Nada es inapelable

Por Lalo Brodi (*)

La mayor parte de mi desempeño como comentarista de fútbol fue radial en el marco de la campaña de Cipolletti, de modo tal que admite variantes respecto de otras transmisiones.

Los primeros aportes apuntan a explicar de qué modo están parados los equipos en el terreno, es decir, acudir al ejemplo de los famosos números que ayudan al oyente a configurar un imaginario “tablero del partido”.

Luego, me gusta prestar atención a la forma en que ajusta las marca cada equipo. Por ejemplo, sabiendo que Cipolletti hacía personal en pelota detenida, valía explicar de qué modo lo contrarrestaba su rival. Igual método para la misma jugada en ataque.

En el desarrollo del partido pongo especial énfasis en el rendimiento individual y colectivo del equipo, siempre con la salvedad del margen de error que se corresponde entre lo que se ve en el terreno y lo que el entrenador le pide al jugador. La idea es tratar de llevarle al oyente el desarrollo del partido con palabras que permitan imaginarlo e interpretarlo fácilmente.

La experiencia me ha demostrado que algunas afirmaciones que suenan sentenciosas rápidamente se derriban en la jugada siguiente, por lo que siempre en fútbol se aconseja dejar la puerta abierta a la posibilidad que lo que aseguramos que no sucederá podrá ocurrir en cualquier momento. Pero más allá del revés que nos imponga el destino del partido, vale comentarlo porque para el oyente configurará un panorama claro de lo que está pasando en ese momento en la cancha. Como ejemplo, más de una vez nos ha pasado que hemos dicho “Fulanito está jugando un gran partido, no erró un pase” y en la jugada siguiente la tira a la tribuna.

En definitiva, todo esto no hace más que enaltecer la belleza anárquica de este juego y que nuestro trabajo aporta para delinear un panorama general visto desde algún lugar, aunque de ninguna manera será una sentencia inapelable.

(*) Periodista. Comentarista histórico de los partidos de Cipolletti, de Río Negro, en LU 19, entre otras emisoras. Autor del libro Cipo. La razón de su grandeza.