Claudio Falco, el entrenador que piensa en la difusión

Por Micaela Jaluf Garcete y Lucía Zunino Moyano

Claudio Falco es el entrenador de la Selección Argentina de Fútbol para Ciegos. Forma parte de Los Murciélagos desde 2009, pero el 28 de diciembre de 2021 empezó como director técnico. Debutó en ese rol en la Copa Tango 2022, cuando llegó a la final contra Brasil y perdió. En el Desafío de las Américas quedó tercero. Arribó nuevamente a una final contra la Verdeamarela, la del Grand Prix 2022, y perdió. El podio no fallaba y la felicidad era genuina. Pero faltaba lograr el primer puesto. Finalmente, en la Copa América 2022 que se jugó en Córdoba, Los Murciélagos se consagraron campeones y Falco obtuvo su revancha con la Canarinha. Bajo el comando de Falco, el equipo se impuso en la Copa América 2022 y en la Copa del Mundo 2023. En los Juegos Parapanamericanos de Santiago de Chile de este año, obtuvo la medalla de bronce.

No solo es entrenador de la Selección Argentina de Fútbol para Ciegos, sino que es licenciado en psicomotricidad y profesor de educación física. Siempre trabajó con personas con discapacidad. Su objetivo invariable fue conseguir la mayor repercusión posible de los deportes adaptados, la motivación a aquellos que quieran practicarlos o conocerlos y, claro, a la difusión de estos deportes “desconocidos”.

-Para los que todavía no conocen el deporte, ¿qué es el Fútbol para Ciegos?
– Bueno, el fútbol para personas ciegas es un fútbol adaptado que se juega de cinco personas contra cinco. Cuatro personas ciegas y un arquero en una cancha de 40×20. Como para que se hagan una idea, es como el futsal o como el handball. Tiene particularidades. La pelota tiene un sonido interno que se produce a través de unos cascabeles y que al costado de lo que serían las líneas laterales hay una valla, con una determinada inclinación, que permite que la pelota no se vaya y que sea un fútbol mucho más rápido. Dentro de las particularidades del deporte, el jugador que va a disputar la pelota tiene que decir la palabra “Voy”. Es una palabra oficial y universal, según el idioma se va modificando, pero es una regla importante que los jugadores se anuncien en el momento que van a marcar a otro jugador que posee la pelota. Esto principalmente para evitar el tipo de choques. Después el resto, la dinámica del deporte es muy pero muy similar a lo que es el futsal.

-Sobre la Copa del Mundo de este año, ¿cómo se sintió para vos y para el movimiento paralímpico disputarla y haber ganado?
– Mirá, dentro de lo que es el movimiento paralímpico nosotros formamos parte de una federación, la Federación Argentina de Deportes para Ciegos, que permanentemente gestiona ante el CeNARD y ante la Secretaría de Deportes para que nosotros podamos tener las mejores condiciones de entrenamiento. Y dentro del movimiento, obviamente este es un equipo muy representativo del deporte paralímpico. Es un equipo que ha tenido muchos logros, entonces… la verdad que la repercusión y la difusión dentro de lo que es el mundo, el deporte paralímpico fue muy buena. Y para la Federación y para nosotros como grupo también, por cómo era hace 17 años que no teníamos un logro de esta naturaleza. Te vuelvo a repetir, es corroborar un poco ese proceso que veníamos haciendo y decirnos que íbamos por buen camino, la verdad que muy contentos. Muy pero muy felices.

-¿Por qué pensás que la repercusión fue tan buena?
-Por lo que representa el fútbol para todos nosotros, ¿no? Y para Argentina mismo. También venimos de Qatar… los medios de comunicación y toda la difusión que hay hoy, no es la misma que hace 18 años atrás.

-¿Qué te hizo escribir los dos libros que sacaste (Torball, un deporte para ver y La Educación Física: Una perspectiva inclusiva)? ¿Cuál fue tu base?
– El del torball lo escribí ya retirándome del deporte, fue en 2009 y me acuerdo de que hablaba con una persona que me dijo: “Algo tenés que dejar escrito, no te podés ir sin dejar esto escrito en algún lado para que alguien lo pueda leer”. Entonces empecé a escribir y bueno, se hizo un libro táctico de todo lo metodológico, de todo lo que había aprendido y lo que podía darle a otra persona que quiera iniciarse en el Torball. Me ayudó la Secretaría de Deportes de la Nación a editarlo, entonces fue una distribución gratuita y tuvimos mucho éxito. El otro libro fue hace dos años atrás, quizá fue algo mucho más general, es educación física. Me dedico mucho a la inclusión, al trabajo con personas con discapacidad. Con todas las discapacidades. El pensar un poco que cuando yo era joven y estudiaba, quería leer algo y quería tener material fácil de leer, con conceptos claros… Y lo escribí en función de eso, pensando en esa persona que fui yo a los 20 años y que me hubiese gustado leer a esa edad con relación a la discapacidad. No está dedicado al alto rendimiento, sino mucho más general. El alto rendimiento es la punta de la pirámide, nosotros tenemos que trabajar con la base. El libro está dedicado a eso, a cómo minimizar las barreras. Tuvo buena difusión, fue muy bueno.

-Vos buscás mucho la inclusión y , principalmente, la motivación a lo desconocido.
-Yo creo que a veces la falta de conocimiento hace que haya miedo, hace que haya miedo y que ese miedo del docente no permita abrir la clase a lo diferente. Y lo diferente en este caso es un chico con discapacidad, cualquier discapacidad. Me parece que hay que luchar por ese derecho, derecho sin derecho. Ese miedo es un cierto rechazo encubierto.

-¿Qué mensaje dejarías a aquellos medios que difunden este deporte y a los que no?
-Siempre el mensaje es de agradecimiento, particularmente a quienes vienen a hacer una nota, a acompañarnos, porque es la manera que socialmente esto cobre cada vez más relevancia, ¿no? Uno siempre quisiera estar más… tener más espacios de difusión, pero bueno. Obviamente, de a poquito estamos en una sociedad que necesita aprender mucho de la inclusión. Pero creemos que el deporte es una de las cosas que hace que socialice cada vez más lo que las personas con capacidad pueden hacer. Si les gusta, si se dedican y si tienen condiciones lo pueden hacer y practicar un deporte. Así que, agradecer que nos acompañen, que entiendan que los chicos son deportistas de alto rendimiento, como cualquier otro. Hacen un sacrificio enorme, todas las mismas exigencias que cualquier otro deportista y que se merecen el reconocimiento de la sociedad. No por “mirá, pobrecitos cómo juegan” sino al contrario, por la admiración por lo deportista y no por la discapacidad. Ellos no quieren ser reconocidos por la discapacidad, sino que quieren ser reconocidos por el deporte.