Mingo Raffaelli, el que no faltó jamás

Por León Botto y Sebastián Cardano (*)

«¿Qué hacés, Mingo?, ¿qué se cuenta?» Y ahí venia una respuesta que podía ser sobre cualquier tema: un viaje que hizo en el taxi llevando a un famoso, algo que escuchó en la radio, la velada del sábado en la FAB y así podríamos seguir.

Buen tipo Mingo, Domingo Raffaelli. Creemos que la simplicidad de la frase lo define con exactitud. Simple, siempre listo para charlar o preguntar. Cumplidor, nunca faltó a una clase en los tres años de la carrera de periodismo deportivo: el día que recibió su título, la escuela por única vez en su historia, le regaló un reloj por su asistencia perfecta. El dato más relevante era que trabajaba de noche y, cuando terminaba, compraba Olé (del que decía tener todos los números) y enfilaba para Deportea. Le gustaba venir a la escuela y aprender. Ponía muchas ganas por más que su jornada laboral fuese intensa.

Era amor el que sentía por la radio. Escuchar la Oral y poner el grabador-periodista en el parlante del auto mientras laburaba. O andar por la calle Arenales, listo para llevar a algún periodista que saliese de Rivadavia. Infaltable. Y también hacer aire y relatar boxeo. Su gran pasión. Siempre decía que le gustaba Hernán Santos Nicolini y también Osvaldo Príncipi.

Campeones en el ring fue su programa de radio, su querido momento de estar en el aire.

Cuando se cumplieron los 90 años de la historia de la radio, en un acto en el Paseo la Plaza, presentamos un clip con relatores de boxeo de todas las épocas. Y ahí estuvo Mingo ( https://soundcloud.com/user-27502116/clip-relatores-de-boxeo ), entre ellos, con su voz en una de las tantas defensas de Omar Narváez.

Fue muy emocionante el día que se recibió y lloró como un chico. Nosotros también lagrimeábamos. Recordó que alguna vez un médico le dijo que no iba a poder estudiar por un problema cerebral. Ahí estaba Mingo, con sus compañeros cuarenta años menores, demostrando que nada era imposible.

(*) Periodistas. Docentes en Deportea.