Así en la guerra como en los medios

Por Iván Sandler (*)

QEPD “NEUTRALIDAD” DEPORTIVA
Este conflicto logró derribar las máscaras de las entidades internacionales que regulan el deporte. Históricamente operaron como grupos de poder y de presión, como el brazo “atlético” de diversos intereses, haciendo política a través de expresar que había que desligar al deporte de la política. Históricamente el discurso esgrimido era el de la “neutralidad”, como si algo así existiera. Hacé lo que yo digo, no lo que yo hago. Si algo sorprende en el caso no es la elección de qué parcialidad representar, sino la salida del closet de la no intervención. Como recordó el experto en comunicación Ignacio Ramonet en una entrevista radial: “No se salvaron ni los gatos rusos de concursos”. En esa charla acuñó el término “guerra deportiva” y resaltó que no queda ninguna dimensión por fuera de esta disputa.

GEOPOLÍTICA DE LA PELOTA
Acción: La Premier League se posiciona abiertamente en defensa de Ucrania. Reacción: China decide que no transmitirá los partidos del campeonato inglés por esa disposición. Entidades de dos países -que no están directamente involucrados- toman decisiones respecto de la pelota como forma de difusión, presión, sanción o represalia. Se juega en ese terreno también. Si la FIFA es una de las multinacionales más grandes del mundo y (en esta fase de la historia) un producto “modelo” de la globalización, los acontecimientos actuales le devuelven la imagen de fragmentos a los que les están por estallar las costuras. Los capitales se deslocalizan, los dueños se desterritorializan. Los clubes no. Siguen ocupando un pedazo de tierra en algún lugar.

ANTECEDENTE
En los últimos 30 años se han suscitado alrededor de 30 conflictos bélicos muy notorios. Disputas entre países, guerras civiles o contra minorías étnico-religiosas. Y en ese listado no ingresan un montón de violaciones a los Derechos Humanos como la persecución política, la censura, la desaparición forzada de personas, la represión de las fuerzas del Estado. En general, el mundo de las entidades deportivas enarbola la cuestión de la prescindencia, el «no nos corresponde». Antes de las sanciones que las instituciones deportivas adoptaron contra Rusia en estas semanas, es posible nombrar -siempre considerando nada más que las últimas tres décadas- un antecedente de un país que fue expulsado de la comunidad deportiva internacional. Se trata de Irak, que en 1990 fue sancionado por la FIFA por la invasión a Kuwait y en 2003 por el COI. Los años coinciden con las invasiones de Estados Unidos a aquel lugar.

EL DILEMA DEL “AH PERO”
El debate público se empantana cuando las estrategias utilizadas en el intercambio tienen como objetivo solamente producir un daño al oponente o desviar el foco. Generalmente, en estas circunstancias se apela a la simplificación excesiva. Una frase utilizada de forma burlona en los últimos tiempos fue la del “Ah pero (complete aquí)”. Se utiliza de manera irónica para destacar que alguien evita responsabilizarse de una situación presente a partir de señalar culpas en el pasado. ¿Hay gente que no se hace cargo y echa la culpa afuera? Hay. ¿Significa que toda lectura histórica de los fenómenos opera de esa manera? No, para nada. Deslegitimar el pasado como elemento clave en el análisis de cualquier situación puede tener consecuencias gravísimas. Tanto o casi tanto como deslegitimar lo que ocurre en el presente.

MINUTO A MINUTO
La relación tiempo-información es inelástica: la cantidad que tenemos a disposición se estira y nunca vuelve a la situación anterior. Estamos viviendo el conflicto bélico con mayor caudal de noticias de la historia. Será superado por el próximo. Pero más no significa mejor. Nuestra capacidad humana para procesarla no aumenta al mismo ritmo que la cantidad de publicaciones. El exceso y la espectacularización pueden beneficiar a las empresas periodísticas que ven aumentar sus likes, visitas, clicks, rating, pero no necesariamente eso ayuda mejorar la comprensión de lo que sucede y a dotar de mayor calidad al debate público, vital en cualquier sociedad democrática y en un mundo en el que suele declamarse que los conflictos entre países deben resolverse por la vía diplomática.

“DECLARACIONITIS”
Se ha naturalizado una práctica periodística que consiste en replicar la palabra de cualquier protagonista, sin considerar la pertinencia de su discurso, si deriva en una espiral de violencia, si acredita conocimiento respecto del tema o solamente se funda en opiniones y prejuicios. De esta forma, se vuelve igual de “noticiable” la opinión de Zelenski sobre Putin o la de Putin sobre Zelenski (o sea, lo que manifiesta un jefe de Estado sobre otro) que la del ucraniano Roman Zozulya, futbolista que tiene fotos alegremente rodeado de simbología nazi, o la del ruso Artem Dzyuba, también futbolista que despotrica contra los señalamientos de los jugadores ucranianos. Thomas Tuchel, entrenador de Chelsea, cuestionó duramente las preguntas que le realizaban en una conferencia de prensa sobre este tema. Durante la pandemia de Coronavirus, Jürgen Klopp dio cátedra: “No me gusta que cuando hablamos de algo serio sea importante la opinión de un entrenador de fútbol. Que una persona sea famosa no significa que lo que tenga para decir sea importante”.

(*) Periodista y docente en Deportea