Federico Pogoriles: una historia de emoción y de bichos

Por Manuel Escudero y Mateo Galasso

Diciembre de 2004. Una nueva camada de alumnos egresa de Deportea con la ilusión de ser. Con la intención de publicar. Con la necesidad de crecer. Por los diferentes caminos de la vida, Federico Pogoriles terminó años después la carrera de abogacía en la Universidad de Buenos Aires y ejerció como tal. Pero nunca dejó de escribir. A veces por trabajo, a veces por pasión. En octubre de 2024, 20 años después de su egreso, volvió a TEA siendo ya un profesional de larga trayectoria para presentar su libro “Bichos, Lágrimas y Sonrisas”, una publicación con historias inéditas de Argentinos Juniors, el club de sus amores, en su 120 aniversario.

– ¿Cómo es tu historia con el periodismo y cuándo aparece la abogacía en tu vida?

– Salí del secundario y lo primero que hice fue anotarme en abogacía, un poco por mandato familiar porque mis padres son abogados. Pero a la mitad de la carrera me entraron ganas de abocarme al periodismo, más que nada al periodismo gráfico. Ahí fue cuando me anoté en TEA. Egresé en 2004 y tuve varios trabajos vinculados con la gráfica. Fui editor de una revista de una cámara empresarial de la industria del cartón y después, junto con una colega abogada, hicimos una revista que se llamó “Respuestas Legales” y fue la primera vez que uní mis dos profesiones. Hoy trabajo como abogado en relación de dependencia.

– De lo que viviste en TEA, ¿cuánto crees que pusiste en práctica a la hora de escribir y de publicar el libro?

– De TEA me llevé mucho. Sin dudas que la calidad docente me marcó. Es imposible pensar en que figuras como Ariel Scher o Ezequiel Fernandez Moores no hayan tenido que ver con la publicación de este libro cuando fueron parte de mi formación. Siempre me gustó la literatura y, en cierto punto, el hecho de que no haya ningún escritor vinculado directamente con Argentinos -como pueden ser Rosario Central con Fontanarrosa, Scher en Racing o Sacheri en Independiente- me hizo tratar de explotar esa ausencia y ocupar ese hueco saliendo un poco de lo netamente informativo, histórico y estadístico para tratar de contar historias más vinculadas con lo literario y lo periodístico.

Federico Pogoriles habla en la presentación de su trabajo. Un libro, mil emociones.

– ¿Qué tuvo que pasar para que ese narrador que querías ser cuando empezaste en TEA apareciera en la redacción de este libro?

– Empezar a escribir es un acto de fe porque al principio uno no sabe con qué se va a encontrar. La pluma de cada uno se va transformando y enriqueciendo con el correr de la vida misma. Al principio cuando empecé en TEA escribir y publicar me daba mucha vergüenza, pero con el correr de los años y a medida que me fui formando me encontré cómodo con una manera de escribir y de contar historias. En este proyecto me apoyé mucho en Ariel (Scher) que me formó y en historiadores de Argentinos Juniors para contar historias que me quedaban lejanas en el tiempo.

– ¿Qué le dirías a alguien que quiere construir un libro o una historia?

– Que empiece a escribir. Lo primero que encuentre, lo primero que le salga. Lo primero que se le ocurra, pero que empiece. El proyecto empezó en 2017 y mi primera historia estaba enmarcada en la última dictadura militar, en la década de 1970. Mi idea era empezar a contar historias desde la época de Diego Maradona. Empecé a buscar exdirigentes que lo hayan conocido o allegados del club que hayan interactuando con él. El libro fue elaborado a partir de entrevistas y cada una de ellas me abrió diferentes puertas a historias para contar. Me encontré con la posibilidad de seguir investigando aún más atrás en el tiempo y contar todos los hitos en la historia del club. A partir de ahí, uno elige qué sacar, qué poner, qué contar.

– ¿Qué fue lo más difícil en el proceso de la escritura y la publicación del libro?

– Lo más difícil fue cuando llegué a los años 30, 40, 50… Ahí sí tuve que recurrir a historiadores para que me marcaran el camino y me indicaran por dónde investigar. Al principio, me encontré con muchos baches a los que no lograba llegar pero poco a poco, a partir de entrevistas y gracias a nunca dejar de investigar, pude reconstruir prácticamente toda la historia del club. Lo importante es no tenerle miedo a investigar y utilizar la mayor cantidad de fuentes posibles, desde personas hasta redes sociales e internet. Todo abre puertas para seguir acercándote a una historia.

– ¿Y lo que más disfrutaste?

– Lo que más disfruté sin dudas es poder acercarme a personalidades del club, a ídolos que uno admiraba cuando era chico. Compartir un café para entrevistar a jugadores que uno veía de joven levantar copas o dirigentes a los que sentía líderes, que al fin y al cabo son personas que fueron importantes para el club que amo pero también para mi vida. Eso es lo más lindo que te deja escribir sobre la historia de tu club. La presentación del libro también fue algo hermoso, presentarlo en TEA tantos años después, enfrente de gente como Adrián Domenech, Leonel Gancedo o Kevin Mac Allister, que sigue en actividad, es algo hermoso también.

– ¿De qué manera te gustaría que trascienda “Bichos, Lágrimas y Sonrisas”?

– Me gustaría que trascienda Argentinos Juniors. “Argentinos Juniors Una Pasión Hecha Cuento” (el primer título de Argentinos escrito por Federico Pogoriles) se leyó mucho pero en el ámbito y en el nicho de los socios del club. Lo cierto es que a partir de la figura de Maradona y de ser un semillero para la Selección, Argentinos es un club que permite expandirte, llegar a más gente y que el libro se transforme en algo más representativo en la historia del fútbol nacional, en especial porque sitúa al club dentro de un contexto argentino futbolístico pero también político y social; no algo hermético del club por fuera de todo. Creo que “Bichos, Lágrimas y Sonrisas” no es fútbol y nada más.