Por Franco Pinceti y Nicolás Annaratone
Periodista, escritor, fundador de TEA y Deportea, cronista más que frecuente de los mundiales de fútbol desde 1974, Juan José Panno hace un recorrido de todo lo que se puede encontrar en el libro “Mitos y Leyendas en la historia de los Mundiales” que escribió junto a Oscar Barnade y que estará a la venta a partir de octubre.
-¿Con qué se van a encontrar quienes lean tu libro?
-El libro trata de mitos y leyendas en la historia de los mundiales. Los títulos suelen ser bastante tramposos en general, hay otros títulos de otros libros similares que se llaman «Las Grandes Historias» o «Los Secretos…» y en el fondo lo que terminan siendo todos son diversas historias porque no hay tantos mitos y tantas leyendas y lo que hay son muchas historias y este es el corazón del libro. Tiene historias de distinto tipo: algunas son mitos, otras son leyendas, otras son perfiles, otras son postales, otras son recuerdos, otras son datos, otras son estadísticas, en fin, se van a encontrar con un menú bastante amplio, tiene para primer plato, segundo plato, postre y café, para un rato largo, sobre todo para sobre mesa de café, porque hay muchas historias de esas que uno repetiría en charlas de café. Básicamente es eso.
-¿Son historias meramente futbolísticas?
-Sí, la mayoría son futbolísticas. Giran en torno de los mundiales, siempre hay un contexto. Son varios capítulos: hay uno que se llama “El día que” y básicamente uno puede empezar a recordar historias de los mundiales y es fácil recordar que hubo un día en que un jeque anuló un gol o que Hungría jugó con la camiseta de Kimberley o que hubo un jugador de Zaire que se salió de la barrera. Son historias conocidas que están más o menos recreadas.
–¿Y desconocidas?
Además, hay otras historias no tan conocidas como el día en el que un jugador de Alemania salió de una final y hasta hoy no sabe que ganó la final porque sufrió una amnesia muy especial: se enteró de todo eso pero no tiene ningún recuerdo, ningún registro, de haber participado de ese partido. Hay historias de ese tipo en ese capítulo y después hay otros capítulos que son el repaso mundial por mundial, cómo llegaron, cómo se hicieron los mundiales, en qué contexto se jugaron y datos como para tener sobre lo que pasó en cada uno de ellos. Si no tenés ni idea de lo que pasó en la historia de los mundiales, este libro te va a ayudar mucho y, si tenés idea de lo que pasó, este libro te va a recordar muchas cosas y a la vez te va a sorprender con algunas otras.
-¿Hay historias contadas por los propios protagonistas?
-Las conversaciones con los protagonistas enriquecen el libro, pero no están dadas como tales, no hay reportajes dentro del libro. En los perfiles hay algunas declaraciones que fueron hechas por ellos hacia nosotros, pero no están planteadas así, los perfiles están planteados como perfiles. Hay un homenaje a los campeones del mundo y por el libro desfilan casi todos, tanto del 78 como del 86, pero no es a partir de entrevistas con ellos. El homenaje a (Américo) Gallego, recuerdo, está hecho el perfil sobre la base de una nota que yo le hice en algún momento después del Mundial del 78, pero no está planteado así como nota sino como un perfil general y el valor agregado es eso que teníamos.
-Es un libro que se puede leer ahora, previo a Qatar, pero que también va a poder leer alguien en la previa al mundial de 2050, ¿apuntaron a que sea un libro que se pueda sostener en el tiempo?
-Sí, esa era la idea, un libro que se sostuviera en el tiempo. Sabemos que va a caminar rengo cuando termine Qatar porque no va a tener a Qatar, le va a faltar esa pata, y a lo mejor cuando este libro se reedite, si es que se reedita, habrá que agregarle ese capítulo.
-¿Qué lugar tiene lo estadístico?
-Uno de los grandes aportes de Oscar Barnade al libro está dado precisamente en eso, en el gran manejo que tiene él de las estadísticas y de los datos en general, es un gran captador de datos curiosos, de datos que surgen de estadísticas y que van más allá de la cantidad de goles logrados por un equipo.
-El hecho de que esté Oscar Barnade da la posibilidad de que haya estadísticas nuevas o poco conocidas.
-Esa es un poco la idea, que vayan descubriendo en el recorrido, porque es de esa clase de libros que uno no tiene que recorrer cronológicamente, no es un libro en el que uno tenga que pasar página por página: se puede empezar por el homenaje a los campeones del mundo o se puede ir a la historia de cómo se llegó a que se haga cada mundial o a la página de postales que es una suma de curiosidades, uno puede arrancar por cualquier lado. Hay explicaciones de cómo el fútbol japonés creció a partir de un manga y de una historieta que era los Supercampeones y del crecimiento que se dio a partir de eso. Entonces uno encuentra datos curiosos, historias curiosas, la pretensión es eso, que sorprenden y además encontrar en cada uno de los perfiles, porque hay de los campeones pero también de jugadores que van a estar en Qatar o de jugadores que son leyendas del fútbol, que tienen historias riquísimas. Entonces, uno puede arrancar por cualquier lado y la intención es que el lector se sorprenda, que encuentre en cada uno de esos capítulos algo que le llame la atención.
-¿Cómo surgió la idea de escribir este libro?
-Yo había hecho otro libro que se llama 100 x 100 Mundiales, que es un libro parecido a éste, pero tiene un desarrollo cronológico. Oscar también tiene otros libros y nosotros somos de esa gente para la cual la vida es eso que transcurre entre Mundial y Mundial, entonces siempre hablábamos de los mundiales, de las vivencias, de las cosas que nos dejaron y entonces decidimos hacerlo en conjunto. Estuvimos un día entero planificando, diciendo yo puedo hacer esto o esto otro, lo encaramos por este lado, lo diagramamos y a partir de ahí cada uno por su lado se puso a escribir con los acuerdos previos y el resultado es que cada uno leyó lo que había hecho el otro y lo fue enriqueciendo con más datos o con correcciones.
-Una construcción compartida, entonces.
-Es un juego de equipo, lo que hicimos fue tirar paredes. Somos gente de ir por la vida tirando paredes y eso se disfruta mucho más cuando uno consigue devoluciones permanentes del amigo, del compañero, en cualquier instancia y también en ésta, en la elaboración de un libro. Nos gusta mucho el libro porque además de este trabajo de equipo nuestro está la incorporación de Miguel Rep, quien hizo la ilustración de la tapa y otras 20 ilustraciones a partir de lo que nosotros escribimos. Entonces, hay algunos dibujos que son maravillosos, que nos recuerdan a historias conocidas. Por supuesto que está el gol de Maradona a los ingleses, pero también hay dibujos muy lindos de Rep por ejemplo recordando el día que Argentina jugó con la camiseta amarilla en un partido contra Alemania. Hay un dibujo de Yashin, de la “Araña Negra”, que es excelente. Rep es un dibujante extraordinario.
-¿Cuál es el diferencial de este libro con otros de temáticas similares?
-Lo que tiene es la ventaja del valor agregado que le dan algunas historias que están contadas ahí surgieron de la experiencia en los mundiales.
-¿Cómo es cubrir un Mundial y qué es lo más difícil que tiene?
-Depende del medio para el cual vos tenés que trabajar. En general, me ha pasado que tuve que cubrir mundiales y en algunos tenía que correr atrás de la noticia. Esto es bastante difícil. En otros, que he disfrutado más, correr detrás de las historias, que es lo que me ha pasado en general en los últimos mundiales, porque el trabajo es más descansado en el sentido de que no tenés que estar detrás de la información de cómo va a formar el equipo y si podés ir hurgando por otros lados, prestarle más atención a otras cuestiones. Difícil no es, nunca puede ser difícil, es maravilloso estar en un Mundial, en un clima de fiesta, en el medio de un Mundial parece que todo el mundo está bien, vivís en una especie de burbuja durante un tiempo, somos adultos que somos como niños en Disneylandia en medio de un mundial, así que nunca puede ser duro ni difícil la cobertura. Lo que sí es muy disfrutable y la posibilidad de ver a los que nos gusta tanto el fútbol a los mejores jugadores siempre es enriquecedor y siempre es lindo, o sea que cubrir un mundial no implica sacrificio sino todo lo contrario.
-¿Cómo se preparaba la información en los mundiales años atrás? ¿Cómo es ahora? ¿Qué es lo que más ha cambiado con los años con respecto a la cobertura de un mundial?
-Cambió todo. He cubierto mundiales en los que el material lo tenía que mandar por teletipo. Era una máquina vieja, una perforadora que te grababa una cinta y después se mandaba por esa cinta y las comunicaciones telefónicas las tenías que pedir y tardabas seis horas. Eso en el 74 y también diría en el 82 y el 86. Para mandar las fotos tenías que ir al aeropuerto a pedirle a alguien que viajara en el avión y que llevara un sobre con los negativos. Uno se preparaba a partir de los libros que leía y la información que tenía. Tenías que estar más cerca de los planteles para tener información, hoy no tenés necesidad de eso porque la información fluye permanentemente y, además, basta un click para obtener datos. Antes, para escribir bien un nombre te llevaba mucho tiempo, era muy difícil en este sentido. La tecnología ayuda muchísimo a las coberturas, en el 98 recién fue en el primer mundial en el que mandábamos las cosas por internet.
-Hoy con tanta información falsa que la gente cree verdadera dando vueltas, ¿se hace más difícil chequear la información o es todo positivo con el avance de la tecnología?
-Nunca puede ser todo positivo. Lo que uno adquiere con el tiempo es alguna experiencia como para oler que detrás de esa información puede haber algún interés determinado y que puede ser falsa. No hay que hacerse eco inmediatamente de un rumor o de una noticia surgida de la nada, uno tiene que tener muchísimo cuidado y analizar fríamente cada dato.