Por Mathías Constanzo y Lucas Vitiritti
El 1 de abril de 2025, la editorial “El Ateneo” publicó el libro “Sueños de Selección”, con un sello narrativo muy emotivo para contar las historias de los campeones del mundo en Qatar 2022, buscando mostrar la versión más humana de los jugadores. Además se destaca porque su prólogo lo hizo un campeón del mundo, Nicolás Tagliafico. “Lo que nos llevó a la cima no fue la suerte ni la casualidad; fue el sacrificio diario, el trabajo silencioso y la inquebrantable creencia de que juntos éramos imparables” dice el texto del lateral que quedará inmortalizado. En esta ocasión, los autores Victor Adrian Michelena y Nahuel Lanzillotta dialogaron con El Equipo sobre su obra.
-¿Cómo fue trabajar juntos en el libro?
Adrian Michelena: -Para mí fue una experiencia muy placentera porque venía acostumbrado durante muchos años a laburar solo con un camarógrafo pero no con otro periodista escribiendo un libro. Me sentí muy cómodo porque yo a Nahuel ya lo conocía de antes y siempre tuvimos una amistad que después se cortó con el tiempo por el hecho de que yo me fui a vivir a la costa y lo dejé de ver, pero el hecho de poder trabajar en equipo nos permitió cumplir un sueño. Yo solo el libro no lo hubiese escrito, lo hubiese dejado por la mitad. La verdad que no me entusiasmaba mucho la idea de escribirlo solo porque sabía lo difícil que es. Escribir el libro es como un maratón, es un esfuerzo por un momento placentero y por un momento sufrís un montón. aahora entiendo por qué a veces lo comparan con tener un hijo o plantar un árbol. Y pudimos cumplimentar con algo, que no es algo que nos habíamos propuesto, pero sí que nos había pedido la editorial que era que exista una misma voz en los relatos, que sea algo uniforme y no un ensamblado en donde yo escribo una parte y Nahuel escribe otra y entre los dos tratamos de que se haga lo más prolijo posible.
-¿Cómo construyeron esa mecánica?
Adrián Michelena: -Había textos que los iniciaba Nahuel, los retomaba yo, después pasábamos una segunda corrección, una tercera, se lo enviábamos a la editora, lo devolvía y había momentos en que los textos no terminaban saliendo nunca o demorábamos mucho. También, había momentos en textos en los que encontrábamos el foco rápido y, bueno, salían. Pero la verdad que fue súper positivo porque yo aprendí más todavía a trabajar en equipo y Nahuel le aportó a los textos un grado de precisión brillante, porque yo a veces daba bastante vuelta para contar algo y una cosa es dar un poquito de vuelta en una crónica periodística o en un relato de TikTok, y otra cosa es dar vuelta en un libro en donde el lector necesita muchas veces avanzar las páginas y que le cuentes cosas, entonces ahí Nahuel la verdad que se lució un montón.
Nahuel Lanzillotta: -Para mí fue una experiencia diferente, necesaria por lo menos en lo personal, en mi carrera. La gran incertidumbre que había era cómo íbamos a hacer para unificar todo en una sola voz o en un solo estilo de escritura siendo estilos diferentes, eso era lo que había que demostrar porque el expreso pedido de la editorial era que no hubiera eso de que un capítulo lo escribe uno y otro capítulo lo escribe otro: el libro debía tener una sola manera de escribir, igual todos los capítulos, en el sentido de su manera de estar escrito, en su estilo. Nos dijeron que, cuando uno leyera un capítulo, no habría que saber quién lo escribió: una única voz. Y ese era el mayor desafío en cuanto a la escritura. Porque el mayor desafío era encontrar buenas historias y que fuera interesante y yo creo que es una misión cumplida y una de las satisfacciones de este libro fue esa.
-¿Pero les costó esa sintonía?
Nahuel Lanzillotta: -Fluyó muy bien desde el primer capítulo hasta que escribimos el último. Me sorprendió incluso la manera de fluir. Acá hubo mucho también de Adrián, de su paciencia, porque él era el encargado de darle un poco más de vuelo literario para que los textos tuvieran también ese condimento tan agradable a la lectura que incluso llevan hasta la emoción, no solamente por lo que se está contando sino por cómo se lo está contando. Porque vos podés estar contando algo muy emotivo pero si no lográs transmitirlo es muy complicado: no es un podcast donde vos ahí le podés agregar pausas o le podés agregar un tango de fondo y ya está. El lector tiene que imaginarse todo cuando lo está leyendo y solamente se puede hacer de la manera en que se lo cuenta y cómo se lo cuenta. Fuimos un complemento que fluyó realmente muy bien porque acá hubo que hacer todo un laburo de preproducción y de producción, de conseguir contactos, de tratar de estar presentes ambos en las entrevistas o de cuando te dice la fuente «puedo ahora» y es ahora, no importa si estás de franco o si estás en el cine. Salí y andá al baño porque no hay otra y el que lo quiere entender, perfecto, y el que no lo quiere entender, está muy bien también pero se va a perder, quizás, una gran oportunidad de una buena historia. Y los dos eso lo entendemos muy bien. En algún momento del libro te vas a sentir identificado con alguien o con alguna situación y eso también es algo que quisimos transmitir y me parece que está logrado por los feedback que vamos teniendo de los lectores.
-¿Por qué decidieron sacar este libro?
Adrian Michelena: -Cuando uno escribe, siente una necesidad de expresarse y nosotros teníamos la necesidad de contar. A medida que Argentina iba ganando partidos, con La Scaloneta en la Copa América y demás, me agarraba como un ataque de ansiedad de no saber cómo salir a festejar porque uno ya más o menos va perdiendo el hincha y, bueno, algunos gritan y a mí se me da por sentarme en la computadora y escribir. Esos relatos los empecé a grabar con un micrófono porque, en la época de las redes sociales, yo entendía que había mucha más gente que veía videos que las que leía. Entonces dije, en lugar de escribir como escribo siempre, porque nunca voy a dejar de escribir, le voy a agregar un segundo nivel que fue empezar a leer lo que yo escribo. Por más que yo no soy locutor, dije voy a leer lo que yo escribo en voz alta para que mucha gente que no tiene ganas de leer al menos que me escuche.
-¿Empezó, entonces, con esas lecturas?
Adrián Michelena: -Y así empezó a surgir la idea de hacerles relatos a los jugadores o de contar historias. Esos videos se amplificaron, se empezaron a viralizar, llegaron a una editorial, que es El Ateneo, se enteraron de la existencia de esos videos y también de un PDF que yo había armado en el que junté todos los relatos que había hecho en internet, en mis redes sociales, y le agregué fotos al PDF. Fotos que me cedió un fotógrafo peruano que había cubierto el Mundial de Qatar. Entonces el fotógrafo me cedió 100 fotos exclusivas de él, yo las armé en un PDF, o sea, estaban los relatos con fotos de él. Ese mismo PDF, llegó a la gente de la editorial y me propusieron escribir un libro. Les dije que sí, que por supuesto, pero un poco fue inconsciente porque el PDF tenía 80 páginas, pero 60 eran prácticamente de fotos y 20 de texto y el libro que me proponía la editorial tenía que tener 200 páginas.
Entonces yo tenía que ponerme a investigar completamente de nuevo porque las historias que tenía no me alcanzaban para escribir un libro eran microrrelatos, no tenía ni el 10 por ciento del libro que pretendía la editorial. Hablamos con Nahue, porque él es cronista de la Selección Argentina en el diario Clarín y hace ocho años que cubre Selección y conoce todos los recovecos de la Selección y conoce muchos jugadores.
-En el rol como periodistas ¿alguna de las historias, que pusieron en el libro, los atravesó en especial?
Adrian Michelena: -Sí, todas las historias te atraviesan. En el caso de los campeones del mundo, uno siente como un respeto mayor por la historia de cada uno de ellos: lograron lo máximo, lograron lo que cualquiera de nosotros hubiese soñado, porque todos alguna vez fuimos futbolistas frustrados. Entonces, partiendo desde ese lugar, uno se emociona y se conmueve con un montón de historias pero, claro, en el momento de investigar, cuando uno empieza a hablar con las madres y los padres de los campeones, con sus formadores y con ellos mismos hay historias que te conmueven, algunas mucho más que otras. Una de las historias más fuertes es la de Rodrigo de Paul y la conexión que él tiene con su abuelo. Detrás de los caramelos de De Paul, la cábala que generó esta Scaloneta, hay otra historia mucho más linda y más emotiva que conecta a De Paul con su propio abuelo, esos caramelos eran los que le compraba el abuelo cada vez que lo llevaba a entrenarse y cuando su abuelo Osvaldo murió, De Paul no tenía a nadie que lo llevara a entrenarse y no quería ir más a jugar al fútbol, hasta que lo fueron a convencer los compañeritos de Racing a la casa y le decían «por favor, Rodri, volvé» y Rodrigo volvió con 14 años. Cuando debuta en primera y empieza a consagrarse a nivel internacional, incorpora este hábito de los caramelos que fue increíble porque eran los caramelos que le compraba su abuelo. Uno puede decir, bueno, es una historia sí, pero al mismo tiempo la mamá de Rodri, nos contó para poder escribir este libro, que el mismo De Paul no sabía que el abuelo, para poder comprarle los caramelos a él, se tenía que volver a su casa caminando porque se había gastado la plata del boleto de colectivo en las golosinas para su nieto y Rodrigo De Paul nunca supo que su abuelo se volvía a su casa caminando 20, 30, 40 cuadras para comprarle los caramelos que tiempo después fueron cábala.
Nahuel Lanzillotta: -Yo coincido con el tema de De Paul, que es muy emotiva, pero hay un montón más como la de Licha Martínez que tiene una historia muy fuerte de humildad, de cuando eran chicos que no le sobraba absolutamente nada, tenía muchas carencias por ejemplo. al momento de entrenar, entrenaba en alpargatas o descalzo porque no tenía botines y tenía que esperar a que termine de jugar la categoría más grande para intercambiarse los botines y poder jugar con esos, además usaba canilleras de cartón, que estaban hechas con las cajas que le daban los kiosqueros de Gualeguay.
-Es una manera de comprender quiénes son…
-Un montón de esas historias te va haciendo entender, a medida de que íbamos descubriendo y escribiendo, por qué cada jugador se fue forjando de la manera que se fue forjando, por qué tiene determinado carácter, por qué no se achica las bravas, por qué se está jugando una final del mundo o lo que sea y juegan como si estuvieran en el patio de su casa. Otra historia que a mí me llamó mucho la atención es la de Alexis McAllister, había dado el salto en su carrera que era llegar a Europa y tenía todo para triunfar pero de repente llega a Inglaterra y se da cuenta que futbolísticamente, físicamente y hasta anímicamente la estaba pasando muy mal, en el medio lo agarra la pandemia, él estaba solo y de repente empieza a replantearse, habiendo sido un jugador exitoso en Argentinos Juniors y en Boca si sirve para jugar al fútbol. Entonces, ahí es cuando levanta el teléfono llama a su madre y le dice: ´no sé si sirvo para esto´, la mamá estaba manejando, tuvo que estacionar y ahí se da una charla, que está contada en el libro, que fue un punto de partida para él en su carrera. Pero está lleno de este tipo de historias que por ahí la gente no sabe mucho, no las conoce, o las conoce muy poquito o no las conoce en profundidad y bueno en el libro con Adrián lo que hicimos es justamente ir a las fuentes y tratar de contarlas con el máximo detalle y precisión posible para que haya registro de lo que tuvieron que pasar cada uno.
-En un país como Argentina, donde todos «sabemos de fútbol», ¿cómo lograron escribir para que el que ama el deporte no le parezca repetitivo los temas del libro y también cómo lo mezclaron para que el que no ve un solo partido se sienta atraído?
Nahuel Lanzillotta: -En algunos casos sí teníamos algún dato puntual que queríamos chequear y comprobar, nos ha pasado también que teníamos un dato que nos desmintieron y entonces se nos caía la historia y teníamos que ir por otro lado y empezar a buscar de nuevo y chequear y ver por dónde podíamos ir, porque lo que nosotros queríamos era que cada historia no fuera una simple biografía porque eso está escrito en todos lados, nosotros queríamos que cada historia tuviera un foco puntual y a partir de ese disparador, contar el resto de la historia porque la idea no era hacer una descripción biográfica, sino más bien un perfil, además en algunos casos no está contada toda la carrera del jugador, sino hay algunos aspectos que están mencionados muy por el costado y nada más porque sino era desviarse mucho del foco.La idea era siempre tener un disparador que sea interesante, que sea llamativo, que sea diferente, que sea nuevo dentro de lo posible y que no se supiera o que se supiera muy poco y a partir de ahí ir construyendo los relatos.
-Una vez que se supieron las historias de los jugadores ¿cambió su forma de ver la vida de alguna manera?
Adrian Michelena: -Yo creo que Nahuel pudo redescubrir otra faceta suya periodística que la había desarrollado en algún momento pero bueno, con el tema de la labor diaria y estar preso de la vorágine del día a día le permitió a él soltar un poco la mano y mostrar que efectivamente se pueden contar historias de una forma más narrativa y no estar asfixiado por la actualidad o por el poco espacio que le dan para escribir. Creo que a Nahuel le dio un vuelo increíble que yo sabía que tenía y lo demostró, siempre tuvo esa percepción para contar historias pero acá pudimos desarrollarlas en plenitud.
Nahuel Lanzillotta: -Coincido con lo que dice Adrián, me sacó del día a día, de lo netamente informativo y me transportó a otro lado y a mí me sirvió también porque me exigió a tener que elevar mi nivel de escritura al nivel del de Adrián, que realmente escribe muy bien con muchísimos más recursos literarios que envidio sanamente y eso me forjó, esto es como cuando jugás al fútbol si el de al lado tuyo se mata entrenando, bueno vos te tenés que matar entrenando porque si no comés banco y esto es igual, si ves que el de al lado está poniendo toda la carne en el asador y realmente tiene una prosa envidiable bueno uno tiene que esforzarse y dar todo lo mejor sacar todas las herramientas que tenía
-¿Llegó a hacer cambiar su forma de mirar el fútbol?
Adrian Michelena: -No sé si me voy a sentar a ver un partido de fútbol y ahora lo voy a ver distinto, creo que lo voy a vivir con la misma pasión con la que lo vivo siempre, al fútbol lindo lo voy a seguir aplaudiendo y el fútbol malo lo voy a cambiar de canal o insultar, no va a cambiar nada en mi esencia, pero sí entiendo que el hecho de contar las historias de los campeones del mundo, de un costado tan humano y tan realista a mi me hace redescubrir otra faceta de los jugadores, porque es cierto que muchas veces nos queda como impregnado esa cosita de ‘son millonarios, viven una vida soñada´ pero esto nos permite redescubrir el camino que ellos hicieron entonces es como que internamente uno los ve como mega figuras, pero cuando hablas con los padres y las madres se dan cuenta que estos pibes son 100% terrenales. Al contar las historias de estos pibes yo ya les perdí el aura esa que tenían de inmaculados y los veo como personas comunes y corrientes que se rompieron el lomo para llegar a donde están y al verlos enjuagar en una cancha, yo ya no tengo esa imagen de multimillonarios que se les quiere crear, para mi millonarios es que el “Dibu” Martínez tenga como héroe a su mamá y a su papá, que el pibe no se le haya creído ni un poco y haya reconocido el esfuerzo que hicieron los padres por él.
Nahuel Lanzilotta: -Yo el fútbol lo empecé a ver de otra manera desde que empecé a laburar de esto, a partir de ahí el fútbol ya lo veo de otra manera y no como un negocio, que lo es, pero sí con otros ojos más analíticos. Sin embargo con la selección me pasa algo muy complicado porque con la selección, de hecho vos me ves acá y así con la campera de la selección estoy vestido en mi casa y al gimnasio voy con esto y no me pongo la de un equipo de fútbol, me pongo la de la selección porque yo soy muy hincha de la selección entonces ahí me pasa algo muy loco ya que se mezcla la pasión con el laburo y es complicado. Es complicado tener que estar laburando y analizar en frío, es muy difícil de sobrellevar ciertas circunstancias como la final con Francia pero bueno la vas llevando, lo que sí por ahí me cambió, luego de descubrir las historias de este libro y escribirlas, contarlas y verlas hoy publicadas es que entendí mejor ciertas personalidades de cada uno de los chicos por ejemplo, por qué el “Dibu” es así o por qué De Paul es así, no es que al tipo le gusta comer caramelos Sugus porque le hace el chivo antes de cada partido, es porque realmente hay un vínculo muy profundo que lo transporta directamente a sus momentos más felices de su infancia que es un refugio en donde todos nos sentimos muy seguros y fijate que De Paul lo hace en la previa de cada partido importante porque evidentemente es la manera en que el tipo se siente seguro y refugiado, eso me hace entender un poco más por qué De Paul deja todo dentro de la cancha, por qué las corre todas y por qué le dicen el motorcito
-¿Qué significa para ustedes que el prólogo de su obra lo haya hecho Nicolás Tagliafico?
Nahuel Lanzillotta: -Es un orgullo, para nosotros fue el broche de oro porque estaba la opción de que no haya prólogo, pero queríamos que lo haga un campeón del mundo para legitimar todo y le iba a dar una ´frutillita al postre´ para que sea completo. Es un orgullo gigante que lo hubiera hecho cualquier jugador como por ejemplo Rulli que no sumó minutos, pero tuvimos la suerte que lo haga el que teníamos apuntado porque Tagliafico es un tipo analitico y que le gusta leer ya que la mayoría de los jugadores de ahora son PlayStation, mate y truco y no te agarran un libro ni de casualidad porque también hay otra realidad en la que muchos dejaron la secundaria para dedicarse a ser futbolistas, por ejemplo Nico terminó la secundaria en la Copa América 2021 y cuando hablamos con él para hacer el prólogo enseguida nos dijo que sí y fue un golazo porque sabíamos que lo que iba a hacer él iba a estar bien y cuando nos llegó lo que escribió no tuvimos que retocar nada, confió en nosotros, el nombre de él figura en la tapa, en la contratapa, obviamente en el prólogo, y él lo cobró mango por eso, porque este libro necesitaba un prólogo de uno de ellos porque este libro es de ellos.
Adrián Michelena: -Coincido. Es un orgullo enorme que Tagliafico haya confiado en nosotros porque es el único libro que tiene un prólogo hecho por un campeón del mundo, además nosotros somos periodistas de la vieja guardia, no somos influencers o streamers, o sea no somos conocidos y ellos se mueven más con periodistas de tele o streamers y que un campeón del mundo haya confiado en dos periodistas de perfil bajo como nosotros, nos demuestra que algo bien hicimos.
-¿Qué sienten al ver el libro publicado?
Adrian Michelena: -Yo creo que nos vamos a sentir más orgullosos dentro de unos años que ahora, uno no hace un libro para vanagloriarse ni para mirarse el ombligo, uno lo hace porque tiene la necesidad de contar y expresarse, la única forma que más o menos nosotros podemos expresarnos es vía escrita. La palabra escrita tiene un peso específico que al momento no tiene la oralidad, nosotros sabemos que ese libro, como decía Borges, escribir un libro es como arrojar una botella al mar, entonces uno sabe que lo escribe y suelta, ya no sabe a dónde va a llegar, a manos de quién, puede ser en manos de un campeón del mundo, en manos de una maestra de escuela, en manos de una persona que hacía tiempo había olvidado el hábito de la lectura, o en manos de un abuelo que se lo compra para su nieto, entonces con que haya un lector que esté satisfecho, que lo haya conmovido en la historia, para mí el objetivo ya está cumplido. Uno no escribe un libro para el currículum, uno lo escribe por la necesidad intrínseca que tenemos nosotros como periodistas de poder contar algo y la sensación es la misma que la que tuvimos cuando escribimos, al menos de mi parte, es muy gratificante el hecho de saber que el trabajo está terminado y que está teniendo buena recepción, eso es fundamental, después si se vende más, si se vende menos, eso ya es una circunstancia del mercado, para mí es maravilloso el hecho de poder escribir un libro porque creo que dejamos un testimonio del pasado para las nuevas generaciones, dentro de 10, 20, 30 años sabemos que hay un libro que contó las historias de los campeones del mundo de 2022 desde una narrativa distinta, desde una óptica atemporal, yendo a buscar fuentes primarias y en donde ninguno de los dos autores se quiso lucir o colgarse alguna medalla, sino que relegamos cualquier afán de protagonismo, y el peso específico no es de los jugadores sino de las historias.
Nahuel Lanzilotta: -Yo siento obviamente satisfacción, pero por el hecho de ver algo que costó tanto sacrificio terminado y después, algo muy personal, obviamente que está buenísimo que lo pueda leer cualquiera, sea una persona importante o no, o uno de los campeones del mundo, pero para mi fue que lo hayan leído mi viejo y mi vieja, después el resto es anécdota.