Por Morena Beltrán
¿Qué pensaría Dante Panzeri si pudiera vernos ejercer periodismo deportivo hoy? No sé si tengo claro qué podría llegar a decir, pero seguro sería contundente y, de entrada, un poco (o bastante) pesimista. Le tendría que contar que, indefectiblemente, con la evolución del juego, que no es más moderno ahora ni fue más antiguo en su época, la nomenclatura de la posición de varios futbolistas en campo ha cambiado. De seguro, los roles existían de antaño. Se puso en práctica el concepto de “laterior”, se le redujo la responsabilidad al creativo “enganche” que, se decía, se estacionaba en tres cuartos detrás del nueve y jugaba y hacía jugar al equipo parado. Hoy esa tarea está más repartida y el talento y la imaginación propia del diez, que no se extinguió y jamás lo hará, aparece cuando es necesario y el juego lo pide. Le tendría que contar, indefectiblemente, de los equipos de autor que gestionaron grandísimos entrenadores, quienes son una farsa para él, como Guardiola, Klopp, Simeone, Mourinho y tantos otros. Le tendría que contar, indefectiblemente, y con mucha paciencia, que llegó al fútbol una herramienta tecnológica para reducir el margen de error arbitral y que no entiende de grises, como toda regla genérica robótica, y si tener el dedo gordo hinchado no cambia la esencia de la jugada en un offside o una mano casual en una situación manifiesta de gol propio.
Le contaría todo eso, y mucho más, para contextualizar y concientizar todo lo que ha ido cambiando en este hermoso y misterioso deporte y su manera de verlo y contarlo y para dimensionar, que, aun así, hay un legado que, a casi 40 años de su fallecimiento, sigue recontra latente. Porque Panzeri, y su defensa por los clubes como institución social, el fútbol como herramienta formativa en todos los aspectos humanos y el juego como práctica digna y bien jugada, representa para nosotros y nosotras, jóvenes periodistas, el vínculo más saludable entre la gente y el deporte.
Creo que muchas de las respuestas que hoy encontramos partieron de sus preguntas. Y muchas de las preguntas que hoy nos hacemos, y nos seguiremos haciendo, aparecen a partir de esa sed de curiosidad, justicia y crecimiento que, a través del cuestionamiento, Panzeri nos enseñó.
Siempre hubo y habrá periodismo con sentido crítico (y también periodistas más “populares” que aprovechen la palabra para transformarla en un ruido tan incómodo como rebelde y cierto y no silencio). Hoy esa fuente emerge, sobre todo, de las redes sociales, que transforma sus views, likes, retuits y comentarios, en oportunidades. Eso también le contaría a Panzeri. Con orgullo. Porque la lucha por la decencia en el periodismo es como la vida de los enganches en el fútbol actual: no se extingue, se transforma para perdurar. Solo hay que saber dónde y qué mirar.