Por Bruno Bardoneschi y Manuel Hernández
Eduardo Quintana es el autor de Con la ilusión en ascenso – Entretiempo, el libro número 11 de su autoría y el cuarto de la saga Con la ilusión en ascenso. Un compilado de cuentos futboleros, mezclado con pinterest de ficción y literatura, que presentan una interacción de acciones cotidianas y clubes de fútbol. 31 cuentos en 31 pueblos y ciudades diferentes que reflejan el poderoso efecto que tiene la pelota como herramienta de inclusión social. Este libro fue presentado de forma oficial el lunes 29 de abril en la 48° Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. Quintana ya es un clásico en la narración futbolera.
-Este libro es parte de una seguidilla de varios libros, ¿como seguís todavía llegando a tantas ideas para escribir?
-Cada cuento se gesta en una situación particular, en una jugada especial, en un emblema de un equipo, en un recuerdo de infancia o en una cancha de fútbol de un club ignoto para el porteñismo, pero muy importante para la idiosincrasia del pueblo.
-La mayor parte de tu autoría la publicas por tu cuenta, ¿Como hacés? ¿La incertidumbre que eso genera al momento de publicar te afecta?
-Comencé a editar mis libros a fines de los noventa a través de certámenes. Luego, pasé a trabajar en cooperativa con una editorial, pasé por Dunken y por LibroFutbol, en la cual edité cinco libros. Hasta que llegó Letras y Fútbol y la posibilidad de participar en la edición. Y acá estamos con un nuevo libro presentado. No hay incertidumbre en editar un libro, porque es producto de mucho tiempo de placer creando y escribiendo.
-¿Cómo se hace para retomar aquellos tramos donde te estancás en las ideas?
-Escribir no es tan fácil como parece. Y no lo digo en el sentido literario, gramatical u ortográfico. Hablo de aquellos días donde los nubarrones no dejan ver el sol de la imaginación y no sale nada. En esos momentos hay que leer a otros autores, visitar la biblioteca propia, escuchar a los sabios o solo sentarse a pensar. Siempre el sol vuelve a salir y la historia aparece.
-¿Te cuesta mucho el final de las historias?
-La gran mayoría de los cuentos se imagina a través del final y se bosqueja a partir del título. Es un proceso que puede ir variando según los estados de ánimo y sobre todo, de la excitación imaginaria que va generando la historia. Rara vez un cuento no se termina. Esa es la ventaja entre el cuento y la novela. Título, comienzo, desarrollo y final, en lo posible vibrante y emotivo. Un cuento es un momento de la vida, la novela es la vida misma. Ahora vamos por la novela futbolera.
-¿Por qué crees que la literatura con el fútbol es una combinación excepcional?
-Porque el fútbol es una de las principales gestas de la cultura popular y el camino más fácil para un niño de llegar a la literatura. El argentino. en todas sus edades y en su gran mayoría, es futbolero. Hablar de fútbol es un leitmotiv para argentinos y argentinas. Si se logra que los niños y niñas entiendan que el fútbol es cultura y que la literatura futbolera es el reflejo escrito de dicha cultura, vamos por el camino que algún pibe o piba se convierta en lector permanente.
-¿Sos esclavo de las visualizaciones o escribís acerca de las ideas que generas?
-Soy un afortunado de poder generar historia a través de lo que veo y también de lo que imagino. No lo digo como virtud, sino como forma de vida literaria. Cuando un lector me pregunta si el personaje, tal o cual existe, siento realizada mi idea. Nada es real y todo es real. Lo dejo a criterio del lector.
-¿Qué te impulsa o motiva para escribir sobre fútbol?
-Me considero con la suerte de poder generar historia a través de lo que veo y también de lo que imagino. No lo digo como virtud, sino como forma de vida literaria. Cuando un lector me pregunta si el personaje, tal o cual existe, siento realizada mi idea. Nada es real y todo es real. Lo dejo a criterio del lector.