Carta de un maestro a otro

Extraordinario tipo, ejemplar periodista y fundador de TEA, Carlos Ulanovsky cumplió 80 años el 23 de octubre. Un día después fue homenajeado por Racing, su club, con una placa y con el honor de ejercer de voz del estadio. Y el miércoles 25 recibió un tributo colectivo conmovedor en la Biblioteca Nacional de parte de muchísimas personas. Allí fue presentado «Querido Ula», un libro editado por Orsai en el que 80 de sus afectos le escriben cartas, preciosas cartas. Aquí va -divertidísima, un chiste lleno de cariño- la que firma Juan José Panno, otro de los fundadores de TEA, otro crack.

Por Juan José Panno

Te quiero, maestro Carlos. Admiro tu creatividad, tu talento, tu entrega, tu generosidad, tu versatilidad, tu capacidad para atravesar tiempos y lugares en un signo de omnipresencia inigualable. Te veo joven, dinámico en Satiricón, en Humor, en TEA, en Clarín, en Página/12, en Leoplán, Siete Días, Confirmado, La Opinión, Noticias, Chaupinela, El Ratón de Occidente, El Periodista y El Porteño. Te recuerdo en la Deportea que imaginaste, en la entrega de la manzanita que creaste, símbolo de tu enorme grandeza. Leo fascinado tus libros sobre los medios, tu brillante novela del casamiento judío que merece una película, tus brillantes juegos de palabras, tus notas chispeantes y profundas.

Cómo olvidar tus reuniones en la radio, tus reportajes en Clarín, Carlos Daniel, cuando usabas tu segundo apellido: Sack; cómo no recordar cuando compusiste El Lago de los Cisnes, Carlos Piotr Ilich, una de tus tantas obras maestras de la música universal.

Recuerdo tus tiempos de escritor disidente de la Unión Soviética, Carlos Vladimir, pero también tu carácter revolucionario, Carlos León que dio origen al Ulanotskismo, que le hacía decir a tus detractores: “eh, ese siempre está incendiando la pradera, es un ulanosko”.

No menos importantes en tu ecléctica carrera universal son los goles que convertiste en el Borussia Dortmund, en el Bayern Munich, goles que seguís convirtiendo en el Barcelona, querido Carlos Robert, aunque en la selección polaca las cosas son diferentes.

Tu ductilidad hizo que cualquier emprendimiento resultara un éxito: la venta de electrodomésticos, por ejemplo. La calidad de tus cocinas, lavarropas y heladeras que vendías en la calle Pueyrredón al 700 te convirtieron en algo así como el rey del confort.

Fuiste grandísimo como dibujante cuando decidiste utilizar solo la parte final de tu apellido. “La vera historia de Indias”, es ejemplo cabal de la calidad artística de tu extraordinaria obra.

Nadie es ajeno a tu potencia discursiva con las ideas políticas radicales, Carlos Noam, y eso te da un lugar de privilegio entre los intelectuales de izquierda.

Memorables reuniones cumbre en la radio fuiste capaz de generar como cuando juntaste a Tchaicovsky, Bukowski, Lewandowski, Trotsky, Kuligovski, Chomsky, Satanowsky, Oski y Adriana Brodsky.

Y ahora en serio. Vuelvo a las primeras líneas, que, como enseñaban los sabios de la tribu periodística, son las más importantes: te quiero, maestro Carlos, admiro y celebro tu vigencia, tu creatividad, tu talento, tu versatilidad y tu enorme generosidad.

Feliz cumpleaños, compañero.