El campeón del mundo que volvió como periodista

Por Franco Cecchini y Lucas Pastoriza

Gustavo Lombardi fue futbolista profesional hasta los 27 años y campeón mundial juvenil con la Selección en 1995. Aquella consagración ocurrió en Qatar, el país al que regresó para el Mundial campeón de Argentina como periodista en TyC Sports. En una charla con El Equipo, remarcó lo especial de haber ido a cumplir el rol de comentarista y mencionó la intensa preparación que tuvo previo a esa labor, así como detalló el trabajo durante toda la Copa y su mirada de los medios de comunicación en el acontecimiento.

-¿Cómo es comentar un partido del Mundial? ¿Cómo es la preparación?
-Siempre comentar un partido de cualquier evento es importante. Es un momento único, el que más me gusta y me parece que ahí está la esencia pura del fútbol, pero un Mundial es algo especial por la calidad, el estatus del evento. Entonces uno siempre se prepara bien pero le pone un poquito más para una Copa del Mundo. Además, hay muchos seleccionados y jugadores que no los tenemos tan presentes durante el año, entonces la preparación comienza con más antelación. Meses antes uno va buscando información, parcial porque hay que ver quiénes llegan finalmente al Mundial pero ya es posible ir teniendo una idea de cómo juega cada selección, qué jugadores importantes tiene, cuál es el estilo del entrenador. Yo, por lo menos, uso papel, lápiz y hojas separadas porque luego, cuando me dicen que partido me toca dado que no sé cuáles voy a comentar, llevo mis apuntes de los dos países. Ahí apunto información sobre el entrenador, jugadores más importantes, la idea táctica general del equipo, cómo fue llegando, la clasificación, pero principalmente qué estilo de juego tiene porque en mi estilo de comentario le doy mucha importancia a la táctica y quiero tener una idea de lo que me voy a encontrar.

-¿Cuáles son las diferencias de comentar el partido desde el estadio y en un estudio?
-Es importante. Yo creo que las dos tienen sus pro y sus contras. A veces, no siempre en un Mundial especialmente, uno está todo lo cómodo que querría en el estadio, ya sea por un tema de audio, de confortabilidad. En general, en los mundiales se comenta y se relata desde pupitres, no desde cabinas. Entonces, tal vez el sonido de ambiente se mete, pero hay que intentar una perspectiva distinta que en un estudio porque se puede observar toda la cancha todo el tiempo, las veces que quiera. En cambio, en el estudio convivimos con los planos que tenga el director. Después cuando uno está en la cancha, un poco se contagia del ambiente y se mete más en el partido. Es distinto estar en la cancha que cuando estás encerrado en un habitáculo adentro del IBC (International Boureau Center). Diría que se trata de una diferencia importante.

-¿Cómo estaban equipados los estudios? ¿Y los estadios?
-Coinciden el estudio y la cancha: un monitor grande para ver el partido, auricular y micrófono.

-¿Tenías alguna herramienta diferente a las que estás acostumbrado a usar?
-En cuanto a lo técnico, Mundial tras Mundial, no siempre es hacia adelante, no siempre es avance. Por ejemplo, en Rusia 2018 teníamos un sistema llamado FIFA Max, que es un sistema interno de la FIFA que durante los partidos va enviando imágenes y estadísticas para los que están dentro del IBC. Eso es una ventaja cuando se está trabajando desde el IBC y no desde la cancha. Pero la del 2018 era mejor que la del 2022 porque quizás le prestaba más atención a lo táctico y este año fueron más por el lado de las estadísticas. En ese sentido, vi un retroceso en cuanto a las herramientas que dio la FIFA en esta Copa del Mundo.

-¿Cómo viste la cobertura de este Mundial? ¿Qué diferencias notaste con la de Rusia 2018?
-Siempre hay diferencias. En este Mundial, TyC Sports, donde trabajo, le dio más importancia a lo visual, a las imágenes, que al piso, que a los periodistas. Prácticamente terminamos trabajando todos en off, con muchas imágenes continuamente en la pantalla y no tanto con programas, no tanto con el conductor en cámara. Casi no hubo programas de debate,sino todo información y todo lo que se hacía en vivo; entrenamientos, entrevistas. Yo creo que esa fue una diferencia bastante importante en cuanto a la cobertura y cada vez se va mejorando más por la experiencia de todos: técnicos de televisión, la parte operativa, los productores, los periodistas. Creo que hay un aprendizaje tal vez errores de coberturas pasadas y yo creo que esta cobertura fue más importante y más dinámica que las anteriores.

-¿Cómo viste el funcionamiento del IBC? ¿Qatar estaba preparado para ser sede del Mundial?
-Una cosa es el IBC que lo van trasladando a cada país. Ese micromundo funciona a la perfección. Luego, está cada país, ahí hay cambios. Nosotros llegamos diez días y daba la sensación de que estaban un poco sobrepasados, terminando las cosas a último momento. Es más, hubo cosas que no se terminaron o se fueron terminando los primeros días de los partidos. En cuanto a lo organizativo, noté que no estaban acostumbrados a recibir tanta cantidad de gente. Después, con el correr del Mundial, se fue acomodando, nunca hubo caos. No tengo los números pero creo que llegó mucha menos gente de la que suponían. Europeos había muy pocos en comparación a otros mundiales, entonces no se veía un desborde ni en las calles ni en el metro, salvo los días de cuatro partidos. Desde los estadios, los periodistas viajábamos en los micros que nos movilizaban al IBC después de los partidos y había que caminar muchísimo. Las llegadas a los estadios eran bastantes caóticas. Ahí, hubo un poco de desorganización pero otras cosas, por supuesto, funcionaban mejor.

-¿Qué tanto cambió el país desde que lo visitaste en 1995, cuando jugaste el Mundial juvenil? 
-Una diferencia abismal, nada que ver, era otro país. Recuerdo a un país muy pequeño, de mucho desierto, en el que no había rascacielos y sí una zona del tipo downtown de cualquier ciudad que era muy muy chica. Edificios tipo de oficinas prácticamente no existían, eran todos muy bajos: Había un solo un estadio más o menos, que era el Khalifa, el más importante y tenía capacidad para 20 mil personas. Era antiguo, construido en la década del setenta y prácticamente se mantenía así en el 95. Ese lugar fue remodelado varias veces, en especial estos últimos cinco años, para el Mundial. Ahora es un estadio para 45 mil personas totalmente moderno y hicieron otros seis estadios tremendos. La ciudad creció muchísimo, hicieron autopistas, rascacielos, zonas para el turismo, no tiene nada que ver al Qatar y la Doha que yo conocí hace 27 años, un país superpequeño de pocos habitantes a esta ciudad que ahora tiene 1.500.000 habitantes. En ese sentido sí que cambió mucho.

-¿Tuvieron algún problema para grabar o salir al aire en ciertos puntos?
-Hubo casos, especialmente al principio. Yo creo que eso lo fueron mejorando con el correr del tiempo. Antes de comenzar el Mundial, había mucho recelo a la filmación en las calles. A nosotros, aun con permiso especial, en algunos sectores no nos dejaban filmar o nos mandaban a otro lado. No pasaban más de 10 o 15 minutos que vos estabas filmando o saliendo al aire en la calle y aparecía alguien de seguridad a preguntarte, a pedirte los papeles: algunos se conformaban con ver el papel y otros no. Volvían y te decían que ahí no se podía estar. Cuando empezó el movimiento y la cantidad de hinchas generó un volumen mayor de gente caminando por la calle, ya no hubo tantos casos de esos, no sé si porque estaban desbordados o estaban atentos a otras cosas o si hubo una orden de aflojar un poco ya que hubo algunos inconvenientes no con nosotros, pero sí hemos vistos inconvenientes más serios con otros medios, otros países, cuestiones más violentas.

-¿Cómo fueron tus días? ¿Cuánto tiempo dedicabas exclusivamente a algo relacionado con la Copa del Mundo? 
-En una Copa del Mundo los días son todos bastantes parecidos. En mi caso, comentaba partidos y, una vez que comenzado el Mundial, tenía prácticamente un partido por día, algo a lo que se sumaba el cambio de hora con Argentina, las seis horas de diferencia que había que hacían que mi día comenzará al mediodía porque me acostaba tarde. Trabajaba hasta las dos o las tres de la mañana y tenía una hora de viaje hasta el hotel: me terminaba acostando a las cuatro o a las cinco de la mañana, dormía a esa hora y me levantaba al mediodía para ya salir para el IBC. A veces, dependiendo el horario tardabas bastante en llegar al IBC o a los estadios, entonces uno ya iba con mucho tiempo de anticipación a hacer el partido. Luego del partido, siempre hacíamos algún programa y volvías a la madrugada otra vez. Los días durante el Mundial son bastantes monótonos, son pocos días los que tenés para descansar un rato e ir a dar una vuelta, conocer algo. Cuando ya va avanzando el torneo y hay menos partidos, se afloja un poco aunque siempre se cambia, tal vez comentar un partido por hacer dos programas en el día. Entonces vos, entre programa y programa, tenés dos, cuatro, seis horas libres y, como las distancias son largas, preferís quedarte en el IBC haciendo tiempo para no estar viajando todo el día y descansar, ya que al estar durmiendo pocas horas uno se empieza a enfermar, y tiene que estar bien para el trabajo.

-¿Qué actividades realizabas para desconectar un poco del Mundial? ¿Era posible dejar de pensar un momento en el campeonato con toda la información que circulaba?
-Yo intento tener momentos de despejar la mente para trabajar mejor después y no saturarse, para tener la lucidez de hacer mejor el trabajo. Fui dos veces al museo de arte islámico porque era muy grande, fui a la biblioteca nacional de Qatar, pude ir a caminar por la costanera, conocer lugares típicos. Esto sirve para no estar encerrado todo el día en el IBC o en un estudio sin ver la luz del sol. Además, como era invierno, oscurecía muy temprano. A las 16 ya atardecía y 16:30 ya era de noche. Si nos levantábamos al mediodía porque trabajábamos durante la madrugada, veíamos muy poco la luz del sol. Por eso estaba bueno ir al gimnasio para correr, transpirar un poco pero no había mucho tiempo para despejarse y hacer otras cosas. Además, Doha es una ciudad en la que -a diferencia de Moscú, donde uno salía y se tomaba un subte y en la estación que te bajabas tenías cosas para ver- tenías que buscar los lugares de interés entendiendo que es un país en cierto sentido nuevo y no es una ciudad con historia donde uno pueda rápidamente caminar 15 minutos por cualquier barrio y tener algo para ver y nutrirse de lo distinto. Fue un Mundial muy especial el que se jugó en Qatar.