Periodismo y redes sociales: la falsa promesa de la democracia informativa

Por Felipe Cainzos y Juan Sebastián Rinaldi

En plataformas como Facebook, donde no existe un editor responsable, la información circula sin control ni verificación. Las fake news se multiplican, erosionando la verdad y afectando directamente a la sociedad. Lejos de democratizar el acceso a la información, las redes la han precarizado.

Durante años se sostuvo la idea de que las redes sociales venían a acompañar a la Ley de Medios, democratizando la comunicación y permitiendo a los ciudadanos aprovechar su derecho a la Información. La posibilidad de que cualquier persona pudiera opinar, informar y viralizar contenidos pareció acercarnos a un ideal de horizontalidad comunicacional. Sin embargo, con el tiempo, esta narrativa fue mostrando grietas: la sobreabundancia de información sin filtros, la falta de verificaciones y la ausencia de responsabilidad han generado un entorno propicio para la desinformación.

Un ejemplo claro es el caso desmentido por Chequeado, donde se afirmaba falsamente que Mauricio Macri había bajado la candidatura de Silvia Lospennato y apoyado a Manuel Adorni. La publicación, basada en un video manipulado con supuestos zócalos televisivos, circuló rápidamente en redes como Facebook, sin ningún tipo de control ni edición. Este hecho no es aislado: forma parte de una lógica más amplia que pone en tensión dos modelos de circulación de información, el del periodismo profesional y el de las redes sociales.

La ausencia del editor responsable y el mito de la democratización
A diferencia del periodismo tradicional, donde existe un editor responsable que valida los contenidos antes de publicarlos, en redes sociales como Facebook no hay nadie que se haga cargo de lo que circula. Los contenidos se publican y se viralizan en función del impacto emocional o la cantidad de interacciones, no por su veracidad.
Esta lógica transforma a las redes en espacios donde la verdad pierde valor. La idea de que las redes “democratizan” el acceso a la información es un espejismo: si bien cualquier persona puede producir contenido, no cualquiera tiene los recursos, la ética o el conocimiento para verificarlo. Así, el acceso masivo convive con una desinformación también masiva.

Fake news y su impacto social
Las fake news o noticias falsas que son tomadas como ciertas, no son simples errores o malentendidos. Son construcciones intencionales que buscan confundir, manipular y orientar la opinión pública hacia determinados intereses políticos, económicos o ideológicos.
En sociedades democráticas, este fenómeno resulta particularmente preocupante: las fake news afectan la toma de decisiones del ciudadano común, socavan la confianza en las instituciones y deterioran el debate público.

El caso del video manipulado sobre Macri y Lospennato es un buen ejemplo: genera confusión en el electorado, instala una narrativa falsa y desplaza la atención del debate real. Si ese contenido no es desmentido rápidamente por una fuente confiable como Chequeado a través del derecho a la rectificación, se instala como “verdad”, especialmente en quienes consumen pasivamente la información.

El problema no es sólo la existencia de estas noticias, sino el ecosistema que las reproduce: algoritmos que priorizan el sensacionalismo, usuarios que comparten sin chequear y una falta generalizada de pensamiento crítico.

Con el avance imparable de la desinformación, la educación mediática se vuelve una herramienta clave. No basta con señalar las fake news o promover el periodismo responsable: es necesario formar a la ciudadanía para que sea capaz de detectar, analizar y cuestionar críticamente los contenidos que consume.

Desde la escuela, pasando por los medios y las políticas públicas, se debe impulsar una alfabetización digital que no solo enseñe a usar plataformas, sino también a comprender cómo funcionan sus algoritmos, qué intereses intervienen y cómo se construyen los mensajes. Sin pensamiento crítico, la libertad de expresión puede volverse una trampa: una libertad que reproduce discursos sin filtro y refuerza prejuicios. La democracia informativa requiere sujetos activos, no sólo consumidores pasivos. Por eso es necesario fortalecer mecanismos de verificación, promover el pensamiento crítico y exigir más responsabilidad a las plataformas digitales que hoy operan sin control ni consecuencias.

Periodismo con editor, redes sin control
Frente a este panorama, el periodismo profesional cobra una relevancia vital. Su función no es solo informar, sino hacerlo con responsabilidad, verificando datos, respetando fuentes y corrigiendo errores. El periodista está atravesado por normas éticas que le exigen actuar con compromiso hacia la verdad y la sociedad.

Las redes sociales, en cambio, carecen de esos principios. Nadie está obligado a corregir un error, nadie rinde cuentas por publicar un dato falso, y nadie asume responsabilidad por las consecuencias de lo difundido. Esto convierte a las plataformas en espacios donde los límites éticos se diluyen y el único criterio que cuenta es el de la viralización.

El caso analizado, publicado y desmentido por Chequeado (“Es falso que Mauricio Macri bajó a Silvia Lospennato y llamó a votar por Manuel Adorni”) demuestra la importancia de la autorregulación en el periodismo, es un reflejo de los tiempos que vivimos. Las redes, lejos de garantizar una comunicación democrática y responsable, han abierto la puerta a la manipulación, las verdades a medias y la circulación indiscriminada de noticias falsas.

El problema no es solo tecnológico, sino profundamente ético. La ausencia de un editor responsable, como ocurre en Facebook, deja a la información a la deriva, sin controles ni correcciones.

Las fake news intervienen en la sociedad desinformando, generando miedo, reforzando prejuicios y desvirtuando el debate público. En este contexto, se vuelve urgente recuperar el valor del periodismo profesional y fomentar una ciudadanía más crítica.

La verdadera democratización de la información no pasa por el acceso irrestricto, sino por la construcción de sujetos críticos capaces de interpretar y cuestionar lo que reciben. Para ello, hacen falta más medios responsables y también más educación mediática.

Fuentes

Héctor O. Becerra: Cuaderno de Ética.

Chequeado. Es falso que Mauricio Macri bajó a Silvia Lospennato y llamó a votar por Manuel Adorni.
https://chequeado.com/ultimas-noticias/es-falso-que-mauricio-macri-bajo-a-silvia-lospennato-y-llamo-a-votar-por-manuel-adorni

Circularon videos falsos de Macri y Lospennato hechos con IA: cómo identificarlos y cómo cuidarse de estas desinformaciones
https://chequeado.com/ultimas-noticias/circulan-videos-falsos-de-macri-y-lospennato-hechos-con-ia-como-identificarlos-y-como-cuidarse-de-estas-desinformaciones

El País. Milei defiende la difusión de un video falso que perjudica a Macri: “La libertad de expresión, por encima de todo”
https://elpais.com/argentina/2025-05-22/milei-defiende-la-difusion-de-un-video-falso-que-perjudica-a-macri-la-libertad-de-expresion-por-encima-de-todo

Página/ 12. Los trolls de la Casa Rosada difundieron un video falso de Mauricio Macri
https://www.pagina12.com.ar/826516-los-trolls-de-la-casa-rosada-difundieron-un-video-falso-de-m

Clarín. Silvia Lospennato, sobre el video video fake de Mauricio Macri: «Es una lástima que se intente hacer política de esta manera»
https://www.clarin.com/videos/silvia-lospennato-video-video-fake-mauricio-macri-lastima-intente-hacer-politica-manera

Infobae. Tras la denuncia del PRO, la Justicia pidió a la red social X que elimine las publicaciones con el video hecho con IA de Mauricio Macri
https://www.infobae.com/politica/2025/05/18/que-dice-la-denuncia-presentada-por-el-pro-tras-la-difusion-de-un-video-hecho-con-ia/