El libro que cuenta a Griguol

Por María Eugenia Oliva y Luciano Salgueiro

El amor que siente por Ferro Carril Oeste se puede percibir en su voz. Hasta abrazarlo. Pionera en el periodismo deportivo, Claudia Valerga sigue derribando barreras dentro de la profesión. En esta ocasión lo hizo con la publicación de su libro “Timoteo, el nombre que el fútbol guardó para siempre”. De esta manera el suyo quedó rubricado en la pequeña, pero selecta lista de las mujeres argentinas que escribieron algún texto sobre este deporte.

Hace 37 años que Valerga, junto con su compañero Gustavo Cuenca, es la editora de la revista Gente de Ferro. Revista que la acercó a Carlos Timoteo Griguol en 1982. Año del Ferro campeón. Y esa chica de 20 años recién recibida estrenaba su título nada más y nada menos que con el técnico del momento, quien no solo la recibió sino que no hizo ninguna diferencia con ella por ser una periodista mujer: “Yo temblaba, pero él me respondió como una periodista, ni siquiera le llamó la atención que yo fuera una mujer haciéndole una nota. Con esto quiero decir que es casi la síntesis de lo que fue Griguol en la vida”.

-¿Cómo surgió la idea de escribir este libro?

-Yo tenía ganas de escribir este libro hacía mucho tiempo. Dejar este legado sobre Timoteo me pareció interesante. Cuando decidí escribirlo, me pareció que era importante hacerle un homenaje a Griguol. Un homenaje al hombre y al técnico desde lo que yo sabía hacer que era escribir, y empecé tímidamente porque una cosa es escribir como periodista y otra cosa es escribir un libro. Yo sentía que no iba a poder. Pude.

-¿Cómo lo construiste?

-Empecé a entrevistar. El libro se basa en los testimonios de personas que cuentan lo que fue Griguol en la vida de ellos. Hablan los ex jugadores que él dirigió, hablan técnicos, hablan periodistas que en aquella década del 80 fueron sus amigos como Víctor Hugo Morales, Tití Fernández, Alejandro Fabbri, Mariano Closs, quien justamente trabajaba con Víctor Hugo. A la tarde iba a la escuela y a la mañana iba a cubrir los entrenamientos de Ferro.

-¿Por qué Griguol?

-Era un tipo distinto. Una vez llevó un contador a un entrenamiento para que les explicara a los jugadores qué hacer con la plata, cuando ganaron sus primeros pesitos, para que no la dilapidaran. Tenía una locura con que no se compraran un auto y sí una casa primero. Pero lo más sorprendente es que llevó a un ginecólogo para enseñarles a cuidarse, para que no tuvieran hijos si no los querían tener a temprana edad. En los años 80 eso era impensado. También me ha contado el médico que estuvo en el plantel por más de 30 años, que si Griguol se tenía que poner a hablar de sexo con ellos lo hacía. Era como un padre para los jugadores. Hablo más de esto que de fútbol -porque además de que de fútbol hablan todos-, creo que a ningún técnico se le hubiera ocurrido llevar a un ginecólogo para que les dijera cómo cuidarse.

-¿Y su mirada del fútbol?

-En lo futbolístico, era un tipo muy humilde que no quería hacerle gastar plata a los clubes. Cuando llegó, les dijo a las autoridades de Ferro que se iba a arreglar con los jugadores de las Inferiores, que seguramente había material para trabajar, y con eso -y algún otro jugador que él había visto- lo sacó dos veces campeón del fútbol argentino, en 1982 y 1984, y tres veces sub campeón. Después, no hubo otro que pudiera hacer eso en Ferro.

-Sos una de las pocas mujeres que, en la Argentina, escribieron un libro sobre fútbol. ¿Qué sentís?

-Cuando era joven me costaba mucho firmar las notas en la revista Gente de Ferro porque me parecía que el hombre que la leyera, porque en general eran hombres, iba a desestimar lo que estaba escribiendo. Después pensé que podría ponerme un seudónimo de varón, pero no llegué a concretarlo. Y luego de diez o quince años empecé a firmar. Porque siempre escribí, desde el primer número, pero no firmaba. Pero lo sorprendente es que cuando empecé a firmar los mismos hinchas de Ferro empezaron a pararme para felicitarme por lo escrito. Y eso me dio la fuerza y el empuje para continuar.

-Pero eso no significa que los prejucios se hayan acabado.

-A la mujer todavía hoy la están mirando con lupa. Y haber logrado presentar este libro en Córdoba, en el club Las Palmas, de donde surgió Carlos Timoteo Griguol, y que me llamaran de tantas radios, de la tevé, me dejó muy asombrada. Podía imaginar el cariño que le tenían, pero no a este punto. Yo no salía de mi asombro. Fue muy lindo que la gente me diera tanto cariño. Fue hermoso vivirlo. Me encanta haber aportado este granito de arena para abrirle la puerta a otras mujeres para que se animen.

Y el libro de la “Nena” -así la llamó Griguol a Claudia Valerga el primer día que la vio- también se presentó en Ferro. Una nena que fue creciendo pero no a los ojos de Timoteo, quien la nombró así siempre y llenó su espacio de amor cada vez que lo hizo. El mismo amor que se respiró junto a la gente del club de Caballito que se presentó en ese acto para disfrutar, una vez más, de su glorioso entrenador. Hogar dulce hogar.