El rugby femenino y el periodismo en una época machista

Por Camila Basso y Paula Prieto

El 23 de noviembre de 1985, dos grupos de chicas de Gimnasia y Esgrima de Ituzaingó y de Alumni se convirtieron en pioneras del rugby al jugar el primer partido oficial entre mujeres de la Argentina.

En una época donde el machismo estaba muy latente y el pueblo recién salía de una dictadura militar, ellas decidieron marcar un antes y un después en la historia del deporte argentino, lo que trajo repercusiones de todo tipo, tanto en la sociedad como en la prensa. Fue un acontecimiento al que las personas se acercaron solamente por curiosidad y, en muchos casos, por el morbo que les causaba ver a mujeres jugando este deporte. El partido marcó un hito significativo, pero, también, puso de manifiesto el desafío que enfrentan las mujeres en deportes tradicionalmente dominados por hombres.

Por un lado, los medios especializados en rugby como Rugby Especial, se sintieron atacados por la iniciativa de las jugadoras de dar un paso al frente, organizarse y armar un partido. Por el otro, medios tradicionales cómo La Nación eligieron nombrarlas como heroínas y valorar el esfuerzo realizado.

Las burlas y los comentarios despectivos hacia las jugadoras no tardaron en llegar y, probablemente, tuvieron un impacto significativo en su vida personal y profesional. Estas deportistas no pudieron volver a jugar durante quince años debido a la intensa crítica y a la exposición mediática negativa. Las integrantes del equipo de Alumni, no reaparecieron en la escena pública tras perder y enfrentar las burlas, lo que subraya el daño duradero que puede causar una cobertura mediática insensible y la invasión al derecho a la imagen de ellas.

La situación refleja un dilema entre la libertad de prensa y la protección de la moral y de la dignidad de las mujeres. Mientras que la prensa tiene el derecho de informar y las mujeres tienen el derecho a la práctica deportiva, también existe la responsabilidad de considerar el impacto que estas expresiones y reportajes pueden tener en la vida de las personas involucradas.

El primer partido de rugby femenino en el país no sólo fue un momento histórico para el deporte, sino también un caso de estudio sobre las complejidades de la libertad de prensa, la libertad de expresión, y el derecho a la práctica deportiva. Las lecciones de la ética periodística resaltan la necesidad de un periodismo que equilibre el derecho a informar con respeto hacia los sujetos de la noticia, promoviendo una cobertura que sea justa y responsable.

Si los editores de los medios que decidieron publicar hubieran tomado la decisión de no hacerlo o cambiar las frases irónicas de los periodistas y las opiniones del público en las que se nombra lo insólito, descabellado y “no femenino” que fue el partido, podrían haber estado cometiendo una censura parcial de la nota en ambas publicaciones, pero, los editores tienen libertad de prensa. Sin embargo, las maneras de comunicar no fueron las adecuadas y -seguramente- no pensaron en el daño que podían llegar a causar.

“No queríamos mostrar demasiado la feminidad en ese momento. Íbamos a jugar un deporte, no queríamos mostrar nada. También nos fajamos en la parte de las mamas. En los diarios empezaron a aparecer títulos que decían: ‘Rush y rimmel, las chicas con la ovalada’. No queríamos ser mascota de nadie”, declaró Patricia Calligo, una de las jugadoras del GEI, para una nota de La Nación este año.

A pesar de haber jugado con pantalones largos y del esfuerzo que hicieron para que no las sexualizaran, los espectadores hombres que estaban en la cancha, como lo replicó la revista Rugby Especial, de igual manera tuvieron su opinión machista al respecto: “Todos coincidían con la decepción que les causaba el hecho de que las locales no lucieran los sugestivos shorts que habían traído las visitantes. Como se verá, las simpatías se decidieron de inmediato”.

Los periodistas que escribieron sobre el equipo de Alumni con sarcasmo podrían haber usado su cláusula de conciencia, derecho que los defiende, para desistir de la bajada de línea editorial y publicar como lo hizo La Nación en su momento. No solo fue con respeto, sino que también dieron nombre y apellido de cada una de las protagonistas, las trataron como heroínas, mencionaron que las entradas mostraban muy poco del “sexo débil” y llamaron machistas a quienes se negaban a aceptar a mujeres en un deporte de hombres. Pero al no ser así, en este caso, los cronistas podrían también haber tomado conciencia de los daños que podían causar con su publicación y haber usado su derecho a rectificación para retractarse de sus dichos días después.

El legado de este partido, aunque lleno de controversias y dificultades, es esencial para entender el desarrollo del rugby femenino en Argentina y la lucha por la igualdad de género en los deportes y medios de comunicación. Las jugadoras de aquel histórico encuentro sentaron las bases para futuras generaciones de deportistas, quienes continuarían enfrentándose a desafíos similares pero con la ventaja de tener modelos a seguir que demostraron que el rugby no tiene género.

Periodistas y editores debemos ser conscientes del poder de nuestras palabras y del impacto que nuestros reportajes pueden tener en la vida de las personas y en la sociedad en general. Solo a través de un enfoque informado, empático y respetuoso se puede avanzar hacia una cobertura mediática que realmente fomente la igualdad y el entendimiento con el que se lucha día a día.

Actualmente el país promueve mucho más la visibilidad de las mujeres en cualquier ámbito, pero nunca faltan los comentarios que atrasan a la sociedad. Los medios deben tener esto en cuenta y reflejar lo importante que es que las mujeres tengan un espacio y sean respetadas luego de años sin poder realizar actividades por el simple hecho de ser del sexo femenino. Además, tener en cuenta que a todos les afectan los comentarios perjudiciales, sin importar que tan famosos o famosas puedan ser las personas, y que puede generar un daño psicológico del que, en muchos casos, es difícil recuperarse y obliga a cada individuo a dejar de hacer lo que verdaderamente ama y disfruta.

Fuentes

https://www.lanacion.com.ar/deportes/rugby/sin-bin-historia-y-castigo-del-primer-partido-de-rugby-femenino-en-la-argentina-nid08032024/#:~:text=Nuestro%20nivel%20era%20superior%20al,la%20Argentina%20con%20rugby%20femenino%20

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