Por Oriana Cassanello y Paula Prieto
Daniel Lagares, periodista y docente en Tea y Deportea, quien además fue autor del libro Ganar, publicó este año otra obra: La serie A en los 90. Allí lleva al lector a recordar la época dorada del fútbol italiano luego del Mundial de 1990 y de la llegada de numerosos extranjeros que marcarían la historia del deporte. El recorrido rememora momentos como la Sampdoria y sus gemelos del gol, el Milan de Capello y sus estrellas, la revolución del Parma, los hitos a repetición de la Juventus, el Inter del Fenómeno Ronaldo, la Lazio de Beppe Signori, la Fiorentina de Batistuta y la Roma de Balbo.
-¿Por qué decidiste como temática del libro la Serie A en los 90? ¿Cómo se te ocurrió?
-No se me ocurrió a mí, no la elegí yo, pero la acepté gratamente. Se le ocurrió al editor del sello LibroFútbol, que es Pablo Vignone, un amigo y ex compañero de trabajo. Ellos tenían una serie de títulos para armar libros y uno era el fútbol italiano en la década de los 90. Yo lo acepté por varias razones; porque me gusta Italia, me gusta el fútbol italiano, soy muy cercano o fui muy cercano como aficionado y como periodista a todo lo que le pasó al fútbol italiano. Además, viví muy de cerca toda la década del 90 ya que fui al Mundial aquel en el que Alemania le ganó la final a Argentina. Quedé muy conectado, luego lo seguí muy de cerca y viajé después en la década del 90 un par de veces más a Italia, así que tenía contactos de periodistas y amigos en Italia. Por lo tanto, tratar de construir esa década, o de reconstruirla y contarla, me iba a ser más accesible que otro de los títulos que me proponían.
-¿Qué es para vos lo que tiene de especial esa época?
-Lo que más me llamó la atención es, contrariamente a lo que cuenta el libro, que dice “Italia tenía el mejor fútbol del mundo”. Es discutible, es un argumento de venta del libro y está muy bien. Tenía el mejor fútbol del mundo porque se habían abierto las fronteras con la Ley Bosman y habían llegado multitudes de extranjeros. Ya no eran solamente dos por equipo, entonces se multiplicó el desembarco de grandes futbolistas. Voy a nombrar solamente los argentinos: Zanetti, Crespo, Verón, Batistuta, Ortega, y me estoy olvidando de unos cuantos. Esto a caballo del poderío económico que todavía tenían las sociedades anónimas que manejaban los clubes, cuando no se había manifestado el declive que se advertía bajo las sábanas de lo que iba a pasar. Por lo tanto, sí, fue el mejor fútbol, pero fue el comienzo de la decadencia.
-¿Cómo es eso?
-También eso sucedía a caballo de una competencia todavía incipiente con la Premier League, que se funda entre 1992 y 1993 y crece lentamente hasta lo que es hoy. Digamos que crece Inglaterra y baja Italia. La Premier es lo que fue Italia en los 80, sobre todo, y después en los 90, cuando comienza su desliz. Entonces, como me gustaba ese tema y lo seguía, no me era demasiado dificultoso. Lo dificultoso, desde luego, consistía en laburarlo, pero, entre las temáticas que me interesaban, era la que menos obstáculos me planteaba por varias razones: el conocimiento, la experiencia y por seguirlo, por el laburo de archivo que hice, bastante exhaustivo. además, existía el contacto con periodistas amigos, algunos aquí de Argentina, por ejemplo Ezequiel Fernández Moores, que trabajó muchos años en ANSA, la agencia italiana. O sea que se trataba de alguien que tenía no sólo contacto, sino mucho más conocimiento que yo de lo que era el fútbol italiano y fue material de consulta.
-¿Y trabajaste con la contribusión de periodistas italianos?
-Claro, con el aporte de Matteo Dotto, por caso, quien está mencionado en el libro. Él es un enamorado de la Argentina, está muy vinculado y habla castellano perfecto. Viene a la Argentina de vez en cuando y sigue teniendo una ventaja enorme: vive en Milán y trabaja para los medios de Silvio Berlusconi. De manera que de primera agua tenía información. Pero me parece que el secreto de este libro es tratar de darle una vuelta a lo obvio que es la estadística de contar quién fue campeón y el goleador de cada temporada y tratar de buscar qué era lo que pasaba en el contexto del fútbol italiano, en esa Italia y en esa Europa, y cómo se desarrollaron los jugadores argentinos, sobre todo, y sudamericanos en los distintos equipos.
-¿Cuánto tiempo te llevó hacer el libro? ¿Cómo fue ese proceso?
-No me llevó tanto tiempo. La escritura me debe haber requerido unos tres meses. Y, después, la reescritura, la reedición y el rechequeo de los datos, otros dos meses. Más o menos medio año, haciendo números grandes como para no dejar agujeros negros o datos que quedaran colgados porque, a medida que reescribía o que reeditaba, me aparecía un dato nuevo que mejoraba algo que yo ya tenía, entonces tenía que volver. Hasta que en un punto tenés que decir “bueno, basta” porque sino es interminable. Por ejemplo, está mencionado y está destacado el caso de Caniggia y de Maradona con sus dos dopings y su ida de Italia, que está desarrollado pero se podría hacer un libro con eso así que era imposible. Está contado pero acotado. Está lo que tiene que estar.
-¿Tuviste algún obstáculo para escribir? ¿Algo que te haya trabado?
-No, ninguno. Cuando tuve dudas, consulté con gente amiga y lo resolví. Por otro lado, escribirlo fue lo más fácil. El tema fue conseguir los datos, chequearlos y además relacionarlos.
-¿Te parece que la literatura y el fútbol es la mejor combinación para estos temas? ¿Te parece mejor hacerlo de esta manera que hacerlo con un soporte audiovisual?
-Primero, no sé si es la mejor. Creo que la explosión de lo que podríamos llamar la literatura del fútbol le hace bien a la literatura, le hace bien al fútbol y le hace bien al periodismo. Es un elemento más, un arma más. No sé si es mejor o peor hacerlo audiovisual. Lo audiovisual te da naturalmente, voy a decir una obviedad, la imagen y lo estás viendo. Una cosa es que yo te cuente cómo hacían goles Inzaghi, Signori o Mancini, a quien ves ahora como un señor de 60 años, técnico, canoso, pintón y vestido de Armani en el banco de suplentes, y otra es que veas cómo jugaba, que jugaba bárbaro. No es lo mismo. Por más que yo me pareciera a Gabriel García Márquez, no lo voy a poder describir como lo describe un vídeo en un proyecto audiovisual. Me parece que son dos cosas hermanas porque además lo audiovisual lo que necesita es un guion que lo tenés en la parte de la literatura o del periodismo.
-Siendo el autor del libro y aficionado del fútbol italiano, ¿qué representa para vos este libro?
-Tiene que ver mucho con lo personal. Este libro no va a ganar ningún premio. Naturalmente, nunca fue ese el objetivo, pero sí me di un pequeño gusto. Esto tiene que ver con una historia familiar. Yo soy de familia mitad gallega, como lo dice mi apellido, y mitad italiana, que es el apellido oculto. Y siempre estuve más vinculado a los italianos que a los españoles, por disposición familiar. La familia de mi padre, que era la gallega, se disolvió rápidamente y los italianos no, entonces siempre estuve muy pegado a ellos desde chico. Los primeros recuerdos que tengo sobre el fútbol son las finales del 64 y 65, Independiente contra el Inter, y me quedó grabado eso. Además, en esa época, entre el 63, 64 y 65, había solamente dos o tres canales, había un programa que creo que iba los martes a la noche, muy tarde, me parece que por Canal 7, que lo presentaba Antonio Carrizo, en el cual pasaban un partido de la fecha del domingo de Italia y yo lo miraba. No se veía nada, era blanco y negro. En Italia cuando se juega el campeonato es todo en invierno, hay niebla y lluvia, en su momento, no se veía absolutamente nada y los partidos eran malísimos: 0 a 0, 1 a 1. Pero era, digamos, el contacto con lo que podríamos llamar el fútbol grande, el fútbol europeo. Desde ahí me gustó y lo empecé a seguir, porque además me seduce más la cultura italiana.
-Cuando tenés que elegir una temática de un libro, ¿lo elegís más por interés personal o por el interés público que podría llegar a tener?
-Si tuviera que elegir, es por interés personal. Escribir lo que quiero escribir, lo que me gusta o lo que tengo ganas. Ahora, si hay algún encargo, negociemos, vamos a ver si me gusta o no me gusta y si puedo. Además, no es que uno puede escribir cualquier cosa.
-¿Y cómo detectás eso?
-Antes del Mundial del 2014, una editorial me propuso escribir un libro sobre la Copa del Mundo. Yo tenía una teoría: no me equivoqué. Después pasó lo que pasó en los otros dos mundiales, pero mi teoría era que, en ese tiempo, Argentina tenía la mejor selección para ser campeona del mundo. No me equivoqué. Si nos daban el penal y Palacio lo hacía o Higuaín lo hacía, yo en este momento sería millonario con ese libro, que además se llamaba Ganar. Al final no se vendió nada, pero ahí hubo una propuesta que yo acepté y me pareció que podía ser un aporte ya que a esa Selección la había seguido mucho. Tenía mucho conocimiento y no digo del vestuario, sino del entresijo, de cómo se había formado, cuáles eran sus falencias, sus virtudes, el trabajo de Sabella. Ahí sí fue una propuesta que yo acepté con mucho gusto.
-Pero no siempre es así el proceso de escritura…
-Y después, yo escribo cuando quiero, cuando puedo, cuando se me ocurre algo y cuando tengo ganas, sobre los temas que tengo ganas. Ahora estoy haciendo muy lentamente un libro que no es un testamento pero sí es una cosa muy ambigua que salta de un tema a otro. No tiene nada que ver un capítulo con otro, son las cosas que yo viví respecto al fútbol, que puede ser desde el primer día que fui a la cancha de la mano de mi padre hasta el Mundial del 94, el doping de Maradona o un partido en el conurbano cuando llevaba mi hijo que jugaba en un club en Inferiores. Esas sí son vivencias personales, entonces como no es urgente, como nadie está esperando, como a nadie le interesa lo que a mí me haya pasado o lo que yo piense, eso está ahí, no está hibernando, está en proceso, pero no es un proceso que necesite una fecha de vencimiento. Es por gusto. Si la pregunta era eso, bueno, en ese caso es por gusto.
-Si no fueras el escritor de este libro sino un lector, ¿por qué lo recomendarías?
-Lo recomendaría por lo que un poco dije al principio, porque se van a encontrar historias conocidas, quién fue campeón durante diez años, los planteles, pero también porque, en el medio, está mezclado o subyace -y en otros casos no- el foco principal de algunas historias de coyuntura de ese momento que son contexto general del fútbol italiano o políticas de algunos de los clubes. La importancia de Berlusconi en el Milan, lo que fue ese Parma que terminó destruido con la quiebra de la Parmalat, que aquí tuvo su influencia. No te olvides que Parmalat fue durante varios años la auspiciante de Boca y terminó bastante mal esa empresa. Esas cosas están reflejadas. Las relaciones entre jugadores también. Lamentablemente, la temprana muerte de Vialli queda en primer plano, pero contar un poco cómo era la relación de él con Mancini, que eran amigos íntimos y eso no se conoce tanto. Entonces, esas pequeñas cosas que van adornando o agregando datos a lo que tiene que estar. Lo que tiene que estar está, pero después está un poco adornado a los costados con este tipo de historias que son menos conocidas.