Un libro de deporte, amor, locura y muerte

Juan Stanisci, el director del colectivo «Lástima a nadie, maestro», cuenta cómo fue construida una obra colectiva que cambia el foco de las narrativas clásicas.  El colectivo publicó su quinto libro: Crónicas de amor, locura y muerte. Y se consigue a través de la web de Lástima a nadie (https://lastimaanadie.mitiendanube.com/productos/cronicas-de-amor-locura-y-muerte/). El 5 de noviembre a las 19hs será presentado en Velazco Bar, en Velazco 492.

-¿Cómo y por qué se les ocurrió hacer este libro?
-Crónicas de amor, locura y muerte es nuestro quinto libro. Luego de dos publicaciones vinculadas con la coyuntura, como fueron Ilusión eterna y Los mundiales invisibles, ambos de 2023, relacionados con la Copa del Mundo ganada en Qatar 2022, queríamos hacer algo atemporal. Este libro lo veníamos pensando incluso desde antes a los anteriores. Teníamos algunos textos ya publicados en la página que contaban historias trágicas y que, por la manera en la que estaban narrados, podían funcionar bien si se los juntaba en un libro. Esto nos llevó a proponer distintos nombres para completar la nómina. Cuando le contábamos del proyecto a otras personas, solía pasar que nos comentaran de personajes que podíamos sumar, como el Palomo Usuriaga, Gigi Meroni o Marco Pantani. En los tres casos le propusimos a esas personas que escribieran esas tres historias. Por lo que se dio un libro mucho más abierto que en otras ocasiones, con más colaboradores de lo habitual. Esto le dio a Crónicas de amor, locura y muerte una polifonía más fuerte incluso que en los libros anteriores. Sumamos tres grandes cronistas como Juan Boldini, Tomás Angrisano y Paolo Galassi, a los que escribimos habitualmente.
Luego el proceso fue bastante largo. Como el libro no tenía relación con la actualidad pudimos trabajarlo con paciencia, corregirlo y ordenarlo con el tiempo que una publicación así requiere. Quizás por eso este, de todos los libros que hicimos, es el que nos deja más conformes con el resultado final. Es el que más se parece a lo que habíamos pensado cuando surgió la idea original.

-¿Se sienten raros al hacer foco, en el marco del universo de exitismos que predomina en el deporte, en la locura y la muerte?
-Raros no, pero quizás sí un poco fuera de sintonía con esta era. Nos pasó que las redes sociales nos banearan o mostraran menos las publicaciones relacionadas al libro porque tenía la palabra muerte y una calavera en la tapa. Esto nos generó algunas complicaciones a la hora de comunicar la salida del libro, pero intentamos sortear esta complicación tratando de mostrar los textos que había en el libro. Buscamos que nuestros lectores conozcan las historias, vean cómo estaban escritas. Ahí pudimos gambetear un poco lo poco que mostraban nuestro contenido las plataformas.
En algunas de las historias que contamos, el éxito está relacionado con los protagonistas: por ejemplo, Ayrton Senna o Kobe Bryant. Tipos que lograron grandes éxitos aunque hayan tenido vidas breves. Pero la mayoría del libro va claramente por otro lado, con historias de deportistas que no tuvieron éxito en los términos actuales. Que perdieron mucho más de lo que ganaron.
También son historias que hoy pueden sonar raras dado que la locura hoy es vista en términos de salud mental. Nosotros no renegamos de esta mirada, pero sí intentamos pensarla con otros matices. En el arte, a diferencia del deporte, la locura es una cualidad positiva. El libro busca resaltar el costado artístico del deporte, que la locura está relacionada con la trascendencia, con poder acercarse un poco a la inmortalidad.

-¿Cómo funciona la construcción colectiva de un libro?
-Lástima a nadie surge como un proyecto colectivo. Aunque tuvimos cambios en quienes lo conformamos, siempre fue una construcción colectiva. Todos los proyectos que encaramos son realizados por varias personas. Este libro no es la excepción. Es un desafío lograr que textos distintos, de personas que, en algunos casos, ni siquiera se conocen, logren conformar un hilo narrativo y una manera de narrar. Para ello tenemos mucho diálogo con quienes escriben, mucho ida y vuelta, aunque siempre respetando las voces y las ideas de cada uno. Queremos que los textos sean distintos entre sí, pero el desafío es que respeten una mirada que logre abarcar no solo la carrera deportiva sino que también pueda dialogar con su contexto, con otras formas de arte, de cultura, de historia y de política. Y que logre agregar algo más a esa historia, que no sea solo un resumen de lo que el autor vio en documentales, en otros textos o en otros libros. Intentamos que los textos logren crear algo más a partir de esas historias de vida.

-¿Qué es Lástima a nadie, maestro y cómo trabaja?
-Somos un proyecto que está todo el tiempo en construcción, tratando de repensar lo que hacemos. Nuestros pilares son los libros pero también la cobertura de los grandes torneos. A eso le sumamos en el último tiempo una serie de textos llamada “Las calles no olvidan” que busca rescatar futbolistas del ascenso y de primera división de los 90 y los 2000. Jugadores de la clase obrera, podríamos resumir. Tipos que la remaron, que quedaron lejos de los grandes flashes, pero que lograron marcar la historia en clubes que no son considerados grandes. Nos sorprendió mucho la respuesta por parte de nuestros lectores, por lo que es probable que esta serie se transforme en libro en el corto plazo.
Buscamos contar el deporte desde un lugar distinto al que lo hacen los grandes medios o los canales de stream. Si bien escribimos sobre actualidad, intentamos siempre aportar un ángulo distinto: a través de la poesía, de la música, de la literatura o buscando un ángulo diferente.

-¿Por qué le añadieron libros al proyecto de la narrativa cotidiana del deporte?
-Si bien siempre tuvimos al libro como un objetivo, la idea se concreta cuando la editorial Milena Caserola nos propone hacer el primero: Crónicas Maradonianas (2021). A ellos les gustó el resultado y nos dieron lugar para realizar una colección dentro de la editorial. Ahí tenemos total libertad para laburar los temas que queramos de la manera que consideremos adecuada. Los libros nos permiten otra temporalidad, trabajar con más tiempo y más longitud los textos. Textos que en una web quedarían muy largos en un libro pueden tener la duración que realmente requieren. Es un formato que complementa el trabajo que hacemos cotidianamente, de lo contrario solo nos quedaríamos escribiendo textos breves con pocas posibilidades de mantenerse en el tiempo. El libro nos permite jugar en otra temporalidad distinta a las de la web o las redes sociales.