Por Celina Lares y Victoria Rapetti
Florencia Paz Landeira, productora periodística, es parte de cooperativa Nos Digital, que realizó el documental “¿Quién decide si podés jugar?”, publicado principalmente vía Youtube. Se trata de un trabajo fílmico para darle voz a las personas trans a nivel nacional que hacen deporte. Son cinco historias de vida. Cada quien habla de su deporte y de su disciplina, de cómo vive su día a día en el deporte. Además, el documental cuenta con un testimonio médico, especializado en endocrinología. La voz de los protagonistas fue la verdadera razón de esta creación para que cada vez más personas decidan informarse sobre este tema. Un criterio nítido: no hay toma de partido, pero sí se muestran datos acertados para que cada uno decida construir su pensamiento, construyan empatía y apoyen la realidad de cada individuo.
«¿Quién decide si podés jugar»? fue dirigido por Sebastián Smok, quién, además, editó e hizo el montaje. Junto con Paz Landeira, produjeron Anabella Arrascaeta y Nicolás Zuberman, El coordinador de producción fue Guido Molinari, en tanto que la edición de sonido y la música original es de Guido Donato y Tomás Lobov. Bruno Ciancaglini, Nicolás Zuberman y Carla Tudanca trabajaron desde la segunda cámara. Es un documental de 34 minutos y se puede ver acá: https://youtu.be/oRat8hDBqqg?si=je8ID2I-HcAdlCfS.
-¿Cuál fue el principal objetivo en hacer el documental?
-En su momento, la motivación que identificamos era, y creo que sigue siendo, un debate en curso, abierto. En general, tiene sus picos de intensidad durante los Juegos Olímpicos o cuando hay algún atleta en particular que gana algún torneo de competencia o rompe algún récord, ahí se vuelve a poner en agenda.
-¿Y qué percibían?
-Notábamos que era un debate en el que a todas las personas les gusta intervenir, opinar y muchas veces hasta tomar posición, no con suficientes argumentos. Muchas veces la opinión pública tiende a tomar un tono bastante prejuicioso, estereotipado o excluyente directamente de las personas trans. Mencionaba lo olímpico porque, de hecho, el Comité Olímpico Internacional directamente excluyó a las personas trans de la competencia. Nos parecía que había mucho para contar, reflexionar, problematizar y, sobre todo, historias en primera persona, que en general faltaban en estos debates.
-O sea, eludir, en lo posible, los prejuicios.
-Fácilmente cualquiera se pone un poco la camiseta de experto o experta y da una opinión supuestamente autorizada, pero faltaba conocer, qué pasa con estas personas de carne y hueso, cómo lidian o intentan conciliar su identidad de género autopercibida y su sueño de ser deportistas, atletas, y dedicarse a aquello que aman y en lo que se destacan. Estamos hablando en general de estas historias de deportistas que fueron o han intentado ser profesionales, esa fue la motivación inicial, decir hay un montón de regulaciones cruzadas, cada federación o asociación tiene sus normas, sus leyes. Hay tal límite de testosterona por acá, la ley propia nacional, la ley de Identidad de Género; un montón de voces oficiales de expertas, leyes, normas en tensión, en contradicción. ¿Qué pasa con las personas?, ¿que hacen frente a todo esto? Porque las vidas transcurren y no podemos esperar a que alcance un consenso. Nos interesa contar estas historias de vida que aparecen como chiquitas, pero que muestran toda la complejidad que tiene este tema.
-En los Juegos Olímpicos de Tokio, hubo una polémica con Imane Khalife, boxeadora argelina. ¿Qué hubiese pasado si realmente era trans? ¿Creés que le hubieran dado la pelea por ganada como una excepción?
-Uno tiende a pensar que no. Ese caso fue super interesante, dejó en evidencia los prejuicios, estereotipos y muchas otras cosas. Porque pareciera que, por un lado, cuando las mujeres cis se destacan en sus disciplinas, sobre todo con la fuerza, destreza corporal, cuando baten records o desafían parámetros, son tratadas de monstruos o de hombre. No es el primer caso. Pienso en las hermanas Williams, en el tenis: han habido tapas de revistas de ellas super racistas y sexistas, comparándolas con bestias. Hay algo ahí muy profundo de misoginia y machismo que hace ruido, que una mujer sea tan poderosa o tan potente, desafíe tanto los promedios.
-Con los varones es diferente.
-En cambio, cuando son varones, por ejemplo Messi, son dioses y nadie va a cuestionar si puede o no estar en la cancha. Amo a Messi, no es para poner atención sobre su nivel y la admiración que nos genera, pero sí la reacción social frente a esos casos. Los varones son idolatrados y nadie duda de que está bien o no que compitan aún cuando la ventaja que tienen sobre sus compañeros es indiscutible. Al revés, las mujeres directamente son sospechadas, acusadas de estar fuera de lo normal. Efectivamente si, en vez de Khalife, se hubiese tratado de una mujer trans, dudo que le hubieran otorgado el título y que le hubieran dado la pelea. Y también nos abre a otras preguntas, porque en este caso, era notoria la diferencia física, pero hay un montón de mujeres cis que compiten y cuyos niveles de testosterona no son medidas de forma rutinaria. Sin embargo, como este caso lo mostró, son promedios aquellos que se consideran normal. Así como hay personas extremadamente altas y nadie cuestionaría que quisieran jugar al básquet, hay personas que tienen niveles hormonales que se corren un poco de esos promedios y cuando su identidad de género se corresponde al sexo que les fue asignado al nacer, no hay sospechas, no hay demasiado ruido al respecto.
-Otro escenario que el de las personas trans.
-En personas trans, sí hay una exigencia de adecuación a un parámetro biomédico normativizado super estándar. Insisto, el documental no toma una decisión cerrada ni concluyente, ni dice qué hay que hacer, sino que muestra justamente la complejidad e incluso a nivel médico científico tampoco hay un consenso. Por eso diría que el documental tiene la voz de sus protagonistas trans.
-Ustedes apelaron a un profesional médico especializado. ¿Por qué?
-También entrevistamos a un médico endocrinólogo porque hay cuestiones técnicas y para que sea una audiencia abierta y poder tener esos datos. Ella misma dice: «Es algo super reciente la participación de las personas trans en el alto rendimiento y este tipo de procesos también son recientes, no tenemos todavía evidencia ni del corto ni largo plazo». Comparte algunos hallazgos que sorprenden y que dificulta mucho tomar como una decisión que pueda aplicarse a todos los deportes y a todos los deportistas. Esta noticia dejó en evidencia los hilos de este debate y es difícil llegar a una respuesta unívoca ya que, de hecho, los propios deportistas que entrevistamos tampoco tienen respuestas, eso es interesante, no tienen como un discurso militante.
-¿Te gustaría que más medios de comunicación le dieran más espacio para darle más voz a los deportistas trans que quieren disfrutar más del deporte sin preocuparse siempre del qué dirán?
-Sí, en términos generales está buenísimo que los medios de comunicación, sobre todo los masivos, se puedan dar cuenta de la diversidad de experiencias en todos los ámbitos y en los deportivos especialmente. Creo que el deporte tiene eso: para estas personas en muchos casos fue un refugio más que la escuela, fue un espacio más inclusivo, más respetuoso, sobre todo en los deportes más populares y más masivos de nuestro país. Todavía pareciera que se condensa, un montón de prejuicios y de formas y expresiones violentas.
-¿Dónde, por ejemplo?
-El clásico ejemplo del fútbol y toda la cultura que todavía tienen las hinchadas de una masculinidad reservada. En la medida que los medios puedan retratar mayor diversidad de experiencias, se va a ir desarmando y poniendo atención esos estereotipos. Pienso en uno de los casos del documental, Marcos, es un varón trans que juega al fútbol en Entre Ríos. Pudo anotarse en su club afiliado a la AFA, pero por la reacción de las hinchadas, la mala onda y la agresividad que había hicieron que se alejara. No fue un tema de legislación o exclusión oficial, sino por lo social y ahí los medios es donde más pueden incidir, por supuesto pueden incidir en debates legislativos mostrando evidencia, información, estás historias encarnadas, pero en el clima social y en aquellos que está legitimado para decir o no, es donde más pueden incidir.
-Cuando escuchas que están en contra de la inclusión, ¿qué se te viene a la cabeza?
-Ahí tendemos a caer en generalizaciones, es muy difícil que esas generalizaciones respondan a la realidad de las personas. Primero, porque los niveles de fuerza varían en las personas. Es cierto que en el alto rendimiento los niveles se van volviendo más chiquitos. Por ejemplo, en el caso de Romina, la voleibolista, es buena, se destaca, pero no es que saca una ventaja que arrasa en cada partido que juega. También las personas tenemos muchas historias y muchas capas en nuestro cuerpo que no son solo el nivel de masa muscular y fuerza muscular, Romina tuvo que dejar por varios años sus entrenamientos para hacer su proceso de adaptación corporal, podríamos leerlo como una desventaja deportiva, porque quizás en sus años de mayor desarrollo corporal tuvo que alejarse, no entrenarse, subir de peso, alterar sus niveles hormonales, con la retención de líquido que eso conlleva y que le llevara mucho tiempo volver a sus niveles previos, si es que volvió. Qué pasa entonces, es una ventaja o una desventaja, porque a veces parece que solamente con el nivel de masa y fuerza muscular podemos definir cómo puede desempeñarse una persona en un deporte y no es así. No quiero menospreciarlo por supuesto, es fundamental, pero hay muchas otras dimensiones físicas, subjetivas emocionales, experienciales que se ponen en juego a la hora de entrar a una cancha y pegarle a una pelota, a jugar a lo que sea. Tiende a ser una generalización que lamentablemente excluye, insisto, no es que la respuesta tenga que ser sí a todo, porque de pronto hay casos en los que hay que establecer algún tipo de regla, de parámetro, porque sino podemos irnos al extremo de eliminar las divisiones por género y pensar otro tipo de organización de categorías.
-¿Crear una categoría para deportistas trans sería una manera de discriminación o sería justo?
-Lo que sucede es que siguen siendo una población muy pequeña. A veces, con el nivel de virulencia que toman estos debates, parece que hablamos de un montón de gente y realmente no. Cuántas personas trans hay que se estén dedicando al deporte profesional en Argentina, son realmente muy pocas y no tuvimos la pretensión de llegar a todas y de ser representativas, pero no es que fue facilísimo llegar a estas historias que no son tantas, mucho menos si empezás a ver por cada disciplina. En el caso de Elías, el judoca, él dice: «Si yo tuviera que competir en una categoría trans, no tendría con quién. No hay otro varón trans de mi peso que se dedique al judo, no tendría con quién competir, sería lo mismo que decirme ´no podes participar’´´.
-Ustedes muestran que no todos los casos están en situaciones iguales.
-Ana, la corredora, fue bienvenida en carreras femeninas. Cuando empezó a mejorar sus marcas, generó ruido, entró en la disputa del podio. Hay premios, dinero y otros intereses. Para evitar el conflicto dijo: «Ármenme una categoría paralela y yo comparto podio, somos dos primeras, primera mujer cis y yo. A mí me encantaría competir con otras competidoras trans, pero no hay, compito contra mí misma, contra mi última marca». Es una disciplina que te lo permite. ¿En una disciplina colectiva cómo hacés?, ¿formás equipos de fútbol de mujeres trans? Si bien pareciera resolver en un sentido porque no molesta a nadie, la práctica termina siendo irrealizable por tratarse de una proporción muy pequeña de población.
-¿Cómo se vive hoy el prejuicio y la ignorancia en relación a años anteriores? ¿Sigue igual o se vio algún cambio en Argentina?
-Van a ser quince años, sin dudas hubo avances en términos de inclusión, reconocimiento de sus derechos humanos, cierto respeto por su identidad autopercibida. En los últimos meses del 2023 hasta ahora, a nivel público y oficial del ejecutivo nacional se ha propagado un discurso super regresivo en término de los derechos de las personas trans cuestionando los tratamientos hormonales en infancias y adolescencias, cuestionando todos los derechos humanos de las personas trans. Hay algo de los contextos que son dinámicos, no lineales y eso creo que tiene en la sociedad. De pronto, hace unos años había tendencia hacia un consenso que no daba hablar mal de las personas trans, no daba ridiculizarlas, burlarse, agredirlas, violentarlas, había algo público que estaba tendiendo al respeto, y ahora pareciera que se habilita de nuevamente un discurso trans odiante, trans excluyente.
-Claro, no es una situación estática.
-En la cotidianeidad, es difícil medir hasta dónde, cómo se vive en las vidas reales que está impactando. Sin duda que son una población que sigue siendo muy excluida y muy vulnerada, sus índices de empleabilidad, del acceso a la vivienda, a la salud, siguen siendo muy bajos. Y por supuesto un contexto de empobrecimiento o empeoramiento de las condiciones de vida sociales en general, afecta especialmente y eso favorece la discriminación. Si bien hubo muchos avances en términos legislativos en su momento y de discurso social, creo que todavía vemos mucho prejuicio, mucho estereotipo y capaz nos conformamos o nos sentimos cómodos con algún personaje pintoresco mediático, pero después en las vidas cotidianas más reales seguimos reproduciendo muchos estereotipos.
-¿Se pone más en discusión cuando es una mujer trans o al revés?
-Si, ahí es donde está el debate más álgido. Porque ahí es donde entra el argumento de la ventaja deportiva, de los niveles de testosterona, fuerza muscular y demás. Lo que explicaba un poco la endocrinóloga, depende de muchas cosas. Algo interesante que encontraron es que las mujeres trans demostraron que, aun sin hacer tratamiento hormonal, tienen menor fuerza y menor masa muscular que los varones cis. Esto podría corresponder a cuestiones sociales. Durante la infancia, de pronto no participan tanto de deportes, entonces no tienden tanto a entrenar su cuerpo de manera en que culturalmente los varones suelen hacerlo, se desarrollan de otra manera. Y recién ahora se está viendo qué pasa con los tratamientos hormonales, hasta qué punto disminuir los niveles de testosterona por un tiempo prolongado y aumentar los niveles de estrógeno para acercarse a los niveles promedio de una mujer cis, hasta qué punto afecta su fuerza muscular, esto está en estudio y varía mucho en qué momento lo haces de tu vida. Por ejemplo, Elías, lo hizo a principio de su pubertad, entonces no había desarrollado todos los rasgos de feminidad, lo hizo antes de terminar el desarrollo de sus rasgos del sexo que se le fue asignado al nacer. No es lo mismo que hacerlo a los 30 años. Hay tantas variables que finalmente pretender una regla homogénea y única es lo más injusto, aunque suene paradojal uno tiende a pensar en lo universal, en este caso pareciera que es al revés.

