Diego Torres: “La competición no hace necesariamente a la noticia deportiva”

Por Santiago Ballatore y Maximiliano Das

Hablar de periodismo en Argentina es similar a hacerlo en España, y en Inglaterra, y Estados Unidos, y en, prácticamente, todas las culturas de occidente. En tiempos de pandemia, y a través de WhatsApp, Diego Torres, periodista argentino que reside en Madrid y escribe hace años sobre deportes en El País de España, reflexiona sobre el oficio en estos contextos:

­-¿Cómo se encuentra una noticia alrededor del deporte cuando no hay actividad competitiva?

En el verano no hay competición y hay diarios. Y esto es antes del coronavirus. La competición no hace necesariamente a la noticia deportiva. Y ahora, en la situación extrema en la que vivimos, que se han interrumpido todas las competiciones y sin fecha de regreso, hay un instrumento que es el teléfono, que es absolutamente esencial. Cuando empecé a trabajar hace 20 años, había periodistas que hacían un uso artístico del teléfono. Hay gente que tiene un don especial para conseguir empatizar con las personas a las que llama, conseguir conectar con extraños y poder sacarles información. Esto es lo que hay que hacer en esta situación. Nada nuevo. Los teléfonos existen desde hace muchísimo tiempo y ahora son un instrumento mucho más rico, con más posibilidades. Así que los periodistas en este momento vivimos del teléfono, llamando a los jugadores, a los clubes, directivos, a periodistas que nos ayudan. La solidaridad entre compañeros de profesión es fundamental, sobre todo para que nos dan información en zonas en las que no tenemos acceso, ya sea porque están en otros países, o en otras ciudades, con otros equipos. Los compañeros de profesión son muy importantes. Por supuesto, internet, eso es evidente, la radio y la televisión, también, pero el instrumento más importante para conseguir información ahora es el teléfono.

-¿Cree que hay una sobreexposición por parte de los deportistas de su privacidad?

-La respuesta parece evidente: sí. Pero después tengo algunas dudas. ¿Qué es la privacidad? ¿La privacidad es ver a un deportista haciendo pesas en su casa? No estoy seguro de que sea eso. Posiblemente ahora sepamos mucho menos de los deportistas que nunca. Nunca ha sido tan oscuro, tan enigmático, tan secreto, el mundo de las figuras públicas como ahora. Ahora lo que funcionan son las redes sociales, esta prensa débil, anémica, que reproduce fórmulas propagandísticas. Creemos que sabemos mucho de los deportistas porque los vemos continuamente en las redes sociales, pero lo que vemos son imágenes completamente superfluas, que no dicen nada de la privacidad de la gente realmente, ni de lo que hay en el corazón y en las vidas privadas de las personas. No creo que sepamos más que antes de la gente.

-¿Cómo es eso?

-Las personas, a través de las redes sociales, nos muestran lo que quieren mostrarnos. Y lo que quieren mostrarnos normalmente es un falseamiento de la realidad. Quieren mostrarnos que son muy guapos, que son fantásticos, y que no tienen ninguna tacha. Eso no significa que sepamos más de la privacidad de la gente.

-¿Y de los periodistas?

-Lo mismo. Es posible que algunos periodistas se hayan convertido en figuras públicas. Eso puede ser nuevo en relación al pasado. Pero forma parte del negocio, también. El cultivo de la imagen, para traficar con ella como si fuera un objeto de intercambio mercantil. Pero la imagen, no nos olvidemos, es siempre una imagen. No hay sustancia detrás de la imagen. Es un fondo. No creo que tengamos que fiarnos mucho de esa idea tan extendida de que ahora la gente está mucho más expuesta en las redes sociales. Circulamos más, hacemos más ruido a lo mejor. Pero no sé qué se sabe de los periodistas y de las personas del deporte.

-¿Es el periodismo un trabajo esencial?

-Creo que el periodismo es esencial para mantener viva una democracia. El periodismo permite a las comunidades cuestionarse a sí mismas, criticarse. Un pueblo que no se cuestiona a sí mismo, no es libre. Y el periodismo es fundamental para esto. Y el fútbol no está fuera de la sociedad, no está en otro planeta: forma parte de una comunidad. Y una comunidad que carece de periodistas, carece de fundamentos democráticos. En el mundo del deporte, esto sucede de la misma manera. Que sean clubes de fútbol no significa que estén libres de prácticas totalitarias, que van contra la libertad de las personas, que van contra los derechos fundamentales, que pisotean la dignidad del ser humano. Para prevenir que esto suceda, están los periodistas críticos, los periodistas que intentan contar la verdad. No son muchos, pero son esenciales.

-¿Cómo es un día de trabajo suyo en este contexto?

-Hay secciones del diario que tienen videoconferencia; nosotros, no. Nosotros hablamos con el jefe o con el segundo y nos coordinamos por teléfono. Los días de trabajo son muy rutinarios. Procuro disciplinarme más que nunca, ajustarme a una rutina: levantarme y acostarme temprano, leer todos los diarios que pueda lo antes que pueda y después empezar a llamar por teléfono, a mandar cartas y a mandar mensajes para intentar buscar información. Todas las personas con las que pueda tener un contacto para desarrollar una historia o para averiguar lo que está pasando en determinado ámbito. Estoy, básicamente, colgado del teléfono todo el día. Cuando consigo hacer entrevistas, que es lo más importante que podemos hacer, las grabo y eventualmente las escribo, normalmente por la tarde, aunque a veces lo hago por la mañana, cuando hay un acontecimiento en el momento para actualizar la web. Si no, lo normal es escribir por la tarde para cerrar la edición de papel antes de las ocho y después volcar ese mismo texto a internet y hacer una edición distinta, a veces más amplia que la del papel, por razones de espacios, y sobre las nueve de la noche procuro terminar.

-En los días de cuarentena, usted publicó notas sobre el escenario fantasmagórico con el que Italia proyecta el regreso del fútbol o sobre los problemas que afrontará el fútbol en España, ¿qué de lo que le tocó contar lo impactó más?

-Lo que más me impactó fue cómo los deportistas que estaban preparando los Juegos de Tokio tuvieron que abandonar el centro de alto rendimiento de Sierra Nevada, que es de los más grandes de España, junto con el de Barcelona y el de Madrid, donde van deportistas de todo el mundo a prepararse para las grandes competencias y ahora, en el invierno, se concentra mucha gente. Estaban los equipos de natación de España, de Alemania y de Japón. El viernes 13 de marzo salió el presidente español, Pedro Sánchez, a anunciar que se declaraba el estado de alarma, que se cerraban las fronteras. Fue muy repentino y los deportistas que estaban preparando los Juegos se dieron cuenta ahí, en el centro de alto rendimiento, en Granada, un lugar bastante inaccesible, que se acababa una época. Muchos estaban a punto de retirarse, estaban preparando sus últimos meses para retirarse en Tokio. Y entrenarse quince meses no es lo mismo que entrenar cuatro para ellos. En el momento en que se produce esto, los deportistas saben que la posibilidad de ir a los Juegos se condiciona muchísimo, que posiblemente no vayan a volver a unos, que su vida va a cambiar drásticamente, que tal vezno puedan seguir viviendo del deporte porque los deportes minoritarios, como la natación, son deportes que no te permiten ahorrar mucho dinero. Para estos deportistas fue realmente traumático y a mí me impresionó porque, como ciudadano y como persona que vive en Europa, estaba asistiendo a algo que me afectaba también a mí, a una incertidumbre que nos afectaba a todos. Quizás por eso me chocó hacer esta información, que fue casi de rutina contando las consecuencias de la pandemia.