo, con un fuerte trabajo territorial y local que nos permitiría abrir el panorama y el abanico de posibilidades y no restringirlos al éxito.

-¿Se te ocurre un ejemplo de esto que nos contás?

-En una charla con un entrenador de primera, él nos dijo que de 100 jugadores de inferiores, debuta menos de uno proporcionalmente. Entonces, ahí hay un trabajo formativo y preguntas para hacerse respecto a la labor que un comunicador debe tener y nos parece que hay una brecha para poder profundizar, en la que hay muchos ejemplos de otros caminos recorridos y de muchas hendijas que se han abierto y nos han mostrado vestigios de otras posibilidades. Le presto atención a todas las perspectivas que hay en torno a poder cruzar la mirada del campo de la política con el campo del deporte. Muchas veces, eso queda anclado en miradas muy simples y lineales, las cuales requieren una profundización más densa, en especial, porque el deporte se ha transformado en algo muy importante culturalmente y ahí tenemos preguntas para hacernos aun con la pasión encima, con la pasión como compañera.