Por Agostina Woloszyn y Florencia Pereira
Lucila Sandoval o Luky, como todos la llaman, es una ex arquera de fútbol, oriunda de Corrientes, que defendió, bajo los tres palos, a clubes como Boca, River, All Boys, Independiente y San Lorenzo. Al retirarse, Luky decidió reconstruir una historia que, durante gran parte de su carrera, le había estado rondando por su cabeza. Todo surgió en 1988, cuando Sandoval fue a firmar su primer fichaje a la antigua Asociación Argentina de Fútbol Femenino y vio en ella un cuadro que rendía homenaje a la Selección Argentina de mujeres que había ido a jugar el Mundial de México 1971. Con la idea de ese simple reconocimiento y años después, Luky supo rescatar del olvido la historia de la disciplina y creó Pioneras, un registro del que participan ex futbolistas, entre ellas, las que le supieron ganar a Inglaterra 4-1 en la principal competencia a nivel países en el 71.
-¿Cómo se te ocurrió rescatar la historia de Las Pioneras del fútbol?
-Desde 1988, cuando fui a firmar mi primer fichaje y vi ese cuadro de esa Selección, me impacto. Y, entonces, siempre digo que, en cada partido, durante 27 años, ese cuadrito salió en mi memoria, en mi corazón y en mis ganas de conocer a alguna de esas jugadoras. Cuando deje de jugar en una charla con una ex compañera de fútbol, Mara Ramos (ex Independiente y ex Selección), surgió esto de que quería empezar a buscar teléfonos de jugadoras diez años más grandes que nosotras e ir para atrás hasta llegar al menos a alguna de ellas. Así fue que empecé a encontrarlas de a una, buscando gente de su generación, hasta llegar hasta Teresa Suárez, la número cuatro, que fue a la primera que conocí y de esa manera empezaron a aparecer.
-¿Cómo fue ese trabajo?
-Ese trabajo fue contagiar a una y así se iban sumando, cada vez más, muchas de mi generación, las que hemos jugado entre 1980 y 2000. Muchas se fueron entusiasmando conmigo y de a poco fui consiguiendo datos de pioneras mayores a nosotras, a su vez mayores a ellas y compartiendo sus fotos, recuerdos, hasta de a poco ir llegando a ellas, una por una.
-¿Y cómo avanzó tu tarea?
-También conseguí en un momento, gracias a la jugadora Evelina Cabrera, el acceso al Departamento de Fútbol Infantil, que manejaba María Fesler, y donde todos los marzos se hacía un evento para la mujer, era un evento que llevaba el nombre de quien fue la esposa de Julio Grondona. En ese marco, tuve varias reuniones con María, con quien organizamos el homenaje a esa Selección de 1971, dentro de la AFA, en el contexto del festejo del Día de la Mujer. Fue un acontecimiento para reconocer a las que ya había encontrado. Para mí representó todo un sueño poder lograr que la AFA las asumiera como nuestra primer selección mundialista. Le entregué un diploma a cada una de las casi 50 que fueron y, dentro de esas 50, habían tres de las mundialistas: estaban Marta Soler (arquera), Eva Lembessi (la número 8) y Betty García (la número 9) y un par de sus compañeras de generación.
-¿Cuánta memoria y cuánto olvido hay en el deporte argentino?
-La verdad es que en todos los deportes hay. Yo hablo con deportistas de otras disciplinas y las invito a que hagan lo mismo que hice con las Pioneras. Para poner en valor sus deportes. Porque, en cada disciplina que se juega acá en el país, en la rama femenina siempre hay un olvido tremendo, entonces a muchas que voy conociendo les digo que empiecen a hacer ese trabajo.
-¿Te llevó mucho trabajo?
-Lleva mucho tiempo, mucha pasión, mucha entrega. Yo tenía locura, desde 1988, por conocer a estas mujeres y, después, en el proceso, también fui conociendo a su generación, y me di cuenta de que no sólo era importante la historia del seleccionado del 71, sino todas sus generaciones y las que comenzaron a jugar en la década del 50. Ellas también estaban ávidas porque se narraran sus historias Advertí que rescatar sus nombres propios era tan importante como poner el nombre propio de las mujeres de México 1971.
-¿Podríamos decir que te impusiste una misión?
-Trato de contagiar al resto de los deportes la idea de que poner en valor los nombres propios de nuestras mujeres deportistas es hermoso. Eso también hace que, cuando peleamos por derechos, se empuje de otra manera. Todo lo que ha pasado con el fútbol femenino tiene que ver con el empuje que le han dado nuestras pioneras mayores con sus nombres puesto en valor.
-¿Por qué creés que la historia de Las Pioneras que jugaron el Mundial de México en 1971 permaneció en el olvido tanto tiempo?
-Yo creo que, cuando volvieron del Mundial, un grupo siguió jugando por un lado y otro grupo los hizo por otro. La realidad es que desgraciadamente el deporte femenino tiene sus mezquindades. En el proceso de ir recogiendo la historia, también me pasó esto de encontrar de que muchas no te quieren compartir lo que tienen, a muchas no les interesa contar su historia, muchas tienen eso de que no se llevaban bien con aquellas entonces no muestran esto. Hay que aprender a saltar esa parte de mezquindad. Ahora estamos en otro tiempo, con otra tecnología. El feminismo y las periodistas feministas tuvieron mucho que ver en la valoración de esta historia. Me parece que si está movida hubiese estado en 1971, a nivel mundial no se hubiese perdido la historia.
-¿Qué recepción tuvo en los y en las periodistas esa reconstrucción de la historia de Las Pioneras?
-Fue buena. Creo que Pioneras creció rápido y la visibilidad tuvo que ver con el periodismo. Si bien fue una idea mía, si no hubiese sido por la movida feminista, por las periodistas feministas, por la tecnología que ellas manejan, creo que no se hubiese visibilizado tan rápido todo esto, así que obviamente, yo le doy un protagonismo importante a las periodistas que visibilizaron lo que yo estaba haciendo.
-¿De qué te hubiera servido en tus tiempos de jugadora contar con otro tipo de cobertura periodística para lo que hacían tus compañeras y vos?
-Quizás a nosotras nos hubiese servido para contagiar más. Supongo que si nosotras hubiésemos tenido más visibilidad, la prensa hubiese sido un nexo o un canal para llegar a cada espacio del país y que lo que está pasando ahora con las nenas en toda la Argentina, podría haber sucedido ya hace 20 o 30 años.
-¿Eso te frustra?
-Todo pasa su tiempo. Siempre miró el vaso medio lleno, quizá un tiempo atrás no estábamos tan maduras como están ahora. Como deporte, todavía estamos en la adolescencia, nos falta madurar. No fue en nuestra época es ahora entonces las pioneras mayores, las de mi generación, tenemos que seguir empujando este carro para que las nenas que hoy tienen cuatro o cinco años lleguen a hacer el gran salto de calidad, teniendo en cuenta que las pioneras mayores sembraron esa semillita por este deporte, nosotras fuimos las que cuidamos ese arbolito que estaba creciendo y estás generaciones son las que lo están proyectando a nivel mundial.
-¿Cómo ves el papel del periodismo que se ocupa (o no se ocupa) del fútbol jugado por mujeres en la actualidad?
-Obviamente tenemos periodistas, la mayoría mujeres. Hay algunos hombres muy informados, muy metidos y muy apasionados por el fútbol femenino, pero el gran trabajo de difusión hoy tiene que ver con las periodistas, mayormente feministas, que fueron ganando terreno en medios y también manejan redes. Yo siempre destacó, porque para mí son de esos hombres que estuvieron en las malas, el trabajo de Maximiliano Marasso -con el diario La Futbolista-, Andrés Pérez -con SóloFútbol Femenino-, y Alberto Roca Depetri, son tres periodistas a los que he visto cubrir partidos bajo la lluvia, con un calor de 50 grados, con un frío de 0 grados, y han estado y han cubierto a su manera y eran los únicos medios que teníamos. Entonces, también hay que darles valor. Si bien tenemos miles de mujeres periodistas que están poniendo voz, imagen, letras a todo lo que es el fútbol femenino, también hay que darle una palmadita de aliento a estos hombres que hace muchos años vienen poniéndole amor y pasión al fútbol femenino. Lo han hecho sin lucrar porque soy testigo de que no han ganado nada, sólo es el amor y pasión por nuestro deporte. En el periodismo joven, que se está formando con grandes maestros inclusivos, yo diría que el 90 por ciento sale con otra cabeza, con cabeza de transmitir el deporte sin importar el género.
-¿Te parece posible que, así como rescataste la historia de Las Pioneras del fútbol, sean recuperadas las historias de las mujeres que fueron pioneras en otros deportes en la Argentina?
-Sí, creo que también esto me parece posible, que cada deporte debiera de rescatar la historia de las pioneras de su disciplina. El tema es que para eso sinceramente hay que tener pasión, amor y agradecimiento al deporte que te hizo feliz. Si tuviese tiempo y las condiciones materiales necesarias, me pondría a rescatar la historia de todos los deportes. No lo puedo hacer porque tengo que trabajar en otras cosas, pero sinceramente a mí me apasiona mucho conocer la historia de mi deporte. Hoy ya lo veo un poco más de lejos pero las observo a las pioneras empoderadas, mimadas, conocidas y es lo que tuvo que haber pasado siempre.
-¿Qué sentiste cuando se semiprofesionalizó el fútbol femenino? ¿Qué significó eso para todas las que jugaron y en la actualidad juegan al fútbol?
-La sensación que tuve es de que estamos empezando a levantar el pie para subir al primer escalón, creo que ni siquiera llegamos al primer escalón. Este lugar que se consiguió lo tienen que defender a muerte las jugadoras. No tenemos que esperar todo del dirigente, también tenemos que poner todo de nosotras. Lo que se logra también lo tenemos que cuidar. Ya es momento de que las deportistas empecemos a vivir como profesionales. Desde luego que hay que seguir exigiendo a los dirigentes, que necesitamos más medios de comunicación, más contratos. Hay que pelear para que la B y la C también tengan sus contratos y sus obras sociales. Necesitamos un crecimiento sostenido desde nuestra autopercepción como profesionales.
-¿Por qué creés que hoy continúa habiendo tantas diferencias entre el fútbol masculino y el femenino? ¿Qué cambios creés que se necesitan para que esas diferencias comiencen a disminuir y empiece a ser todo más parejo?
-De a poquito, la diferencia se va a ir acortando, se va a ir haciendo más estrecha, pero para eso no solo es exigir desde nuestro lado, no sólo decir juego a la pelota, sino empezar a ser profesional realmente como muchas de nosotras lo hemos sido sin haber cobrado un peso. Jugué 27 años y no he salido. Me perdía casamientos, cumpleaños, me he perdido de todo pero mi amor y mi pasión por el deporte me hicieron ser ultraprofesional. Ahora tenemos la semiprofesionalización, hay que llegar al profesionalismo y con el tiempo esto se va a igualar. Hay países en los que se igualan los contratos.
-¿Qué diferencias o cambios notas entre el fútbol femenino de ahora y el de cuando jugabas?
-La única diferencia que encuentro en el fútbol de mi época y el de ahora, es el semiprofesionalismo. Puedo asegurar de que las de mi generación eran jugadoras que realmente no tienen nada que envidiar a este tiempo en este terreno. Me gustaría que las jugadoras de esta generación no pierdan la empatía por sus pares: las que no tienen un contrato, las que están en la B o en el Interior. Recién estamos levantando el pie para subir al primer escalón.
-¿Y en materia de comunicación?
-Todavía no es tanta la diferencia. En nuestra época, teníamos trasmisión de fútbol de Primera: un partido en vivo y del resto había un resumen. Ahora te pasan pocos partidos y no hay resumen de nada. Además, en el diario Crónica todos los martes salían dos o tres páginas con fotos y con síntesis. También jugábamos en las canchas principales. Lo que si todas queremos empujar es que este semiprofesionalismo no sea un espejito de color que encandile y que perdamos este pequeño logro que tenemos, que no pase como pasó en Colombia, donde hace tres o cuatro años hubo una profesionalización. Este fútbol femenino no crece sólo con las que tienen un semiprofesionalismo, Este fútbol femenino va a crecer desde el Interior, desde adentro, a nivel federal, o no crecerá.