Sebastián Kohan Esquenazi: «Panzeri siempre plantea críticas muy estructurales»

Por Daniel Ávalos y Santiago Oviedo

Argentino y residente en México, Sebastián Kohan Esquenazi tiene 41 años y hace once empezó a construir «Buscando a Panzeri», el documental en el que recorre certezas y preguntas de Dante Panzeri, mítico periodista deportivo argentino, tan citado como olvidado. De la película -estrenada el 30 de julio y que se puede ver ingresando y sacando entrada en la plataforma www.puentesdecine.com.ar- y de la vigencia de ese cronista que lo apasiona conversó con El Equipo

– ¿Qué fue lo que te motivó para producir un documental sobre Dante Panzeri?

– Lo primero que me llamó mucho la atención fue que un tipo tan bueno como él estuviese tan olvidado. Tuve que buscar por todos lados para encontrar Fútbol, dinámica de lo impensado y poder leerlo. No ibas a la librería y ya lo encontrabas, había una edición trucha que aparecía de vez en cuando en algunos kioscos, pero no el original. El libro finalmente me lo prestó un amigo, yo no lo pude comprar. Me pareció fascinante ese misterio de un tipo que sea caracterizado como el mejor y que sus libros no se consigan por ningún lado. Cómo el mundo es injusto con los justos, ¿no? Antes de tener el libro en mis manos, Panzeri me estaba diciendo muchas cosas. Toda esa teoría social que construye en su libro lo logra siempre desde adentro de la cancha. Y desde el fútbol piensa a la sociedad, cosa que no suele pasar porque en general los sociólogos piensan desde la sociedad y de su teoría analizan el fútbol. Entonces, el fútbol puede ser uno de los mil temas que empiezan a tocar, así como te pueden hablar de religión o de lo que sea.

– ¿Qué tan vigente crees que hoy podría llegar a estar esa idea que planteaba Panzeri?

– Cada vez más. Panzeri siempre plantea críticas muy estructurales. Así que no es que vos hacés una reforma en la Constitución y ya te queda el fútbol que quiere Panzeri. Para alcanzar lo que él planteaba, tiene la sociedad que cambiar por completo. Hay mucha gente que lo puede tratar de iluso, como que no se dio cuenta que las cosas ya son diferentes, pero tenemos dos opciones: o planteamos el mundo que queremos o nos vamos conformando de a poco con lo que el mundo nos permite soñar. Claramente lo que Panzeri quería no va a suceder, esas cosas no van a pasar nunca más, pero cuando uno quiere que el mundo sea menos mierda no tiene otra opción que plantearse un ideal y caminar hacia allá. A veces las críticas de Panzeri pueden parecer una cosa lejana, de la edad media, pero a lo mejor no lo son tanto, a lo mejor somos libres de pensar lo que queremos.

– Panzeri expresó una vez que el público había dejado de creer en el periodista y en el político, ¿creés que se perdieron esa confianza y esa credibilidad?

– Al concepto periodista no se lo puede tomar como una sola idea, hay de todo tipo. El problema no es que haya comunicadores a los cuales se les puede creer, sino que el periodismo que se genera desde los medios masivos es muy mediocre, violento y mentiroso, y además siempre está mediado por una grieta o piensan de un lado o piensan del otro. Entonces, cuando todo tu pensamiento va surgiendo en función de qué relación tenés con tu enemigo, es una vergüenza. En ese sentido lo que sucede es que los periodistas críticos y contundentes, que necesitan tiempo para explicar una respuesta o llevar adelante una investigación, no son financiados por los sectores del poder y no aparecen en los medios grandes que todos estamos obligados a ver. Existe periodismo crítico, hay periodismo creíble, hay periodismo confiable, pero están jugando en categorías inferiores. No es que dejó de existir la posibilidad de confiar en el periodista: lo que pasa es que hay que rebuscársela. Panzeri no era un periodista de guita que vivía en La Lucila y que le daba igual si le echaban o no porque total laburaba en otro medio. Él no tenía aliados mediáticos y poderosos, ¡se quedaba en bolas! En el periodismo deportivo de hoy no solamente falta valentía, sino que también en el fútbol. El fútbol argentino de hoy me produce mucha tristeza porque es el granero del mundo, junto con Brasil y no hay manera que al juntarlos hagan algo lindo. Hay un resultadismo extremo.

– Sos admirador de Bielsa y quisiéramos unir a tus dos referentes en una sola consulta: ¿Qué similitudes y diferencias podrían tener con Panzeri?

– En ambos casos encuentro similitudes y polos opuestos. Los dos aman el juego y entran a la cancha con un fútbol ofensivo, siendo sinceros y nobles. Algo del Bielsismo le hubiese gustado a Panzeri. La primera escena de Bielsa que aparece en “Ojos Rojos” (documental sobre la Selección chilena), la imagen de un tipo solo en una cancha con unos palos que clavaba en el suelo y al momento los sacaba, luego los volvía a clavar y no le gustaba como quedaba. Yo creo que si Panzeri ve esa imagen de Bielsa demente con sus locuras, le da un ataque al corazón. Después se hubieran entendido en otros aspectos, la cultura y la base humana la compartían.

– Panzeri decía que el periodista tiene una misión: la de pensar para enseñar y educar. ¿Qué tan lejos o cerca hoy nos encontramos de esa misión?

– Yo laburaba en un diario web de Argentina que no voy a decir el nombre, donde escribía crónicas de fútbol medio en primera persona y me pedían que escribiese más corto. Primero que al medio no lo leían mucho, segundo que no salía en papel, no se pagaba papel, o sea que cabía todo lo que quería, y tercero que las notas que yo escribo sé que mis lectores las leen enteras. El editor me decía que escribiera más corto porque estaba copiando a los medios hegemónicos que cada vez hacían notas más cortitas. Hoy uno desde el periodismo no se puede formar. Yo creo que hoy el periodismo se debería usar para informarse y no para formarse, y para informarse entre comillas porque habría que interpretar también de dónde es que viene esa información para ver cuánto caso le hago y cuánto no.

– Hace dos años que estás viviendo en México, ¿encontraste alguna diferencia entre el periodismo deportivo mexicano comparado con el argentino?

-Creo que el periodismo deportivo en la Argentina ha abarcado un espectro sumamente amplio como en ninguna otra parte del mundo, donde hay un abanico enorme de pensadores desde los más idiotas hasta los más brillantes. Es un país mediado por el fútbol. Creo que el periodismo deportivo tiene una misión y es lograr que el fútbol haga menos daño a la sociedad. Yo llegué acá a México y es verdad que no juegan bien, pero no sufren tanto como allá. Yo llegué justo en la final de la Libertadores entre River y Boca que se jugó en España. Martín, mi mejor amigo que estaba en Buenos Aires, me decía que no se aguantaba más la ciudad porque todo el mundo hablaba de ese partido. Yo me imaginaba lo que era estar en Argentina en ese momento y estar obligado a prender la tele. Decían que era la final del mundo y en México, un país que tiene más de 120 millones de personas, lo único que hacían era reírse de la violencia y la pasión con la que los argentinos vivían ese partido, de verdad, eh. Todo era de vida o muerte. Creo que los jóvenes tienen que ser capaces de calmar un poco las aguas y darse cuenta de que no es así.

-Panzeri estuvo mucho tiempo en desacuerdo con el “periodismo escenográfico”, él decía que el rol del comunicador es sociológico y pedagógico. ¿Crees que hoy el periodismo deportivo televisivo se convirtió en lo que Panzeri no deseaba que se convirtiera?

– Primero yo pienso que jamás, ni siquiera en su peor pesadilla, Panzeri se hubiera imaginado que podrían existir algunos tipos que hoy andan en la televisión. Panzeri jamás podría imaginarse que ese nivel de violencia mediática podría haber existido. Efectivamente los canales de televisión y algunos periodistas convirtieron al periodismo en lo que Panzeri no hubiese querido que fuera, pero se pasó tres pueblos como mucho.

 – ¿Qué consejo crees que Panzeri le daría hoy a un estudiante de periodismo?

– Primero, leer. Saber argumentar a partir de lo leído e investigado y tener honestidad. Creo que la honestidad es la palabra que más define a Panzeri, más allá de la valentía y de lo que pensaba. Él no se escondía detrás de los datos, él tenía datos para sustentar su información, pero el tipo pensaba cosas.  Hay que ser serios en la investigación, mantener una postura contundente y sobre todo ser valiente.